Enrico Calamai y otros heroes del 24 de marzo
A 40 años del golpe militar, poco se dice o escribe de algunos héroes que se jugaron por salvar vidas ajenas cuando realmente haba peligro de vida si uno ayudaba a las personas «en situación de riesgo». Uno de ellos fue el viceconsul italiano en Buenos Aires, Enrico Calamai, quien ayudó a escapar a unas 300 personas y as, a salvar esas vidas.
Enrico Calamai se dedicó durante muchos años a falsificar pasaportes de personas que necesitaban salir del país por amenazas de secuestro y repatriar a esas personas a Italia.
Padres, parientes o hermanos de chicos secuestrados y que teman por sus vidas, recurran a Enrico Calamai. La idea era salir del país vía Aeroparque, y, al llegar a Montevideo, usar el pasaporte italiano.
Aparentemente los controles más severos eran en Ezeiza, por eso la técnica desarrollada consista en preparar la salida en dos tramos.
Enrico Calamai dijo: «Quien venía a mí no era un combatiente, era alguien que estaba huyendo para sobrevivir. Enrico Calamai ayudó a refugiar a gente en salas ocultas del consulado y en algunos casos, mantuvo a personas durante tres meses escondidas en ese lugar.
Los militares argentinos no querían escándalos y por eso la salida desde Aeroparque era una forma de demostrar al mundo que no existan controles exagerados y que todo el que lo deseara poda salir del país a alguno llimítrofe.
Enrico fue condecorado en la Embajada argentina en Roma por orden del presidente Kirchner en el año 2004.
Otro héroe poco reconocido por la sociedad argentina fue el Rabino Marshall Meyer, fundador del Seminario Rabínico Latinoamericano. Él, por sus lazos con la Embajada americana en Buenos Aires, consiguió proteger a detenidos para que no pasaran al grado siguiente de castigo, es decir, ser desaparecidos.
Visitaba las cárceles, les daba confort espiritual a los presos políticos que creyeran en él. Y al estar presente en las cárceles, en los calabozos de comisaras, al dialogar con los militares y pedir por ciertas personas, les daba visibilidad ante los represores, los haca vivir o sobrevivir si estaban a punto de desaparecer.
Era un aviso cuando el Rabino notificaba: Yo estoy interesado por tal o cual .. donde está detenido Sr Almirante la srta. xxxx o el sr. xxxx ?
Marshall no estaba solo, tenia línea directa con una funcionaria del gobierno Americano del presidente Carter, llamada Patricia Derian, quien entre otras gestiones, se entrevistó con el almirante Massera. Massera culpaba al ejercito y decía que no existan los vuelos de la muerte. Derian le dijo a Massera en una oportunidad: «No le creo Sr».
Derian, como coordinadora de Derechos humanos del departamento de Estado Americano , se enfrentó con los militares y trabajó junto al Rabino Meyer en la protección de detenidos a punto de desaparecer, como as también en pedir por la aparición de muchos desaparecidos. Fue testigo clave en el juicio a las Juntas, durante el gobierno de Raul Alfonsín.
En otro 24 de marzo, recordemos a gente olvidada, casi desconocida por la sociedad argentina y que se jugó la vida por personas desconocidas y ajenas a su vida personal o familiar.
Sólo su preocupación real por ayudar y salvar vidas ajenas era causa suficiente para trabajar sin límites, exponiendo su nombre y su reputación a militares que querían hacer su trabajo sin interferencias.
Finalmente, recordemos la lucha de Graciela Fernandez Meijide, madre de Pablo, desparecido cuando tena 17 años. Ella, a diferencia de otros líderes de derechos humanos, sostiene: «Creo en la justicia y en los derechos humanos si puedo pedir el mismo nivel de justicia para mi hijo que para mi peor enemigo.
Sabemos que esta reflexión no es compartida por muchos luchadores de derechos humanos, pero es loable que una mujer que perdió a su hijo en plena dictadura, luche por los derechos humanos de todos, de sus amigos y de sus enemigos, y sólo en ese momento diga que se hace Justicia y cree en la Justicia.