Cuando se enferma el sistema sanitario
Llevamos casi 7 semanas de cuarentena social obligatoria y aún no tenemos un real protocolo de acción frente a esta pandemia. Si bien las cifras oficiales no son tan alarmantes, el número de infectados sigue creciendo y el peligro de alto contagio se mantiene latente.
Según la información brindada por el Ministerio de Salud de la Nación, son solo 431 los profesionales de la salud infectados por COVID-19. De estos 431 infectados, 130 tuvieron contacto directo con el virus mientras cumplían sus tareas para hacer frente a la pandemia, a su vez de estos 130, cuatro perdieron la vida. Entonces me surge la pregunta ¿Quién cuida de quienes cuidan nuestra salud? Ante esta situación, y entendiendo que si bien dependemos netamente de nuestros médicos, debemos tomar conciencia de que estos también representan nuestro eslabón más débil.
Hace pocos días el Ministerio de Salud amplió su protocolo de acción ante casos sospechosos, por lo cual bajo esta nueva resolución, el solo hecho de que el paciente presente al menos uno de los síntomas propios del coronavirus, se procederá al testeo. Sin embargo, esto no es suficiente. Abundan las quejas por la falta de insumos en el Sistema Sanitario y las diversas trabas burocráticas que se ponen para poder conseguirlos.
La falta de insumos sin dudas es producto de diversos factores: una demanda progresiva de las instituciones públicas que muchas veces no coincide con el número de casos oficialmente reconocidos, las restricciones del mercado internacional que impiden la compra a gran escala, el stock limitado de los vendedores de la Argentina y, lo más inentendible, una demora en los procesos de logística para la entrega de los insumos ya adquiridos.
Para contextualizar la gravedad de la situación que se está exponiendo, tomemos como ejemplo lo que ocurre en la Provincia del Chaco, aquella con la mayor tasa de profesionales de la salud infectados (105 al dia de la fecha para ser exactos), una situación verdaderamente crítica, ya que poniendolo en cifras el 52,7% de sus infectados son trabajadores de salud. Lo verdaderamente sorprendente es que desde el ministerio de salud provincial afirmaron que esto se debe a que en muchos establecimientos no se cumplieron con las recomendaciones hechas por la Nación, responsabilizando directamente a los médicos por contagiarse de coronavirus mientras realizaban ni más ni menos que su trabajo. La incapacidad de las autoridades gubernamentales para detener el contagio ha llegado a un punto realmente crítico, siendo hoy prácticamente imposible ir a un establecimiento de salud de esta provincia que no tenga al menos una persona infectada entre su personal.
La alta contagiosidad de este virus, pone en jaque la capacidad de nuestro sistema sanitario para hacerle frente sin poner en riesgo la salud y la vida de los profesionales que lo componen. Sí la comparativa nacional no sirve para hacernos entrar en razón, analicemos el contexto internacional. Según indicó la OMS entre los países con las tasas más altas de contagios en el personal de la salud se encuentran España en primer lugar con un total del 17% sobre el total de casos, Italia con un 11% y Argentina en tercer lugar con un 14% de profesionales de la salud infectado sobre el total de contagios, una cifra verdaderamente preocupante.
En Italia más de 100 médicos, han muerto a causa del coronavirus, miles se han contagiado y otros tantos se vieron obligados a tomar licencias. Según los datos emitidos el día miércoles por el Instituto superior de Sanidad, 13.522 trabajadores de la salud están infectados, de igual manera, decenas de enfermeras, enfermeros y auxiliares sanitarios han muerto igualmente a causa del COVID-19. No debemos permitir que esto suceda en nuestro país, no podemos enviar a nuestros trabajadores de la salud a que combatan un virus desconocido sin ningún tipo de protección por parte del Estado.
Fueron varios los medios de comunicación, que esta semana informaron que algunos sindicatos de médicos del Servicio Nacional de Salud se proclamaban en “estado de agitación” y amenazaban con una huelga “virtual”, garantizando la ejecución regular del desempeño laboral, entre los principales reclamos se encontraba la ausencia de tests para los médicos y el personal en general, como así también la falta de material de protección con la que cuentan para prestar sus servicios sin poner en riesgo su vida.
Más allá de cualquier grieta política, debemos reconocer que el gobierno no manejó ni está manejando de manera eficiente el control de la pandemia. Ya en el mes de enero el ex embajador en China, Diego Ramiro Guelar, había advertido a las autoridades nacionales sobre la posibilidad de que el virus llegue al país e incluso en aquel entonces había propuesto un protocolo, solicitando oportunamente una reunión al ministro de salud de la nación que nunca tuvo lugar. Quizás, esto no merecía un espacio en la abultada agenda del ministro.
La tan usada excusa de no poseer recursos ha quedado momentáneamente de lado, gracias a los 2.500 kits de reactivos para diagnosticar la enfermedad; 5.000 trajes de protección desechable; 2.500 trajes de protección de uso industrial; 5.000 trajes aislantes; 2.000 antiparras de protección; 66.000 barbijos N95; 100.000 barbijos médicos; 30.000 barbijos quirúrgicos; 60.000 barbijos descartables; 20.000 guantes y 22.000 cofias descartables; 550 termómetros digitales y 3 termómetros infrarrojo-digitales que el gobierno de China donó a nuestro país. El gobierno tiene la obligación de actuar eficientemente para que los equipos sanitarios traídos de China sean entregados de forma correcta y a quienes más lo necesitan.
Si bien hacer eco de las acciones que no se tomaron en el pasado, hoy no sirve de nada, resulta necesario aprender de los errores. Debemos preguntarnos y preguntarle al gobierno, si el personal sanitario hoy en día representa el eslabón más importante (y al mismo tiempo el que más expuesto se encuentra) dentro de la sociedad ¿Cómo puede ser que los descuidemos tanto? Si el virus sigue expandiéndose en los hospitales y el gobierno sigue haciendo caso omiso, sin implementar un protocolo de acción verdaderamente eficiente, la situación será crítica.
Los merecidos aplausos a las 21hs, no son suficientes, debemos reclamar por su seguridad y su protección que es también la nuestra.