Berni, a favor de despenalizar la marihuana y la cocaína

Sergio Berni, El hoy senador provincial por el Frente para la Victoria calcula mal a propósito: sabe que es uno de los jugadores más divisivos e imprevisibles en la interna de un kirchnerismo que en octubre buscará recuperar una parte del poder.

No se lo vio demasiado desde que el kirchnerismo perdiera la Presidencia y la provincia de Buenos Aires en 2015, luego de más de dos años de sus espectaculares llegadas en helicóptero y sus viajes en moto desde la sede del Ministerio de Seguridad en Recoleta hasta su oficina en Paseo Colón. Su banca posterior en el Senado provincial parecía aburrida en comparación, menos excitante.

Hoy, Sergio Berni sabe cuál es su capital político: su imagen de recio que ciertos sectores de la sociedad aplauden, un contraste total con las viejas percepciones de los progresistas K que lo consideraban un límite ético. Fue un mayor adversario para la izquierda clásica, de cara a la dura represión contra los trabajadores de la fábrica Lear en julio de 2014.

Sergio Berni, en sus cálculos privados, también sabe que es uno de los pocos altos funcionarios leales a Cristina Fernández de Kirchner que no terminaron procesados en Comodoro Py por hechos de corrupción, a pesar de haber sido imputado por  el fiscal Guillermo Marijuan por supuestamente encubrir a Ibar Pérez Corradi. No pasó a mayores. Su imagen, dentro de todo, no está tan manchada.

Sergio Berni está en campaña: se mostró el 1° de mayo con Daniel Scioli en un acampe de trabajadores de la fábrica Ingredion en Baradero, de cara a 186 despidos en la multinacional estadounidense. Pero el ex hombre fuerte de Seguridad no blanquea qué cargo prefiere. «Yo lo que quiero es ganar las elecciones», afirma el ex secretario de Seguridad; una obviedad. Dentro del kirchnerismo aseguran que prefiere la provincia de Buenos Aires donde hoy es senador, que tiene aliados tácticos y trabajo de base en la segunda sección electoral, pero ser diputado porteño es una chance, si es que toca, acuerdos con camporistas mediante.

Sergio Berni no está en pie de guerra con Cambiemos, a pesar de sus fuertes críticas. Al menos no en lo práctico dentro del Senado bonaerense. Cerca del ministro Cristian Ritondo lo definen como «colaborativo»: «Sergio es el kirchnerista con el que mejor se lleva Cristian», desliza un colaborador.

El mapa peronista todavía es impreciso a pesar de fotos y declaraciones varias. Lo cierto es que Sergio Berni, aseguran voces que conocen el entramado político del kirchnerismo, a pesar de mostrarse con Scioli y de reuniones en privado en las últimas semanas con Guillermo Moreno y Mariano Recalde, saldrá a pelear la interna con su capital político sobre la mesa, haya pactos y alianzas o no.

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