Estado Islámico, una amenaza siempre latente

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El año 2015 se cierra con dos nuevos atentados terroristas en París, el ataque a la redacción de Charlie Hebdo en enero y los 132 asesinatos el reciente 13 de Noviembre. En consonancia, una guerra civil continúa su curso en Siria y Turquía empieza a mostrar síntomas de un destino similar. Mientras que Afganistán e Irak siguen sin poder establecer un Estado con pleno alcance.

La primera conclusión y eje de este artículo nos sitúa en una reflexión clara: Las políticas orientadas a contener a los grupos extremistas fallaron una vez más. En junio del presente año, la ONU convocó a especialistas para tratar las diferentes maneras de combatir al terrorismo.  Si bien dichas propuestas son alentadoras, no terminan de centrarse en las causas que están ocasionando que día a día más personas engrosen las filas de grupos como ISIS.

Las potencias occidentales no dejan de pregonar la idea de sus valores como universales y absolutos, ideas que en muchos casos son aceptadas voluntariamente por ciudadanos de distintos credos y culturas. Esta actitud metodológica ocasiona un conflicto que se visibiliza en dos terrenos: Por un lado, se pretende que los valores occidentales se instauren en países que históricamente se desenvolvieron de una forma diferente, ya sea en su forma de gobierno o estilo de vida, y por el otro lado se impide la plena incorporación de aquellas personas que pretenden adoptar el conjunto de valores y creencias occidentales por medio de la inmigración.  Las guerras civiles, la crisis migratoria y el crecimiento de organizaciones terroristas dan cuenta de lo antes dicho.

En la actualidad, las agrupaciones como ISIS están comprendiendo la dinámica de la situación de mejor manera que los líderes europeos. Han entendido perfectamente las falencias sociales  que sufren los hijos de inmigrantes musulmanes en Europa. Si bien viven en el primer mundo, no son parte de él, son extranjeros en su propia tierra. Es uno de los motivos por el cual Estado Islámico está siendo exitoso en el reclutamiento de jóvenes europeos y americanos. Dentro de esos grupos se les da un sentido de pertenencia y se aglutinan valores preexistentes, otorgándoles una nueva identidad superadora.

Esta problemática supone un escenario mucho más complejo. No es posible atacar a los grupos terroristas con fuerzas convencionales y esperar tener éxito. Es indispensable entender las diferentes variables que forman parte del conflicto y tomar medidas alternativas. Existen en la actualidad países que conviven perfectamente entre las culturas de oriente y occidente y que sirven de ejemplo para actuar en consecuencia. Un caso emblemático es el de Azerbaiyán, geográficamente se encuentra dividido entre Europa y Asia. Tiene un gobierno republicano con un Estado laico y una población mayoritariamente islámica. A su vez, cuenta con un programa estatal que alberga a más de un millón de refugiados de la región del Cáucaso. De esta manera, se muestra que es posible la convivencia pacífica y adaptada entre los dos mundos.

El nuevo ordenamiento mundial requiere un cambio de paradigma en lo que respecta a las políticas internacionales para comenzar a ver avances en la lucha anti terrorista, lo cual no significa dar rienda suelta a los grupos armados, sino que el problema debe atacarse de manera multidimensional.

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