Ciudadanos como abogados y promotores de su propia cultura…

Abogado, da
Del lat. advocātus.
1- m. y f. Licenciado en derecho que ofrece profesionalmente asesoramiento jurídico y que ejerce la defensa de las partes en los procesos judiciales o en los procedimientos administrativos.
2- m. y f. Intercesor o mediador.

Tal vez el tema de la identidad esta relacionado con, cómo en los dominios web, en  la identidad web @, haya consideración a las conciencias virginales y la existencia de las mismas. Si todo se tratase de proximidad y virtualidades, solo quedaría lugar para la hipocresía y el fracaso de las relaciones propiciatorias entre “colectivos sociales”, el fracaso en servir de ciudadano-abogado cultural de “causas nobles”, ciudadano-abogado promotor de cultura como “intercesor o mediador”.

El intercesor/mediador web @, tal vez tendría que rayar el límite, escribir al filo de  la navaja para no vulnerar “derechos de autor”, en el sentido moral en que los autores escribieron, el no traicionarlos a “ellos”, o a sus “escritos”. ¿Qué grado de exactitud/certeza hay en la valoración de las obras escritas, con el sentido exacto que su autor les quiso dar -que “algunos eruditos pueden interpretar”-, cuando hay información circulando a la velocidad de la luz y mucho depende de la «opinion-de-la-mayoría«.

Tal vez si dijésemos que los “ciudadanos abogados y promotores de la cultura”, tienen una misma causa común, la de “coordinar derechos socio-comunitarios”, la de hacer valer los derechos fundamentales desde la apelación a los Poderes Públicos del Estado, hasta las relaciones entre vecinos –comerciales o no-.

Tal vez un joven que disfruta su ser usuario web se ve tentado a ponerse en 4 lugares: 1.soldado, 2.negociante de verdades, 3.apostador de casino respecto a “la verdad”, 4. indiferencia virtual web aplicada a los vínculos sociales (virginidad virtual),  juicio ético crítico de si mismo y sus acciones.

En música se enseña que cuando se canta la vocal “a”, es cuando hay mayor apertura vocal, los ejercicios previos al canto incluyen esta apertura. La apertura vocal permite escuchar tal vez mejor, tal vez sintetizar mejor la información, “localizarse” mejor. Si la «a», fuese la @, para la apertura vocal, para escuchar mejor y localizarse mejor…, ¿creemos que la salud de la “persona”, pasa por sus vínculos sociales?. Los vínculos sociales son ampliados de manera geométrica, cuando uno hace un simple click de “like”, a ciertos referentes en los dominios web. Ahora bien, ¿qué coherencia pueden tener esos “likes” con el “sujeto”, ese es el punto. ¿Cuán libre podemos hacer que se sienta un ciudadano, -usuario web-, y qué sentido le podemos ayudar a encontrar a sus búsquedas de conocimientos y opiniones?. Sus conocimientos y opiniones por su salud en los juicios críticos sobre la realidad, que puedan hacerse.

Tal vez las virtualidades de los ciudadanos opinadores web, están coordinadas, como la información web está multiforme y relativamente coordinada. Al mejor paladar, el mejor gusto, el mejor provecho de comida. Si se consumen “likes” en Internet, tal vez alguno vende “likes”; pero lo interesante es que las vinculaciones de “sujetos”, vinculándose a garantes, representantes con reputación en el “sano orden socio-comunitario”, generan una vinculación de informaciones que van a repercutir en coordinación socio-comunitaria, en el ser abogados de angelitos, víctimas, o criminales (pero para evaluar de acuerdo a las acciones y motivaciones), abogados culturales que estén defendiendo la opinión, las “localizaciones” de “likes”, “likes” de referentes y referencias que buscan garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales, todo esto con la correspondiente libertad de opinión que nos hace tanto bien a todos. Un universo de opiniones que se mueve por el conocimiento de cómo se están cumpliendo los derechos fundamentales y qué está haciendo cada uno.

La carga-virtual-ampliada-condicionada, de la interpretación de las grandes obras escritas,  para los análisis, da espacio a las nuevas producciones culturales para que surja  una mejor fluidez efectiva que generaría la moderación y modelación de los diferentes tipos organizacionales cada vez más competitivos como sistemas.

La conectividad entre grupos, y subgrupos, las colectividades de distintos pueblos; que quedan dentro o fuera de circuitos, más que por el comercio y por el lenguaje, tal vez la integración cultural pasa por la garantía de pervivencia colectiva y el respeto a sus símbolos, la conciencia, el gran beneficio humano que otorga la “creencia” en “algo” a largo plazo.

Tal vez mejoraría el trabajo intelectual, si se les alivianaran las fronteras de los intelectuales de no tergiversar el sentido al trabajo de «los otros», mientras estos respeten el principio de coordinación socio-comunitaria-filosófico-cultural en política e interpretación de «los grandes autores».

La cultura es patrimonio común de la humanidad, y tal vez no toda persona es apta a todo conocimiento por igual, por las condiciones del emisor y del receptor de los mensajes, pero referido a la existencia grupos y grupos ampliándose por su relacionarse, es interactiva.

Derecho cultural como prescriptivo, indicativo, normativo, si tal vez se lo siguiese un poco como principio “colaborativo”, como un “módulo” de comunicación social en el “principio cultural de coordinación de derechos socio-comunitarios”, y se viese a los ciudadanos como abogados de su propia cultura y su auto-representacion en la opinión (la opinión de usuario web).

Distinto es presuponer que el derecho cultural, tiene que estar todo el tiempo exhibido con asertividad, pues hay en el Estado de derecho una “carga-virtual-relativa-amplia”, como el objeto de derecho imposible, que queda convalidado por el plazo o la condición futura (algo que podría llegar a suceder después o no.). Quizás es preciso hacer funcionar una especie de excepción -muchas veces-, a la hora de hablar de opinión aplicable. Tal vez si consideramos al ciudadano abogado cultural, como titular de derechos intelectuales, como si su propia opinión fuese un derecho intelectual, el cual tiene una potestad moral  propia y cuasi-contractual-social, podríamos lograr entender la realidad de una humanidad unida por la cultura, y que no toda cultura es la misma, ni vale-igual/lo-mismo para los distintos actores públicos y sus diálogos. El conjunto-relacional de la opinión que sana realidades se vería bien nutrida por ciudadanos que con intencionalidad busquen influir desde su usuario web. Tal vez lo que define la opinión aplicable, algunas veces, es el grado que notamos pueda llegar a tener de realidad, y la realidad depende un poco de la realidad de los demás. Por eso es importante que cada ciudadano pueda formar su juicio crítico.

Tal vez es el poder de la mente de generar la propia cultura y promoverla relacionalmente que posibilita elegir cómo asociarse para un mejor futuro, para la justicia social, a pesar de las diferencias de interpretación de las obras escritas por los grandes autores. Favorecer la capacidad de entender cuáles son las opiniones que nos dan al conjunto de ciudadanos argentinos un mejor respeto por nosotros mismos, más allá de las diferencias de intereses (o tal vez ideología). Concebir la idea genérica como la de «ciudadanos argentinos»

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