Débora Pérez Volpin: empieza el juicio por la muerte
El juicio por la muerte de Débora Pérez Volpin, a cargo del juez Javier Anzoátegui, integrante del tribunal Oral Criminal 8 de la Capital Federal, comenzará a las 9.30 en los tribunales de la calle Talcahuano en la Ciudad de Buenos Aires. En el banquillo estarán el endoscopista Diego Bialolenkier y la anestesista Nélida Inés Puente, quienes están acusados del delito de «homicidio culposo», delito por el que se prevé una pena máxima de 5 años de prisión y de hasta 10 de inhabilitación profesional.
El debate debía comenzar el 10 de junio pasado, pero se suspendió a raíz de recursos pendientes que finalmente fueron rechazados y se fijó esta nueva fecha. Para el inicio está prevista la lectura de la acusación contra los médicos y darles la posibilidad de dar sus últimas palabras, aunque será una jornada larga hasta última hora de la tarde ya que también se espera el testimonio de Enrique Saco, pareja de Pérez Volpin en el momento de su muerte.
Durante todos los días de la semana próxima está previsto escuchar desde las 9:30 hasta la tarde, testimonios, en su mayoría de médicos que actuaron junto con los acusados, pero también peritos oficiales que lo hicieron en la investigación por homicidio culposo. La acusación estará a cargo del abogado de la familia de la periodista, Diego Pirota, y la fiscal de juicio María Luz Castagni; y se desarrollará en la sala más grande donde se juzgó a las juntas militares por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico militar, así como el caso de la tragedia de República Cromañón, entre otros.
Débora Pérez Volpin falleció el 6 de febrero de 2018 mientras le practicaban un estudio endoscópico de baja complejidad en el Sanatorio de la Trinidad, en el barrio porteño de Palermo. La pericia determinó que la muerte ocurrió por una perforación instrumental del esófago, que no se detectaron patologías preexistentes, y que las lesiones del estómago encontradas fueron consecuencia de las maniobras instrumentales y de la reanimación cardíaca que se le practicaron.
Al responsabilizar a los profesionales, la querella argumentó que el endoscopista «logró ingresar con el endoscopio hasta la segunda porción duodenal, no sin antes provocar con su intervención una perforación del esófago torácico». «Aquella situación no fue advertida por el médico endoscopista, que continuó con el estudio hasta que, en algún momento -muy tardío por cierto-, la médica Nélida Inés Puente, anestesista, advirtió una desaturación en la paciente», indica la querella en su acusación.
El 11 de abril de 2018, el informe pericial indicó que “la muerte de Débora se produjo por una perforación instrumental del esófago, no se han detectado patologías preexistentes, y las lesiones del estómago son consecuencia de las maniobras instrumentales y de la reanimación cardíaca».
Según el letrado, en la autopsia también se indicó que «las maniobras de reanimación básicas fueron adecuadas y que de adoptarse otras no hubieran modificado el resultado muerte» y agregó que los resultados fueron «contundentes» y «abrumadores», y que la muerte de la periodista, según lo definieron los peritos, «se trata de una muerte violenta». «No murió por un paro cardiorrespiratorio, sino por los dos profesionales que intervinieron en el cuerpo de Débora», indicó.
El viudo de Pérez Volpin, contó, por su parte, que su esposa había estado nadando el domingo previo a su muerte, y que el día en que ocurrió el hecho, se había estado riendo y organizando una cena para esa noche una vez culminado el estudio. «Nos sorprendió lo que ocurrió el 6 de febrero y cuando empezamos a pensar que Agustín y Luna tenían que tener una respuesta de lo que pasó, nos empezamos a mover porque nos podíamos quedar con la resignación de lo que pasó».
Y concluyó: «No tenemos rencores ni sed de venganza, sólo queremos la verdad y ya la verdad la tenemos. Esa verdad es necesaria para que haya justicia y que esto no le ocurra a nadie y que se tomen los recaudos necesarios para que éste, que es un estudio que tiene un 0,04% de riesgo, no se transforme en riesgo de muerte».
