Información médica: ¿es bueno buscar en internet?
Según datos de Google Argentina, por año se realizan 30 millones de búsquedas sólo sobre síntomas. Y, en una encuesta del portal argentino Intranet, el 94% de los 1.104 médicos encuestados reconoció que sus pacientes buscan información médica en Internet antes de consultarlos.
Buscar información médica en Internet se volvió una práctica bastante común. Si bien algunos especialistas en salud manifiestan las ventajas del fácil acceso a la información, otros remarcan sus riesgos.
El primer inconveniente radica en que muchos pacientes llegan a la consulta con la sospecha de padecer trastornos específicos. Algunos llegan asustados por la falsa creencia de tener determinada enfermedad. Y otros, basados en los datos que encontraron, cuestionan el diagnóstico del profesional, cuando no coincide con el resultado de su búsqueda online.
Por lo general, la lista de “enfermedades sospechosas” que se encuentra en Internet va de un simple estrés a un posible cáncer (en casi todos los síntomas que se averiguan figura un cáncer como posible causa), y la mayoría se angustia pensando en que padece la peor opción.
Según indican estudios, existe una tendencia a inclinarse por el “peor escenario posible”. Es decir que ante la información médica que arroje la búsqueda, el “afectado” siempre pensará que padece la peor de las posibilidades. Independientemente de las probabilidades reales.
A diferencia de lo que sucede con las búsquedas en Internet, los médicos para diagnosticar no se basan únicamente en la primera impresión del paciente de las características de su dolencia. Por el contrario, indagarán sobre las formas de aparición del síntoma. Por ejemplo, ante un dolor, preguntarán si es constante o intermitente, si aparece con el movimiento o con determinadas posturas. Todos estos elementos servirán para el diagnóstico. Muchas veces las personas no pueden describir por sí mismas de forma correcta sus síntomas y es probable que esto las conduzca a diagnósticos errados en Internet.
Por otro lado, los resultados que arrojan los buscadores online no suelen diferenciar probabilidades de aparición de las enfermedades. En cambio los médicos están capacitados para relacionar síntomas con estadísticas y la historia clínica del paciente y pueden encontrar más rápidamente la enfermedad sospechosa.
El neurólogo Martín Pedersoli, vicepresidente de la Agremiación Médica Platense, señala que la relación de los pacientes con la información médica que circula en Internet es uno de los temas actuales de debate entre los especialistas de la salud.
«No es malo que los pacientes tengan acceso a la información, pero las fuentes tienen que ser fidedignas. Por eso es importante que las entidades médicas tengan rincones informáticos para que la gente pueda acceder a información certera”, dice Pedersoli, y señala que entre los sitios confiables se encuentran los portales de las universidades y de las sociedades científicas.
El neurólogo cuenta que cada vez es más frecuente que los pacientes lleguen a la consulta con la sospecha de padecer determinada enfermedad. Y esto hace que el profesional requiera de más tiempo para responder preguntas. “Cuando hay más información las preguntas son mayores. A veces hay que explicarles por qué no tienen tal cosa. Es importante que la gente esté informada, pero la consulta debe estar en primer lugar”, dice, y remarca que existen 10 o 20 enfermedades que pueden tener los mismos síntomas y sólo el médico, luego del examen físico y de analizar la historia clínica del paciente, puede diagnosticar.
“Normalmente a partir de las búsquedas en internet la gente se asusta o minimiza el problema. Ninguna de las variables es buena. Las personas deberían consultar al médico primero y después sí informarse. Nunca autodiagnosticarse. Lo más importante es la consulta entre el médico y el paciente”, señala Pedersoli.
Según el Centro de Investigaciones Pew, de EEUU, el 80 % de los usuarios de internet en algún momento buscó información de salud en línea. Muchas de estas personas terminan por convertirse en “hipocondríacas electrónicas”. El mayor peligro radica en que algunos se automedican sin consultar a un especialista.
Opiniones encontradas sobre información médica online
En este sentido, Alberto Guilland, profesor de la UNLP y director del Centro de Educación Científica y Gremial de la Educación Médica Platense sostiene: “La información que no se comprende ni se entiende no es saber, es desinformación. El rol de internet es agarrar y desinformar. El doctor intocable ‘google’ te vende cosas. Los pacientes vienen con exigencias de recetas y tratamientos.
El especialista considera que la búsqueda de información en internet no sirve de nada y que puede entorpecer el panorama cuando las personas asumen una enfermedad que no padecen: “Las personas leen algo que encuentran y creen que saben, pero no se puede informar a otros de lo que no pueden entender”, señala, y agrega: “Apoyamos la relación médico- paciente. El profesional que aconseja e informa. Entre los dos juntos deben tomar la decisión de los pasos a seguir”.
En sentido contrario opina Roberto Martínez, director médico del Hospital Italiano. “Internet le vino muy bien al paciente. Ahora pueden acceder a la información. Los médicos tienen que entender que los pacientes están más informados y esto es un beneficio para todos”, dice.
El especialista plantea que internet posibilita al paciente salir de su rol pasivo para colocarse en el “centro de la escena”. “Los modelos de atención predominantes pocas veces ponen al paciente en el centro del sistema. En general han sido siempre más profesionales hegemónicas: el médico tomaba solo las decisiones y el paciente recibía la información desde la periferia. El paciente con la información y empoderado hace más equilibrado el binomio y lo hace más efectivo”, plantea, y remarca la necesidad de que los centros de salud generen espacios virtuales confiables para transmitir información.