En base a las declaraciones del diputado kirchnerista Julián Domínguez que invitan a mudar la Capital del país hacia el norte del país conviene analizar la propuesta más allá de las banderas partidarias. ¿Debe mudarse o no? De mudarse, ¿Hacia dónde?

En 1964 el arquitecto Ron Herron ideó ciudades móviles que pudieran moverse en función de sus necesidades. Una idea interesante y cada vez más posible.

Antes que nada vale aclarar que a Julián Domínguez no se le ocurrió nada nuevo. Ya Raúl Alfonsín en el ´86 impulsó la idea de mudar la Capital  a Viedma alegando que «Todos recordamos, sin duda, el célebre debate que se produjo en la legislatura de Buenos Aires en oportunidad de la capitalización de la ciudad de Buenos Aires, debate en el que Leandro N. Alem, con visión profética, anticipó lo que iba a constituirse como un escollo quizás insalvable para la consolidación del propio sistema constitucional y vinculado fundamentalmente con la consolidación del federalismo. 

Eso ha sucedido lamentablemente. Ha habido una macrocefalia en el país, se ha conspirado contra el desarrollo del interior, y el traslado de la Capital  Federal aparece así como una medida de carácter fundamental, si realmente queremos cambiar un sistema que se consolide sobre la base de estas afirmaciones primigenias de las luchas políticas de la Argentina por su organización nacional, pero también el traslado de la capital tiene que estar orientado hacia lo que llamamos la integración de la Republica. «

El entonces Presidente también enfatizaba el desarrollo que traería a la Patagonia sosteniendo que: «Nosotros tenemos en la  Patagonia uno de los espacios vacíos más dilatados  del planeta y esto hace, en cierta forma, vulnerable a nuestro país. Y la paradoja es que tenemos en la  Patagonia riquezas sin fin, riquezas energéticas,  riquezas ictícolas, riquezas en la  precordillera, que permitirían utilizaciones para la actividad agropecuaria, riquezas en cuanto a las posibilidades de explotación del turismo En fin, todo esto que conocemos que brinda la Patagonia al resto de la Argentina, y particularmente a las zonas más desarrolladas de nuestro país. Se trata también entonces de revertir esta situación.».

Argentina es un país bendito y maldito a causa de su extensión y sus riquezas. Si entendemos a la reubicación de la Capital como una medida tendiente a potenciar el desarrollo de una región entonces resulta perverso tener que elegir entre potenciar una zona o la otra ante tal escenario podríamos apostar a fraccionarlo de forma tal que cada región pueda potenciarse en base a sus diferenciales, eso también impediría que desde un sillón en una punta del país se decida el futuro de personas que vivan en la otra punta con una realidad sumamente diferente.

Para Domingo Faustino Sarmiento «…El mal que aqueja a la República Argentina es la extensión; el desierto lo rodea por todas partes y se le insinúa en las entrañas…«. Para el cuyano terrible las dificultades para extender la presencia efectiva del Gobierno a lo largo y ancho del amplio territorio a la par de la baja densidad demográfica (situación que aún hoy se mantiene comparándonos con otros países) lo hacían renegar de este problema que minaba el desarrollo y que aún nos acompaña y que sigue sin dársele una solución adecuada. Vale aclarar que la extensión, con grandes disparidades de desarrollo y un Gobierno Nacional que tiende a la centralización fomentan una situación de atraso generalizado y fomenta los vínculos parasitarios entre provincias minando el potencial real de cada región. Se puede leer más sobre el abordaje a lo largo de la historia acá.

Por su parte, el Senador Salvador Cabral Arrechea sostuvo que la Capital debe mudarse a Posadas dado que hoy tiene un volumen de comercio, según comenta, superior al de la Capital actual y se proyecta sobre la región. La CABA se constituyó a partir de su importancia económica fruto del puerto y por ser puerta de acceso a las relaciones internacionales de aquel entonces. Hoy ya dichos motivos se han vuelto obsoletos.

Cambiar la capital de lugar es una práctica que se ha visto varias veces a lo largo de la historia impulsada por la búsqueda de evitar riesgos climático (Bélice cambió la suya tras el impacto de un huracán en 1970), en otros casos a causa de la superpoblación (Nigeria de Lagos a Abuja en 1991) o para fomentar el desarrollo de una región determinada (así Brasil pasó su capital de Río de Janeiro a Brasilia en 1961 siendo uno de los mayores casos de éxito). Para ver una lista más extensa de casos entren acá.

Hay muchas razones para mudar la capital de lugar y no faltan casos de éxito a lo largo del Mundo. ¿Ustedes la mudarían? ¿Por qué?

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