Diego Pirota, letrado de Débora Pérez Volpin, habló sobre el funcionamiento del endoscopio
El endoscopio que utilizaron en el Sanatorio La Trinidad para realizarle el estudio a la periodista Débora Pérez Volpin que derivó en su muerte no funcionaba correctamente, de acuerdo a los peritajes realizados en el aparato. Así lo confirmó el abogado de la familia de la ex conductora de Arriba Argentinos, Diego Pirota
La autopsia determinó que la presentadora murió por «una perforación instrumental del esófago torácico, que luego le produjo un paro cardiorrespiratorio». En este marco, el endoscopista Diego Bialolenkierse y la anestesista Nélida Inés Puente están acusados de «homicidio culposo en grado de coautores»
A pedido del tribunal, dos ingenieros de la UBA, Zanutto y Kohen, llevaron a cabo diversas pruebas para determinar cuál era el estado del endoscopio que se empleó para el estudio. Sus conclusiones sostienen que el equipo no funcionaba adecuadamente y que su placa identificatoria fue manipulada.
“Lo que determinaron los peritos es que así como está el endoscopio no se puede utilizar porque no anda. El funcionamiento no es el adecuado para hacer una endoscopía”, aseveró Pirota en diálogo con este medio. El letrado precisó que la placa identificatoria del equipo fue modificada: “El número de serie está adulterado a propósito. No sé a quién se le ocurrió hacer semejante animalada”.
Ante estos resultados, el abogado señaló que se abrieron dos posibles hipótesis de lo que le ocurrió a Pérez Volpin el 6 de febrero de 2018. “Lo que pudo pasar en primer lugar es que el equipo se haya utilizado de una forma distinta a como se debe porque no funcionaba bien, dado que no mandaba el aire en las cantidades adecuadas”, indicó.
“El análisis con los médicos es que evidentemente para que esa cantidad de aire haya podido ingresar por el endoscopio tuvo que hacerse una conexión clandestina, y lo unieron al equipo central que presenta una presión de aire elevada. En vez de suministrar una dosis mínima fue una gigante que hizo que el cuerpo de Débora se inflara demasiado y provocara el desgarro en el esófago”, explicó Pirota.
La segunda posibilidad es que se empleó para el estudio un equipo distinto al que se brindó a la Justicia. “Puede ser que utilizaron un aparato que sí funcionaba y en las imágenes que se filmaron muestren las circunstancias en las que murió Débora y la responsabilidad del endoscopista en esto”, explicó el abogado.
Pirota remarcó que, independientemente de cuál de las dos situaciones fue la que tuvo lugar, se agrega ahora la responsabilidad del director de la clínica en el deceso: “Se adulteraron las placas para que no se pueda constatar si es el que se usó o directamente son los responsables de no hacerle los services que se le tienen que hacer”, expuso.
En ese sentido, consideró: “Ellos ya no buscan esconder que se cometió un delito, van por el camino de sembrar dudas para que se los pueda llegar a absolver, no porque son inocentes, sino porque no se pueden probar su responsabilidad”.
La placa identificatoria del aparato. El caso. Pérez Vopin murió el 6 de febrero de 2018 mientras se sometía a un estudio endoscópico en el sanatorio La Trinidad del barrio porteño de Palermo, donde había ingresado el día anterior por un dolor abdominal agudo.
Según la defensa de la periodista, Bialolenkier es responsable del deceso en tanto que fue el encargado de introducir en su cuerpo el instrumental que habría provocado la perforación que desató la crisis. En tanto, la anestesista es juzgada por su actuación posterior: no la conectó a los equipos de control de frecuencia cardíaca y respiratoria que habrían permitido identificar la lesión en el momento en que se produjo y realizó maniobras de reanimación deficientes e incorrectas, lo que agravó el cuadro y aceleró la muerte.
“Estamos a la espera de eso. Se trata de una medida dilatoria. Están intentando posponer el juicio, pero confiamos en el que el tribunal tiene la voluntad de hacer el proceso en tiempo y fecha”, concluyó Pirota.