Cuando el PJ ya no es oficialismo, empiezan las fugas
Ya son más de dos meses desde que el Peronismo Kirchnerista ha dejado de ser gobierno nacional. Y más tiempo aún desde que se conoció el triunfo de Mauricio Macri allá por noviembre. La realidad indica, que tras idas y venidas, negociaciones y arreglos, el PJ ha comenzado a quebrantarse y esto favorece al oficialismo, quien no encuentra grandes opositores a la hora de tomar medidas.
El jueves por la tarde se trataron los primeros pliegos en el Senado, en lo que fue la primera sesión extraordinaria desde la asunción del gobierno macrista. En dicha cámara, el panorama para el oficialismo no es el mejor. No sólo no consigue quórum propio, sino, que necesita sentarse a dialogar y a convencer a muchos senadores opositores, algunos de ellos, extremistas kirchneristas que nada quieren saber con la prosperidad de las leyes del frente Cambiemos.
Distinta es la situación en Diputados. El rompimiento de Legisladores kirchneristas (o por lo menos funcionales a CFK durante su mandato) encabezados por Diego Bossio, le dió a Cambiemos la primera minoría y un acercamiento al tan deseado número de 129. El trabajo de Emilio Monzó, ha sido clave en estos meses. El armador político del PRO se ha reunido con muchos y una buena cantidad de veces. Los ha convencido de ser opositores constructivos que voten con sinceridad, buscando así, eliminar la idea de “la escribanía” a través de la cual, todo lo que era oficialismo era aprobado sin debate, y todo lo que venía de la oposición era descartado.
Ahora la pregunta es: ¿Dónde se posicionan personas como Massa, De La Sota, Gioja, Urtubey y Rodríguez Saá? La alianza UNA, que obtuvo alrededor de 5 millones de votos en las elecciones pasadas, compuesta por los dos primeros mencionados anteriormente, ha escalado entre las filas oficialistas brindando apoyo en las cámaras, co-gobernación en la gestión de Maria Eugenia Vidal en Buenos Aires y lazos de negociación por la coparticipación con las provincias. A este bloque se le ha sumado Juan Manuel Urtubey (quizás el primer Kirchnerista arrepentido) que saltó del bote del FPV antes que este se hundiese. Considerado un dirigente joven, dialoguista y con capacidad de gestión ha sabido moverse como buen justicialista y ahora, se encamina para ser una de las piezas claves de los próximos años de la política argentina. En segundo lugar, Gioja, Rodríguez Saá y Mario Das Neves entre otros, han sido durante estos años, reconocidos como miembros del “El Peronismo Federal”. Un Peronismo, en algunos casos crítico con el Kirchnerismo, pero sin poder propio para competir en elecciones. Los tres ya han tenido encuentros con Macri y Frigerio. El diálogo ya está instalado, y es cuestión de tiempo para ver dónde se terminan posicionando.
Los que resisten al antiguo oficialismo K
Existe una tercera pata del Peronismo que no es ni el Frente Renovador+Aliados, ni el Peronismo Federal. Es nada más y nada menos que los restos del Kirchnerismo. Liderados por Alicia Kirchner, se suman a esta lista, Manzur, Insfrán, Peppo y Bertone entre otros. Todos estos, saben que ir de rodillas a Macri, sería visto como una traición a la “resistencia”, pero la realidad es que las provincias que lideran, están en problemas. Los sueldos estatales y la financiación para infraestructura son las principales preocupaciones de los gobernadores, que en secreto y en silencio han mantenido reuniones con el oficialismo.
Finalmente, debemos comprender que el peronismo es una espada de doble filo, en épocas de gobierno y manejos de cajas, los problemas se saben esconder bajo la alfombra. En cambio, cuando están entre la espada y la pared, las cabezas están dispuestas a cualquier cosa para salir bien parados. A modo de conclusión, si hay algo que la historia nos ha enseñado, es que el justicialismo no es necio. Saben que para el bien de ellos, de su futuro y de los habitantes, deberán sentarse a negociar.