La Argentina del comercio, en el camino de Chile y Perú
Como todo período que recién comienza, genera expectativas de una vida mejor. Los profesionales del comercio exterior tienen esperanzas de que la nueva administración produzca un cambio positivo y muy alentador, ya que la actividad fue muy dañada con las restricciones a las exportaciones. La prohibición a las importaciones (si bien fueron tomadas “en resguardo de los intereses de nuestra industria nacional…”) prácticamente nos costó la decisión condenatoria de la OMC (Organización Mundial del Comercio) de enero de 2015, que no por ser previsible fue menos frustrante. Aquella decisión obligaba a la Argentina a eliminar los controles a las importaciones.
Incuestionable me resulta que el cepo a la moneda extranjera produjo efectos no deseados. La disminución de la entrada de divisas paralizó el comercio exterior e impidió a la república alcanzar los niveles de exportación que los mismos organismos oficiales habían pronosticado, aumentando las trabas en la operatoria cotidiana.
Si bien el comercio exterior debe ser administrado, no debe serlo de la forma salvaje con que lo fue hecho en los últimos años. La fluidez en las exportaciones de productos permite incrementar la cantidad de divisas que necesita nuestro país para crecer. La mayoría de lo que se importa es para mejorar o darle valor agregado a un producto que se exporta terminado; el 80 % corresponde al sector automotriz, también a productos de la industria de Tierra del Fuego.
Aduana Argentina cuenta con personal altamente calificado y auxiliares del comercio (despachantes de aduana) muy capacitados. Es importante destacar que hasta el año 2008 era una de las aduanas más ágiles y expeditivas de la región; mientras en Argentina se desaduanaba en cuatro días, en Brasil se hacía en quince. Inundada por la maraña de regulaciones que trabaron la operatoria, actualmente se superan los 20 días.
Para volver a los cauces normales, se necesitan grandes cambios; uno de ellos es la caída de las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación) a partir del 31 de diciembre del pasado año. El otro, es el fin del cepo. Para poder girar libremente las divisas, muchas veces sucedía que con la DJAI aprobada el Banco Central no permitía girar el dinero de la compra.
El objetivo a alcanzar es conseguir el equilibrio entre la defensa de la industria nacional y el fomento y desarrollo de un comercio exterior libre con todos los países del mundo.
El apoyo al nuevo Gobierno en la implementación de nuevas políticas que redunden en un beneficio para el país en general, y para el sector en particular, nos resulta alentador, como así también contribuir a un comercio exterior más próspero, activo y desarrollado.
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