Inflación 2017: ¿Desafío o delirio del oficialismo?

Para el año que viene, el Banco Central (BCRA) está planteando metas para el aumento de precios en un rango de entre 12% y 17%, llegando, la inflación 2017, a ser la más baja en casi una década. Ahora, ¿es esto posible? Muchos factores hacen pensar que no pero quedan algunos puntos que permiten soñar.

Empecemos por las trabas. Curiosamente (y no tanto), parte de los problemas vienen desde adentro, desde el mismo sector público. En los presupuestos que se van conociendo, tanto a nivel nacional como en algunas provincias, los aumentos previstos de muchos impuestos y tasas están por encima de la meta. En algunos casos, como el ABL porteño, el aumento es superior al 20% para más del 80% de las boletas y mayor al 30% para el 51% de las boletas. En este mismo presupuesto se ve que el aumento de los salarios docentes será de 17% y que la inflación 2017 será de ese mismo nivel. Hasta ahora, difícil comprender cómo cierra la ecuación.

Otro componente que puede generar dudas son las paritarias para el año que viene. Luego de un año en el que la caída del salario real rondará los 5 puntos porcentuales, promedio, en 2017 la disputa será entre la inflación pasada y la futura. Básicamente ningún analista proyecta una inflación 2017 mayor al 25%, pero el deseo de recuperar lo perdido este año da a pensar que se hará más difícil que la inflación 2017 baje hasta los niveles que Sturzenegger desea.

Por último, el componente fiscal es otro que puede dar problemas. No está prevista una caída fuerte de la necesidad de financiamiento, por lo que se seguirá ante la disyuntiva de si se llena el hueco del sector público con endeudamiento o con emisión monetaria. Después de un primer año de fuerte endeudamiento, si bien se parte de una relación baja entre deuda y PBI, se va llegando al límite y es difícil pensar en un recorte de gasto en pleno año electoral.

Como se ve, la caída en la inflación difícilmente venga por la oferta de pesos aunque si puede venir por la demanda y, especialmente, impulsada por el factor expectativas. Según los relevamientos más importantes en cuanto a lo que se espera, tanto el BCRA como la Universidad Di Tella (UTDT) están reflejando caídas muy fuertes que permiten pensar que no estamos tan lejos.

Dado que las expectativas son uno de los componentes más importantes ya que pueden romper la antes mencionada inercia, el hecho de que la UTDT haya registrado en septiembre el nivel más bajo desde enero de 2010 (junto con noviembre de 2015), tan solo 20%. Por el lado del BCRA, las expectativas para el año que se viene también están en 20%. Si bien esto está por encima de la meta, aun queda tiempo para que las expectativas se terminen de coordinar.

Un simple ejercicio de lo que hace falta: Hoy estamos en una inflación de alrededor de 1,6% mensual. Con este ritmo de aumento, la inflación anual sería de 21%. Dado que la idea es que este nivel se mantenga por unos meses más pero que luego caiga hasta niveles cercanos al 1%, vale la pena pensar qué pasaría si, por ejemplo, la inflación promedio mensual fuera de 1,3%, no tanto más baja que la actual: En ese caso, a diciembre de 2017, después de las elecciones, se llega con un incremento de precios equivalente al 16,7% anual, pegando en el palo y entrando.

El primer año completo con el régimen de metas de inflación será una gran prueba para el gobierno nacional y, especialmente, para el BCRA. Teniendo en cuenta que la política monetaria está siendo en base a tasa de interés, el éxito en la baja del ritmo de aumento será crucial para que el crédito y la inversión vuelvan a expandirse rápidamente. Por el lado de la demanda, una tasa de interés superior a la inflación, el dólar estable y la mayor credibilidad del actual equipo económico permiten pensar que aumentos en la cantidad de dinero se encontraran con una menor propensión a consumir (por ende, mayor a ahorrar) y que esto quitará presión sobre los precios.

Así, si bien ciertos factores refuerzan la inercia y hacen difícil la caída de la inflación, también hay variables que permiten anticipar un descenso de la inflación 2017 a niveles no vistos, por lo menos, desde hace una década. Alcanzar una inflación de 12%-17% será difícil, posiblemente se sitúe algún punto por encima, pero esto no quita que la meta tenga éxito. Bajar de 40% anual a 20% anual la inflación en un año electoral y sin un recorte del gasto quedará en la historia, de suceder.

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