Corrupción: Aumenta la tensión en el oficialismo más duro

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Interna oficialista por la corrupción

Julio De Vido criticó duramente a Alberto Fernández y a Sebastián Piñera

Las idas y vueltas con la vacuna rusa contra el coronavirus, el intento de frenar precios ante la escalada inflacionaria y hasta la estrategia para exhibir política regional frente al cambio de administración en Estados Unidos: nada impide que cada tanto la interna oficialista gane los primeros lugares de la agenda pública con tensiones alrededor de las causas por corrupción. Tiene impacto en el Congreso. Se expresa en la calle, como la tirada de basura en la escalinata de Tribunales. Pero la exposición más alarmante –por ahora sin reacción de ningún tipo- fue la presión cuasi mafiosa sugiriendo oscuridades en operaciones del actual gobierno. El mensaje más notorio estuvo a cargo de Julio De Vido. Todo un dato.

El panorama se estrechó en los últimos días. Sergio Massa pareció cerrar el círculo sugerido por Alberto Fernández. El Presidente había dicho que no esperen un indulto, facultad del Ejecutivo. Y el titular de Diputados rechazó la alternativa de una ley de amnistía, que ya puso en guardia a legisladores opositores y algunos oficialistas. Los dos dijeron en distintos momentos que el tema debería ser resuelto por la Justicia. Con el paraguas del lawfare, aparece el proyecto de un tribunal que se encargue de cuestiones de arbitrariedades procesales. Fuentes legislativas señalan que hasta el momento no hay novedades en esa materia.

La iniciativa sobre la creación de esa instancia judicial, en paralelo con las presiones sobre la Corte Suprema, supone de todos modos un camino largo en año electoral. ¿Hay tiempo, en la lógica del kirchnerismo duro, con su prioridad centrada en las causas de Cristina Fernández de Kirchner?

Fueron varios los reclamos por quienes son presentados como “presos políticos”, víctimas de causas armadas. Alberto Fernández coincide con esto último pero rechaza aquella calificación sobre ex funcionarios y aliados, procesados o detenidos . Y por consiguiente, plantea una salida “judicial”. En el kirchnerismo duro, algunos creen que se ha perdido un tiempo vital y hasta sospechan que podría ser deliberado. Algo de eso fue expresado últimamente frente a los casos de Amado Boudou y Milagro Sala. Fue un mensaje al propio Presidente. Con ese marco, las declaraciones de Massa parecen haber gatillado un modo indirecto pero claro como respuesta más que inquietante a Olivos.

De Vido lo planteó con crudeza en mensajes por redes sociales y entrevistas. También Luis D’Elía sugirió algo igualmente grave sin nombrar a nadie y para que llegue a los oídos del círculo presidencial. Los dos sugirieron operaciones oscuras del actual gobierno. Una manera de condicionar sus palabras a futuro. Mensaje tremendo.

No hubo respuesta. En medios opositores apenas surgió alguna declaración apuntando la necesidad de que actúe de oficio algún fiscal. En medios oficiales hace rato que se advierte sobre síntomas de enojo destemplado frente a las causas que, aun frenadas, sobreviven. Sin embargo, el último mensaje parece haber cruzado los límites incluso para sectores cercanos a la ex presidente. Una amenaza.

En otro plano, la discusión sigue abierta, aunque los proyectos hasta ahora en danza pueden influir -de mala forma seguramente- a futuro y no está claro qué efecto podrían tener en lo inmediato. Es el caso de la llamada reforma judicial, reescrita en buena parte al ser tratada en el Senado, pero centrada en el fuero federal y especialmente en Comodoro Py.

Las causas por corrupción que inquietan al kirchnerismo transitan con lentitud diferentes escalones de la Justicia. El caso de Boudou terminó su recorrido en la Corte. Otros, como los que enfrentan CFK y ex funcionarios, están en tribunales orales, suman idas y vueltas en cámaras Federales y en Casación, escalan hacia la Corte.

Esa reforma del fuero federal y la que cambia las reglas de juego para la designación del jefe de los fiscales están esperando turno en Diputados. La oposición ya expresó su rechazo. Juntos por el Cambio busca condicionar la vuelta a las sesiones por esa razón: reclama que esos dos proyectos no sean incluidos en el temario para volver al recinto.

Tampoco el oficialismo puede asegurar el apoyo de otras fuerzas, incluidos aliados firmes, para votarlos. No está cerrado el tema y surgieron además otras tensiones con el interbloque que integran lavagnistas, peronistas cordobeses y otros diputados. El malestar es por la postergación de la prórroga de la ley de biocombustibles. Como sea, tampoco esta semana volverá la actividad a la Cámara baja.

En realidad, no se estarían registrando negociaciones intensas. Es un dato cuando además sigue siendo un interrogante el texto sobre la creación de un tribunal para “descargar” a la Corte de reclamos vinculados con cuestiones de arbitrariedades, algo sugerido por la “Comisión Beraldi”. Menos clima existe para una amnistía. Las necesidades y los tiempos de cada actor juegan diferente. El mensaje brutal de De Vido agregó un ingrediente hasta ahora no expresado al menos públicamente. Inquieta en el paño actual. Y habrá que ver cuánto dice sobre el pasado.

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