El votante independiente: la clave en las próximas elecciones
El 25 de octubre se dio una situación impensada. Contra todo pronóstico (tanto oficialista, como opositor), Daniel Scioli (FPV) sacó una diferencia mínima frente a Mauricio Macri (Cambiemos), en las elecciones generales nacionales por el cargo de presidente de la Nación. El candidato oficialista obtuvo un 36,86% de los votos, mientras que el representante de Cambiemos sacó un 34,33%, lo que representa una diferencia apenas superior a los 600.000 votos. O sea, una cifra menor incluso que la suma de votos blancos y nulos, que, en estas elecciones, superó los 780.000.
El resto de los votos (que no es un número menor, ya que asciende a los 7.000.000) se dividió entre las cuatro alianzas restantes, cuyos referentes (en su mayoría) ya se pronunciaron respecto a su apoyo a las dos fuerzas políticas que alcanzaron la instancia del balotaje. Sin embargo, en mi opinión, sólo una pequeña porción de los votantes de las fuerzas de UNA, el FIT, Progresistas y Compromiso Federal, seguirán ciegamente los dictámenes de los representantes que votaron en la primera vuelta.
La clave de este balotaje residirá en el poder del votante independiente.
¿Quiénes son estos votantes independientes? Según expresó Germán Lodola en una entrevista para Infobae, el votante independiente no tienen afiliación partidaria (ya sea por razones históricas, sociales, o personales), pero tampoco es un ciudadano totalmente desinteresado por la política. O sea que éstos pueden manifestar una preferencia clara, sin estar adheridos al aparato partidario de alguna fuerza. En una sociedad donde históricamente las diferentes posiciones políticas se establecen por contraste, es muy posible que el votante independiente no sea específicamente indeciso.
Por eso creo que, hasta el 22 de noviembre, ambos candidatos no irán sólo a la búsqueda del voto de los indecisos, sino que la verdadera batalla se dará, específicamente, en el campo de las dicotomías a las que cada partido apelará para ganarse al votante independiente. Dicho de otra forma: ¿Cuáles son los planos en los que se debe plantear el debate? ¿Qué temas se deben abordar? ¿Cuáles son los símbolos que utilizará cada candidato para expresar sus ideas? Y lo más importante: ¿sobre qué línea de oposiciones deberá colocarse cada candidato para convencer al votante independiente? ¿Cuáles serán las temáticas sobre las que versarán los antagonismos?
Pasaron poco más de diez días de la celebración de las elecciones y ya quedaron definidas algunas líneas de oposición bien precisas:
1) El eje oficialismo/oposición, sobre el que se afianza el candidato de Cambiemos, Mauricio Macri, con discursos superficiales que llaman a la “conciliación” y al “cambio”.
2) El eje neopopulismo/neoliberalismo, que plantea el referente del kirchnerismo, Daniel Scioli, que se vio reflejado en la “campaña del miedo”que se viralizó en distintos espacios (y que terminó repercutiendo en su contra).
En mi opinión, este juego de oposiciones es el asunto más delicado y al que más atención le dedicarán los equipos de trabajo de ambos candidatos. Las campañas políticas que se den, de ahora en más, seguirán centrándose en la búsqueda de contrastes que apelen a los valores y a la memoria de cada uno de los votantes y que intenten atraerlos un poco más para su lado.
Aún quedan dos semanas hasta que se dé el balotaje y ninguno de los dos candidatos tiene la victoria asegurada.