Jóvenes, tecnología y educación

Hay una importante brecha digital en los más chicos
En nuestro país existe una brecha mayúscula y superior a las existentes en el plano económico, las correspondientes a la adaptaciòn tecnológica. Existe una situaciòn que merece un análisis muy cuidadoso para que los “Policy makers” reaccionen al respecto.
Nos enfrentamos a un desafio historico. A través de experimentos como el “deep learning”y la robótica, la tecnología nos presenta un escenario donde la dinámica informatica supera el ritmo de aprendizaje de los seres humanos. Es decir, los elementos digitalizados avanzan a una velocidad mayor que la adquisición de conocimiento por parte de una persona.
Ahora bien, ¿Cómo encarar este reto?
Desde la educación. Es importante que en esta ocasión profundicemos aún más y no nos detengamos, únicamente, en la composición de los planes de estudio, ya que de optar exclusivamente por agregar o modificar materias, la tecnología volvería a dejar obsoletos estos contenidos en poco tiempo. Por lo tanto, el enfoque del debate que nos debemos debe estar concentrado en repensar las modalidades de enseñanza. Precisamos la formación de alumnos inquietos, proactivos y, fundamentalmente cómodos con la incertidumbre y los cambios constantes. Así no los exige la digitalización.
Un punto central de este trabajo es transformar el procedimiento mediante el cual los niños y adolescentes se hacen de conocimientos. La práctica habitual en nuestro país es presentarle al estudiante los temas que debe asimilar para la clase siguiente y, acto seguido, el aprendiz memoriza para luego dejar escapar el conocimiento por la canaleta de la ignorancia.
Muy por el contrario, las variantes más modernas de enseñanza están orientadas a generar curiosidades que incentiven al alumno a explorar en torno al objetivo de aprendizaje. El rol del docente también es diferente. El plan sugerido requiere que la docencia como la conocemos se modifique radicalmente. Los cursos precisarán ser coacheados ya que el objeto de evaluación pasa de ser el contenido puntual al rendimiento del alumno. El mentor observa y genera que el alumno consiga una tendencia positiva en su rendimiento académico. Por último, es preciso que la comunidad educativa este familiarizada con los espacios de trabajo. En los días que corren, los colegios secundarios funcionan como una suerte de “aguantadero” de adolescentes sin rumbo. El papel de la eduaciòn del siglo XXI es conectar a los estudiantes con empresas para que los mismos tengan la posibilidad de llevar a la praxis la teoría estudiada en los establecimientos educativos.
En este artículo hemos planteado algunos pilares centrales que como ciudadanos debemos exigir a nuestros gobernantes que implementen. Es importante destacar que el gobierno de la ciudad ha comenzado a instalar estos debates de la mano de la denominada “Escuela del futuro”, no obstante, el sendero que debemos entablar es estructural e implica un compromiso de todas las fuerzas políticas.