La economía, el gran desafío del cambio de Gobierno
Cambiamos. O por lo menos como con cada nuevo gobierno tenemos la esperanza de que se puede cambiar, de que podemos crecer, de que se puede tener un presidente que hable con la gente. Incluso de que nos podemos acercar a esa quimera tan argentina que es ser un país normal,al menos a nivel economía. Si hasta dicen que viene H&M!
Pero Macri no va a tener a la gente, bueno a la Avenida Libertador, reunida frente a su casa para siempre. Eventualmente su gobierno va a tener que demostrar que además de poder dar esperanzas de un cambio (o por lo menos de que va a gobernar mejor que Scioli y ser más conciliador que el Kirchnerismo) puede enfrentar los desafíos que representa estar a cargo durante una de esas conjeturas imposibles en las que nuestro país entra demasiado frecuentemente.
La provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas. María Eugenia Vidal hereda de Scioli una provincia que tiene grandes hectáreas de tierra fértil y una parte importante de la industria nacional pero, al menos según el ministro de economía Hernán Lacunza, la caja vacía. La inseguridad y el narcotráfico también son problemas crecientes.
El éxito es posible: la nueva gobernadora tiene el apoyo de un gobierno nacional que ya le garantizó la plata necesaria para pagar sueldos y aguinaldos, y de su marido Ramiro Tagliaferro como intendente de Morón. Además, y este probablemente no sea un dato menor, en una provincia que ha sido mal administrada durante décadas algo tan simple como poner cloacas, asfaltar las calles o hacer las obras de ingeniería necesarias para evitar que continúen las inundaciones puede asegurar la reelección. En capital se ha hecho ¿por qué no en provincia?
Pero no va a ser fácil, en su bastión del conurbano bonaerense el peronismo no se va a quedar con los brazos cruzados. El PRO ganó tranquilo la mayoría de las provincias más grandes pero con 1.8 millones de personas solo en La Matanza el conurbano sigue importando, y con el gabinete de Maginario lleno de ex funcionarios de Kirchner y Scioli se prepara para volverse el centro del aguante K. Con una despedida multitudinaria Cristina dejó claro que quiere ganar la calle.
Si, Moyano de momento se alió a Macri a cambio de que bajara el mínimo no punible de ganancias. Si, Massa y Urtubey quieren quedarse con el ala derecha del peronismo y se muestran más dispuestos a colaborar que el Kirchnerismo. Pero la CGT ya reclama 28% de aumento en paritarias (Moyano acepto el “pacto social” entre sindicalistas y empresarios que propone Macri pero también se reconcilió con Scioli) y el peronismo todavía puede complicarle mucho las cosas al gobierno desde su mayoría en el Congreso y sus múltiples gobernaciones.
La economía es el otro gran desafío. Inflación, estancamiento … mejor ni pensarlo. Eliminar las retenciones y cambiar las regulaciones para que sea más fácil crear empresas es un buen comienzo, pero con el déficit a un 8% del PBI (AKA una tasa similar a la del 2001 y un número aún mayor del que esperaba Prat Gay) y la suba del gas, la luz y la electricidad el nuevo gobierno va a tener que dar una muestra de gran capacidad política para salir adelante.
Macri apuesta a que las inversiones extranjeras y la buena predisposición internacional hacia su gobierno para aliviar la situación, no en vano eligió un embajador a los Estados Unidos con buenos contactos en Wall Street. Se dice que ya hay propuestas de bancos europeos y americanos por hasta USD 15.000 millones y que se acordaron 25.000 millones de USD con el FMI.
Pero va a tener que conseguir que la gente acepte que normalizar la economía y frenar la inflación a través de un tipo de cambio único es necesario para crecer a largo plazo y que asumir que el dólar oficial está artificialmente bajo, no es una devaluación. También va tener que demostar que negociar con los fondos buitres es necesario para reinsertarnos internacionalmente y pedirle al tesoro de los Estados Unidos asistencia financiera por 12 000 millones de dólares son medidas necesarias para que entren los dólares necesarios como paliativo para la inflación y la falta de reservas y no una política pro yankee.
La oposición ganó y tiene una gran oportunidad para hacer las cosas bien. Ahora llegó el momento de demostrar que puede hacerlo y que el cambio no es solo retórica.