El Dr Santiago Olmedo fue el juez que puso fin al caso María Soledad Morales. Trajo así algo de consuelo a una familia y a en cierta forma, la pacificación a una sociedad convulsionada por la impunidad que se vivió durante décadas en Catamarca.

Fue precisamente eso, lo que le costó tan caro a él, y a toda su familia.

Las presiones que vivieron en esa época, no se comparan en nada con lo que sobrevino después. La persecución política durante más de doce años valiéndose de los ardides más insólitos y evidentes.

A pesar de haber logrado tres veces el sobreseimiento, por las acusaciones que se le imputaban, hoy enfrenta un nuevo juicio donde se trata de incriminarlo en delitos de lesa humanidad.

Esta vez, con un tribunal armado a medida para condenarlo.

Tres jueces de probada ideología, con antecedentes de haber pertenecido al ERP, querellantes particulares, que ya fueron apartados en otros casos por las mismas causales.

Se hizo la apertura a juicio, a pesar de estar pendientes más de cuarenta recusaciones, pretendiendo ser resueltas por el propio tribunal recusado.

El atropello y maltrato hacia la defensa, queda en flagrante evidencia. A este respecto se expidieron el colegio de Abogados de la Provincia y los representantes del Ministerio Público de la Defensa.

Es tan grosera la parcialidad, que en un juicio que es público, se debe declarar «de qué lado estás» porque de eso depende la entrada al mismo. Las fuerzas de seguridad están para contar adherentes.

La falta de humanidad de los que defienden precisamente esos derechos, da mucha tristeza. Personas gravemente enfermas, operados con riesgo de vida, alguno ciego o con sordera, hasta seniles en algún caso, no reciben más que la mofa de tan dignos representantes de los derechos humanos.

La salud parece no ser un derecho de «todos» los hombres. Y hasta llegó a poner en tela de juicio la idoneidad de los médicos,  por su ideología, cuando es precisamente ese, el principal reclamo con respecto a los jueces.

La igualdad ante la ley, el debido proceso y la imparcialidad de los jueces están consagrados en nuestra Constitución, y en todos los tratados internacionales a los que suscribe nuestra Nación.

Por  lo expuesto, es que se està pidiendo la Nulidad de ese proceso.

Quieren JUSTICIA, y al menos eso le debemos a este SEÑOR JUEZ con mayúsculas. Un «campeón de los derechos humanos» que hizo justicia por una niña sin importar las consecuencias que eso le traería aparejado.

  • Dra María Alicia Noli (Tucumán, querellante particular en causas de Derechos Humanos, por la desaparición de su marido)
  • Dr Juan María Ramos Padilla (Capital Federal,  Abuelas de Plaza de Mayo, abogado de la asamblea permanente por los Derechos Humanos y abogado querellante en causas de lesa humanidad).
  • Dr José María Pérez Villalobo (Córdoba, apartado en causas de lesa humanidad por prejuzgamiento, antecedentes de haber pertenecido al ERP).

Aunque parezca algo imposible en un estado de derecho, estos son los jueces designados en la megacausa de Lesa humanidad, donde catorce personas no serán juzgadas, sino que ya fueron condenadas.

A pesar de las recusaciones, casaciones y recursos sin resolver se realizó la reapertura de esta causa el día 22 de agosto.

La JUSTICIA es un valor supremo que toda sociedad civilizada que se precie de tal,  debe respetar.

La JUSTICIA, no la hacen los hombres, está por encima de ellos. Pero son determinados hombres, los que deben impartirla.

Esos hombres deben ser  los considerados idóneos para tan importante misión: juzgar a otros hombres, decidir sobre sus vidas y sobre su libertad, los hombres más capacitados por su preparación, por su templanza y por su carácter, para ponerse por encima de cualquier subjetividad.

Pero nada es perfecto, existen muchas veces intereses encontrados, puntos de fricción, y es por eso, que la ley prevé mecanismos para evitar cualquier situación que se ponga en riesgo, que el valor supremo este en jaque.

Es por eso que esos doctores fueron recusados, porque consideraron que es muy difícil que puedan abstraerse de sus sentimientos y de sus ideales.

La Dra. Noli, una de las abogadas parte, se apartó  de la causa donde se juzgó en su momento al Gral Bussi.

En esa ocasión manifestó en un reportaje, las declaraciones que transcribimos a continuación:

«–Por una cuestión básica del derecho penal no puedo juzgar a mi enemigo, porque si me preguntan qué querés para él, obviamente ya lo he condenado.»

«-Trato de enrollar todo lo personal, toda mi emocionalidad, incluso hasta mi presencia, no quiero incomodar al tribunal, no quiero entrar y no sé, que me dé una crisis de nervios»

«-No podemos estar en el mismo lugar respirando el mismo aire, es insoportable.»

«–Sí, encima yo he seguido cuanto juzgamiento andaba por el mundo. Pero en ese lugar tengo que tener un perfil bajo, no puedo anteponer mi propio goce.» (Página 12  4 de julio de 2008- Reportaje a María Alicia Noli)».

La Dra. Noli, demostró su compromiso con la justicia al reconocer que no se sentía capaz de juzgarlos en forma imparcial, ¿qué hace la diferencia ahora?

¿Acaso ya no abraza la misma causa? ¿Acaso su dolor ya no es el mismo?

Creemos que no es así.

Por eso, por respeto a su pensamiento y  a sus sentimientos, le pedimos sea consecuente con lo expresado en el año 2008 y se aparte como ya bien lo hizo en otra ocasión.

La parcialidad de nuestros jueces pone en jaque a todo el sistema judicial argentino.

Formar parte de esta parodia digna de la comedia más grotesca que puedan imaginar avergüenza a todos.

JUSTICIA es lo que piden  y también que se cumpla la ley, que se respeten los derechos y garantías.

De eso se trata, de ser capaces de juzgar sin incumplir con la única ley que entra en este juicio: la moral y la ética.

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