Aprender 2016 sale a medir el nivel educativo de los alumnos

Cuánto saben los alumnos argentinos? ¿Somos un país bien educado? Es difícil saberlo, por ese motivo el Gobierno realizará en octubre una evaluación federal en primarias y secundarias para determinar la calidad educativa de los estudiantes. Sin embargo, los gremios se oponen y critican varios puntos de la prueba. Además, desafían con no tomarla, por no haber sido consultados. El múltiple choice y las asignaturas, en la mira de la pedagogía.

Aprender 2016 es la prueba obligatoria que se realizará el 18 de octubre (y luego en formal anual) en instituciones públicas y privadas y abarcará a alrededor de 1.400.000 estudiantes de más de 39.000 escuelas de todo el país.

Se trata de todos (carácter censal) los estudiantes que cursen 6° grado del nivel primario y 5°/6° año del nivel secundario de todo el sistema educativo nacional y una muestra de estudiantes en 3° grado del nivel primario y en 2°/3° año del nivel secundario.

«Reconocemos que la evaluación es sólo un recorte de una realidad mucho más compleja. Sin embargo, es necesario valorar y usar la información derivada de instancias de evaluación sobre logros de aprendizajes básicos alcanzados por los estudiantes. Solo con evidencia se podrán reorientar políticas y prácticas o decidir las mejores alternativas en función de la mejora educativa continua», señalan en la introducción de los materiales el ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, y la secretaria de Evaluación Educativa, Elena Duro, que se difundió en el sitio educ.ar.

Pero, antes de lanzarse, Aprender 2016 ya tiene una feroz crítica por parte de los maestros. «Es ingenuo pensar que de un año a otro se pueden mejorar resultados. Lo que subyace es que quieren hacer un ranking de escuelas tendiente a la privatización del sistema», afirma Miguel Duhalde, secretario de Educación de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA).

Es que la evaluación sería una continuación de las pruebas que se venían haciendo en el Operativo Nacional de Evaluación (ONE), que el Estado realizaba cada tres años con una lógica diferente.

«Antes había preguntas cerradas y abiertas. Pasaron de 30 preguntas a 24 y se sacaron las abiertas. Antes eran cuatro las áreas evaluadas en el primario (Lengua, Matemáticas, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales) y ahora sólo Matemáticas y Lengua. Ellos ponen el énfasis en la evaluación en vez de en un proyecto. Hablan de la evaluación como algo en sí mismo. Nos oponemos a esto porque estábamos construyendo una evaluación con formación. Se había salido de la evaluación individual y se había pasado a la auto y co-evaluación institucional», opina el gremialista en diálogo con minutouno.com.

La ex directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Adriana Puiggrós, también llama a tener cuidado con algunos tipos de evaluaciones. «Hay que tener mucho cuidado con las evaluaciones. Hay muchísimos trabajos acerca del tema de enorme polémica. Hubo una ex ministra de (George H. W.) Bush y (Bill) Clinton que renunció diciendo que el tipo de evaluación de pregunta cerrada con temas limitados es discriminatorio. No tiene como objetivo evaluar el aprendizaje sino que sólo sirve para la regulación del mercado educativo. Como la educación es, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un bien transable desde 2008 está sujeta a leyes del mercado y debe regularse».

«Un importantísimo directivo del Banco Mundial fue de los primeros que vio el daño que se estaba produciendo con una evaluación con preguntas cerradas, evaluación que copian en cada país sin ningún tipo de adaptación. Se les da a los instrumentos de medición un carácter negativo: quieren aplicar la evaluación como castigo, en vez de como parte de un proceso de enseñanza. Nos expropiaron el instrumento», agrega.

Otro de los gremios que al igual que CTERA puso el grito en el cielo fue el de los docentes privados. El titular del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), Martín Lucero, calificó a Aprender 2016 como una «evaluación incompleta» porque «adolece de participación, no incluye la mirada docente».

«No hemos sido consultados lo cual es un incumplimiento del acuerdo paritario. No sabemos sobre qué bases y con qué parámetros vamos a trabajar y a qué apunta. Aplicar la misma vara en las distintas jurisdicciones no es ser justo», explica.

«La evaluación hay que conceptualizarla en otros parámetros: cómo se enseña, cuánta gente se incluye, qué acceso a los materiales tienen los chicos, cuánto presupuesto se destina a educación y quiénes son los alumnos. Es una prueba que da una calificación y nosotros lo que queremos es una evaluación del sistema educativo», detalla el líder de los educadores de gestión privada.

Acerca del Autor