El papa Francisco,una figura clave entre Cuba y los EE.UU.

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Tras una notable visita a Cuba y los Estados Unidos con discursos memorables, frente al presidente Raúl Castro y en la Asamblea General de las Naciones, el papa se ha convertido nuevamente en la figura en foco mundial. La poderosa influencia de Bergoglio dio al mundo una nueva esperanza; incluso, trascendió al ámbito político.

El milagro del papa comenzó en enero de 2014, cuando el secretario de estado estadounidense, John Kerry, viajó a Roma sólo para reunirse en privado con su homólogo pontificio, Pietro Parolin. Después de esto, el propio Kerry pronunció, en una conferencia de prensa, que había hablado en Roma de “la cuestión de Alan Gross y su detención”, entre muchos temas, deseando que la Santa Sede pudiese servir de apoyo en este tema. Gross es un trabajador social que en diciembre de 2009 fue arrestado en territorio cubano, mientras trabajaba como contratista para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), acusado de espiar para la inteligencia estadounidense. Fue condenado en 2011.

Dos meses más tarde de la visita de John Kerry, el 27 de marzo, el papa recibió nuevamente a un diplomático estadounidense; esa vez fue el presidente Barack Obama, volviendo sobre la cuestión de Gross pero también sobre la cuestión de Cuba en su totalidad. También trataron asuntos sensibles como el cierre de la base de Guantánamo, la reforma migratoria, la colaboración de Turquía en la lucha contra el terrorismo yihadista y la turbulenta situación de Oriente Próximo. Después de la charla con Obama, el Vaticano dio a conocer que “(…)  Francisco le escribió cartas a los mandatarios (…) invitándoles a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos”; eso sirvió para que, a posteriori, se reestablezcan las relaciones diplomáticas entre la superpotencia anglohablante  y la isla caribeña.

Ya desde junio de 2013, existía una negociación directa entre los Estados Unidos y Cuba, abierta con una primera reunión en Canadá, donde al menos hubo nueve encuentros, en las ciudades de Toronto y Ottawa. Ese histórico acuerdo culminó con la reapertura de las dos embajadas, el pasado 14 de agosto.

Así como Juan Pablo II, el papa nacido tras el “telón de acero”, contribuyó al fin de la Guerra Fría en su continente, Francisco, el papa del fin del mundo, ha sido decisivo para la superación del último conflicto en el continente americano. La colaboración diplomática de Jorge Mario Bergoglio se extiende mucho más allá de Cuba; la mediación papal se convirtió en un episodio que quedará grabado en la historia. Su éxito lo hace sólo comparable a la intervención de Juan Pablo II en el conflicto por el Canal de Beagle, en 1979, que evitó la guerra entre Argentina y Chile y concluyó con un Tratado de Paz y Amistad, firmado por ambas naciones cinco años después.

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