Israel y Palestina: ¿hacia una tercera intifada?
En estas últimas semanas se ha podido ver un deterioro en la situación de seguridad en el conflicto entre palestinos e israelíes, cuyo desencadenante fue el acceso a la explanada de las mezquitas.
Recientemente ha habido una serie de atentados y ataques contra la población civil israelí. Estos ataques, y el consecuente accionar de las fuerzas de seguridad contra terroristas palestinos se han cobrado decenas de muertos entre los 2 bandos enfrentados.
Todavía es temprano para considerar lo ocurrido como el comienzo de una nueva intifada, ya que tanto el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, como el primer ministro Palestino, Mahmud Abbas, intentan estabilizar la situación. Desde ambos lados se esta haciendo todo lo posible para aplacar la violencia perpetrada por la población palestina.
Sin embargo, los ataques de lobos solitarios palestinos y las posteriores respuestas de Israel se multiplican, así como también las manifestaciones y la violencia, que nos hacen recordar a la época de la intifada anterior. Durante la Primer Intifada (1987-1993), los enfrentamientos consistieron en manifestaciones palestinas violentas en la cuales se lanzaban piedras, y grupos violentos cometían atentados. El final de esta intifada llego con los acuerdos de Oslo al establecerse la Autoridad Nacional Palestina, encargada de representar políticamente a los palestinos. Goza de autonomía política en los territorios en conflicto. Las agrupaciones armadas, como Hamas, no reconocieron ese acuerdo y continuaron cometiendo atentados. Tras el fracaso de las negociaciones de paz en Camp David II en el año 2000, y tras la visita del ministro Ariel Sharon a la explanada de las mezquitas, estalló la Segunda Intifada (2000-2005), que, en este caso, se caracterizó por la presencia de atentados suicidas por parte de Hamas y otras agrupaciones palestinas, violencia frente a la cual Israel reaccionó con todo el accionar militar a su disposición. Tras la muerte de Yasser Arafat y el ascenso de Mahmud Abbas al liderazgo palestino, la Segunda Intifada llegó a su fin. Ese final se debió, en parte, a la construcción del muro de seguridad que evitó la infiltración de potenciales terroristas palestinos. Aunque el accionar de las facciones armadas palestinas aún continua, la dirigencia palestina dejó de incentivar los levantamientos.
Sin embargo, el conflicto entre palestinos e israelíes dista mucho de solucionarse porque quedan pendientes puntos conflictivos que las respectivas dirigencias no logran saldar, entre otras cosas, el status de Jerusalem, el status final de los palestinos refugiados y determinar las condiciones para la creación de un potencial Estado Palestino que ocuparía Gaza y Cisjordania (en el cual el mayor desacuerdo es si deber estar desmilitarizado o no). Este último aspecto es influido por la pésima percepción que existe en Israel en relación a Mahmud Abbas, quien es incapaz de controlar la violencia de los grupos armados. Tampoco pudo evitar que Hamas tomara el control de la franja de Gaza en 2007.
¿Cuál es el objetivo de estos ataques terroristas? ¿Abren el camino a una nueva intifada? Lo que las agrupaciones extremistas buscan con el uso de la violencia es crear un insoportable clima de terror para que la sociedad civil presione a los políticos a tomar decisiones difíciles. El modus operandi del terrorismo busca siempre obtener efectos políticos a raíz del uso de la violencia. No importan las muertes que cause, solo importan las ganancias políticas que se obtengan. Hamas y las agrupaciones terroristas incitan a la violencia e inspiran los ataques, de los que somos testigos todos los días. La respuesta de Israel no se hace esperar, el número de muertos aumenta y la situación de seguridad continúa deteriorándose.
Si bien la actual ola de terror es instigada por el aparato de propaganda de las agrupaciones terroristas, todavía no consideraría propiamente una intifada a lo que está ocurriendo. En los últimos años, el conflicto palestino- israelí se caracterizó por atravesar períodos de paz, seguido de periodos de extrema violencia, que casi siempre comienzan cuando las agrupaciones terroristas palestinas cometen un atentado contra la población israelí. Éstas conocen perfectamente las consecuencias de su accionar y son conscientes de que Israel se verá forzado a responder en su condición de Estado soberano.
En el actual contexto, la voluntad de la dirigencia palestina moderada parecería ser de reprimir cualquier acción violenta de su población, lo cual evitaría que esta situación continúe deteriorándose más. El mayor problema es que ante esta escalada de violencia se corre el peligro de asistir a una radicalización en la conducta y la postura de la población palestina y judía, que podría derivar en mayor violencia sectaria como la que ya estuvimos observando. Si esta situación llegara a consolidarse, ningún esfuerzo entre los políticos de ambas partes sería suficiente para frenar la violencia.