Jóvenes con Síndrome de Down triunfan con Los perejiles

Los perejiles es el nombre que eligieron para el catering de pizza para fiestas ubicado en San Isidro; un proyecto de pequeña empresa del que también forman parte dos profesionales del taller de salidas recreativas para personas con síndrome de Down “Sumando”, al que todos asisten. Y a juzgar por los comentarios elogiosos que sus clientes les dejan en las redes sociales, el proyecto va más que bien.

Los perejiles se comenzó a gestar cuando se planteó a las madres el problema del trabajo, porque los chicos estaban yendo a un colegio especial donde los forman (en oficios) supuestamente con salida laboral, pero luego quedaba todo en palabras.

Y como, por otra parte, vienen aprendiendo en el Taller Sumando a desenvolverse solos tanto en la vida pública como dentro de su casa, un emprendimiento laboral como Los perejiles fue la manera que encontraron para seguir trabajando la autonomía al tiempo que apuntaban a otra necesidad de todos ellos: la de alcanzar una ocupación laboral real y sostenida en el tiempo.

Hay chicos que no sabían hacerse ni un sandwichito para merendar, cruzar la calle o hacer los quehaceres domésticos; o que recién a los 20 años tuvieron una llave de su casa.

Y si no disponían de todos estos conocimientos no fue porque se los impidiera la discapacidad intelectual en sí, sino porque nunca se les dio la posibilidad de adquirirlos.

Desde el Taller Sumando se propusieron subsanarlo a través de iniciativas como “Vacaciones con Amigos”, de escapadas de 6 días a la costa con sus pares y sin los padres.

Con el tiempo, surgió la necesidad de “darle una vuelta de tuerca” a lo que desde el taller se les estaba ofreciendo a los chicos.

Se trabaja con el deseo de los chicos, es decir, qué tenían ganas de hacer, sin dejar de lado todo lo que es autonomía y haciendo hincapié en que tengan un trabajo y se puedan desarrollar como personas.

A cada evento para el que los contratan, Los perejiles llegan con su propio horno y utensilios; y las tareas ya distribuidas entre quienes oficiarán de cocineros o de mozos. En las fiestas en las que trabajan, se trata de no hacer ninguna alusión especial al proyecto si nadie pregunta, o concesiones en la disciplina que deben seguir los mozos porque se trata de normalizar su participación desde ese lugar.

En la gran mayoría de los eventos ellos no fueron el centro de atención”. Los elogios de los clientes en el perfil de Facebook de Los perejiles no se hacen esperar

“¡La pasamos espectacular! Un servicio increíble, la comida riquísima. Todos se fueron contentos. Es lindo ver como la gente puede progresar en un mundo tan hostil”, les escribió Graciela.

“La verdad, chicos, que se pasaron. Estuvo todo riquísimo, gracias por hacer que todos mis invitados se vayan contentos y con la panza llena”, fue la devolución de Lucía López.

“¡Los recomiendo 100 por ciento!”, les dijo Darío Salvo, mientras que Julieta Roso consideró que “no podrían haber estado mejor!” en el evento en el que se los encontró.

A los tres chicos con síndrome de down con los que se inició el proyecto -Mauricio Roldán (22 años), Franco Noseda (19) y Leandro López Padros (24)-, luego se sumaría un cuarto, Mateo Kawaguchi (22), quien “se recibió hace muy poquito” de maestro pizzero en la escuela de la Asociación de Propietarios de Pizzerías y Casas de Empanadas (Appyce).

Completan el grupo Pablo Gómez (42), Tomy Noé y Sebastián Heincke; este último es el encargado de preparar pizzas y empanadas aptas para celíacos cuando los clientes lo solicitan.

Por el momento, Los perejiles operan en zona norte y Capital Federal, pero en breve pretenden expandir su radio de acción hacia las zonas sur y oeste del Gran Buenos Aires.

Acerca del Autor