El cierre de listas electorales a nivel nacional trajo aparejado una serie de movimientos que, en muchos casos, son difíciles de explicar desde la lógica.

El caso de Espert tiene una versión que se blanquea frente a cámaras y micrófonos y otras, más oscuras e inconvenientes, que circulan por pasillos donde la gente de la política suele intercambiar información.

Autoabanderado como el verdadero representante del liberalismo, su campaña  termina ahora ligada a un partido de aires filo-nazis, lo cual hace sospechar del supuesto purismo del que tanto pregona. Hay quienes ven en esa unión una intención primaria en la voluntad del economista, otros, en cambio, aseguran que es la consecuencia de su falta de conocimiento político y del mal manejo de los recursos que le facilitaron.

Más allá de la idea romántica que busca imponer de “perseguido político”, que tiene a su ciber tropa, en muchos casos paga con promesas, defendiéndolo a capa y espada  así como atacando a quienes no quisieron transar con él, cierto es, que lejos de buscar un armado legal y sólido para su partido, se dedicó a inflar su candidatura con aire, prepotismo y encuestas de socios y amigos.

Gente cercana a un ex presidente – oriundo de zona sur del conurbano- asegura que los fondos de la campaña de Espert salieron de las arcas, no siempre claras, del ex mandatario. No contento con ésto, el economista había cotizado, a través de su delfín Nazareno Etchepare, los lugares más encumbrados de la lista. “Estaba bastante salado hacerse un lugar ahi” aseguró un viejo dirigente. Otro economista, Cachanovsky, publicó su desilusión en twitter cuando le quisieron cobrar y es que se hace sospechoso que los referentes del liberalismo no lo apoyen y hoy se lo vea en soledad buscando un sello a contra reloj.

Una semana antes se había bajado de la contienda electoral Darío Lopérfido. Si bien lo tentaron desde distintos sectores, el espacio del “Profesor”, que parecía inclinarse hacia el liberalismo, era el que más lo seducía, pero nunca hubo una instancia de acuerdo o una propuesta formal. De hecho, Espert y Lopérfido nunca se conocieron personalmente, solo tuvieron intercambios telefónicos. De un momento a otro, Lopérfido se bajó y aunque evitó declaraciones fuertes, desde su círculo cercano aseguran que no quiso sumarse a un espacio cuyo financiamiento, referentes y sello desconocía. Atento a las recomendaciones de varios liberales de fuste, sobre movimientos que luego se confirmarían, Lopérfido, quien tiene experiencia en coaliciones, vio cosas que no fueron de su agrado y se retiró rápidamente como harían otros después. El ex Director del Teatro Colón no quiso sacrificar su carrera política y el incipiente armado de su partido Republicanos, aplazando su candidatura al 2021.

Dos días después de declinar su precandidatura, Lopérfido apareció en la Quinta de Olivos junto a Macri y Peña, quienes agradecieron el gesto republicano de Lopérfido. Desde las redes se sembraron las sospechas, liberales espertianos salieron al cruce de Loperfido acusandolo de volver con el oficialismo o incluso de aceptar un cargo, cosa que no pasó. Desde el seno de Cambiemos hicieron saber que lo habían llamado cuando ya se había bajado. “Se bajó a tiempo, y ahí lo llamaron, tarde o temprano iba a pasar, Darío es un tipo inteligente, no es un comerciante ni un narco, no tenía nada que hacer en Despertar”, dijo un actual Diputado Nacional por Cambiemos.

Finalmente, la persona que le había prestado el sello a José Luis Espert, Assef, vinculado a la derecha más rancia de nuestro país, decidió buscar nuevos horizontes y mejores tratos y de la mano de Pichetto apareció en la lista de candidatos a diputados de Cambiemos. “Espert tuvo dstratos con el partido y era funcional al kirchnerismo” declaró el presidente de UNIR. Fue el tiro final, no por la supuesta traición (palabra que en política merece un apartado) sino porque obligó a Espert a enfrentarse con la realidad y mostrar en sociedad a sus verdaderas amistades y una incomoda realidad: es un candidato artíficial, con un espacio artificial y con fondos oscuros, construido para competir sólo contra el oficialismo.

Es muy probable que el economista que hace ruido en la tele por sus declaraciones altisonantes pueda participar, finalmente, de las elecciones. Lo que también es probable es que muchos de sus seguidores se den cuenta de la fantasía a la que fueron sometidos cuando les prometieron un paraíso liberal, que no era más que un pasaje de ida al totalitarismo antes que a la Libertad.

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