La interna del Justicialismo, al rojo vivo
Después de las elecciones nacionales, la victoria de Mauricio Macri dejó un espacio de reflexión y, al mismo tiempo, una gran duda; el peronismo perdió luego de varios años casi totalmente el control sobre la provincia de Buenos Aires. Esto caló muy profundo en todo el Justicialismo, que ahora se ve obligado a hacer una autocrítica.
El año 2016 será un año lleno de convulsiones, pero el acontecimiento que más estupor causará será la elección interna que tendrá lugar en el PJ. Con el kirchnerismo como fuerza “dominante” dentro del Justicialismo (queriendo demostrar mayor poder y control sobre éste último), y con un Frente Renovador como partido político organizado bajo lo que podemos llamar “PJ disidente” (con muchos nombres de gobernadores en él), las dos caras del Justicialismo se preparan para una puja sin precedentes por el control del partido, primero, y del parlamento después.
La gestión de Cristina Kirchner fue un duro golpe para todas las personas y asociaciones sindicales nuncleadas en el PJ. Esta gestión dejó profundas grietas y baches dentro del partido, y ahora es el momento de revisarlos y “curarlos”. José Manuel De La Sota, Juan Manuel Urtubey, José Luis Gioja, entre otros, son gobernadores que han sufrido agravios y un ostracismo prolongado durante la presidencia de Cristina Kirchner; dirigentes sindicales como Pablo Micheli (CTA), Gerónimo momo Venegas (UATRE) y Hugo Moyano (CGT) suman para con Cristina Kirchner mayor cantidad de reclamos que cualquier otra organización sindical. Ahora se les suman a estos reclamos los del dirigente Antonio Caló (UOM), que mencionó que «hay un nuevo gobierno», y el peronismo tiene que «pensar para adelante» y «no para atrás», porque ese tipo de planteos «no conducen a nada», vislumbrando y reclamando “internas en el PJ”.
Las muchas vertientes a las que esta interna del Justicialismo llega, alcanzan a la Casa Rosada también. Días atrás Macri hizo un anuncio en Lomas de Zamora por la reanudación de obras para el Puente La Noria acompañado por el intendente Martin Insaurralde –quien supo estar en las filas del FPV- y no faltaron ocasiones para ver esta división kirchnerismo-Justicialismo.
Quedó allí aún más claro que existen dos visiones de un nuevo mandato con varios nombres: de un lado, José Manuel de la Sota; el jefe del peronismo de San Luis, Adolfo Rodríguez Saá; Sergio Massa; Juan Manuel Urtubey y hasta ex alineados verticales con el kirchnerismo que ahora empiezan a exhibir diferencias -entre ellos, el formoseño Gildo Insfrán y el tucumano Juan Manzur, el pampeano Carlos Verna y el chubutense Mario Das Neves -.
Del otro lado están los planes de Cristina Fernández de Kirchner de sostener, como sea, el Frente para la Victoria y liderarlo, incluso por sobre el PJ. Su hijo y ahora diputado, Máximo Kirchner, dijo que «el espacio lo conduce» la ex presidente, quien demostró su poder territorial durante la multitudinaria despedida que tuvo el miércoles pasado en la Plaza de Mayo. Continuó diciendo que para conducir al PJ «hay que trascenderlo, si no, van a hacer un peronismo chiquito». Si bien la lucha con gobernadores y sus dichos van a ser moneda corriente en estos días, ahora comienzan los operativos “liderazgo” y “control mayoría 2017-2019”.
Luego de ocho años de Cristina y doce de Kirchner, solo queda claro una cosa: el Justicialismo es el partido ícono de la Argentina, y quien lo presida irá de lleno a las próximas elecciones junto a sus aliados; ahora comienza un duelo por la supervivencia del más apto que ni el propio Charles Darwin querría perderse.