Fidel Castro: una nueva generación se prepara para asumir en 2018
Con la muerte de Fidel Castro, en Cuba se acerca a la era del poscastrismo. El mandato de su hermano Raúl, de 85 años, culmina dentro de poco más de un año y el gran interrogante es si las nuevas generaciones de dirigentes asegurarán la continuidad del longevo régimen que comenzó tras la Revolución de 1959.
La muerte del ex presidente cubano se produce además en un escenario marcado por las expectativas que ha suscitado el histórico giro en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas concretado en julio de 2015, que puso fin a más de cinco décadas de enfrentamiento entre ambos países.
En marzo de 2009, un año después de asumir formalmente la presidencia, Raúl Castro realizó una drástica remodelación ministerial que afectó a 12 carteras y supuso la salida de ocho ministros y varios altos cargos. A la cabeza de los caídos estuvieron dos pesos pesados, considerados los herederos naturales de la revolución debido a su cercanía con Fidel Castro durante años: el ex vicepresidente Carlos Lage (La Habana, 1951), responsable de la reforma económica de los noventa, y el ex ministro de Relaciones Exteriores Felipe Pérez Roque (La Habana, 1965), que durante años ejerció de secretario personal del líder cubano. Desde su retiro, el ex mandatario justificó aquellas destituciones con argumentos un tanto crípticos: “La miel del poder, por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos”, escribió en el diario Granma.
Algunos creen que la muerte de Fidel Castro podría acelerar el proceso de reformas, otros no. Lo que parece seguro es que después de Raúl será el Ejército —la institución con más poder, y no solo militar, también económico y político— quien desempeñará el papel decisivo y deberá apoyar a cualquier Gobierno