La semana del Partido Chavista Argentino

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La semana del Partido Chavista Argentino, en una crónica imperdible

Cumbre del PJ

La semana fue, para el Partido Chavista Argentino, muy activa. Particularmente, el martes la CGT anunció un nuevo paro general para el 29 de mayo. Alberto Fernández, blanquéandose y denostando al gobierno y a las víctimas de la Tragedia de Once, todo por televisión. Cristina Kirchner, yendo a la cumbre del pejota y sacándose fotos con aquellos que mandó a “suturarse el orto”. Por la noche, se conoció que la Corte Suprema de Justicia de la Nación pidió el expediente del juicio oral a iniciarse contra Cristina Kirchner el próximo martes 21, que podría traer como consecuencia la demora del inicio del juicio.

No hace falta hacer mucha memoria de cómo resultó el último paro del 29 de abril pasado: Un absoluto fracaso nacional. En la Ciudad de Buenos Aires, abrió la gran mayoría de los negocios, y en el resto del país hubo actividad normal. La representatividad actual de la CGT está decididamente en baja, pero tenía una segunda carta: en un alarde de modernidad, pidió al Vaticano la beatificación de Eva Perón. Bien en sintonía con el pedido de Cristina de traer de nuevo a la palestra, después de más de 45 años, las políticas económicas de Ber Gelbard que terminaron en el Rodrigazo.

Alberto Fernández, no contento con denostar a las víctimas de la Tragedia de Once, maltrató a los entrevistadores (quienes se dejaron, por cierto), minimizó la corrupción kirchnerista, y alardeó su vuelta al kirchnerismo, al que tantas veces injurió. Y por la tarde hasta tuvo tiempo de darse una vuelta por la sede del pejota.

Allí, en Matheu 128, se celebró la cumbre del PJ Nacional. Cristina se olvidó de las suturas y asistió. Para el caso, había sido invitada. También recordó, después de 15 años, y para el beneplácito de intendentes, gobernadores, exgobernadores y otros monigotes, que era peronista. En una reunión que duró 30 minutos, todos acordaron seguir hablando para hacer una gran PASO, y se sacaron una foto que nos recuerda más al tren fantasma que a un partido con pretensiones de gobernar (y seguir arruinando) al país.

A la sede del pejota Cristina fue acompañada de Alberto Fernández. El actual kirchnerista reciclado que fue cavallista, peronista, kirchnerista, massista y de vuelta al pago K hizo una declaración que deja en claro el poco respeto que tienen los peronistas por las instituciones: “Van a tener que dar explicaciones”, le dijo a los jueces que se atrevieron a procesar a Cristina. Y atacó con virulencia a Laura Alonso, titular de la Oficina Anticorrupción: “La ignorancia jurídica de Laura Alonso es supina. Ni siquiera me enojo porque su mediocridad es tan enorme que uno se apena.” Otra muestra más de que el feminismo de algunos peronistas es pura impostura.

Para finalizar el día martes 14, la Corte Suprema, en una votación que terminó (nuevamente) 4 a 1, y con un timing político notable, pidió que le lleven los expedientes del juicio por corrupción en la obra pública de la etapa kirchnerista. Todo esto a menos de una semana de iniciar el juicio oral, donde la familia Kirchner ocupa el banquillo de los acusados. Los jueces Lorenzetti, Rosatti, Maqueda y Highton de Nolasco conformaron la mayoría. Rosenkrantz fue el único que se opuso a tamaña tomadura de pelo a la población. Como bien dice Joaquín Morales Solá, “la Corte Suprema ya votó por Cristina Kirchner”.

En este sentido, Elisa Carrió dijo que “Hay un pacto de impunidad entre Alberto Fernández y Ricardo Lorenzetti” y que “el objetivo de la Corte Suprema es la impunidad de Cristina Kirchner”. Lo cierto es que no es la primera vez que Carrió ataca, y con mucha razón, a la Corte Suprema. Fue ella quien recomendó a Horacio Rosatti para ocupar un puesto en el máximo órgano judicial del país. Hace meses que hay una mayoría peronista inexpugnable y que es habitual que Rosenkrantz termine votando solo. Esta actitud nos recuerda al grandísimo Juez de la Corte, ya fallecido, Carlos Fayt, que resistió con suma entereza los ataques de los kirchneristas, cuando estos últimos estaban en la cresta de la ola. En la mañana del jueves, la Corte Suprema reculó y confirmó que el juicio arranca mañana. La lluvia de críticas de jueces y de parte de la sociedad surtieron efecto. Cacerola mata opereta.

El sábado último amanecimos con Cristina anunciando que Alberto Fernández sería candidato a Presidente y ella misma, candidata a Vicepresidente. El hecho es que fue Cristina quien designó a Alberto Fernández, mientras ella decidió ponerse en el segundo lugar de la fórmula. Se argumenta que Alberto une a las distintas partes del peronismo vernáculo, pero lo cierto es que él es el nuevo Scioli de 3 años y medio atrás, destinado a la derrota y al cruel ostracismo político. Duhalde dijo: “Con esta fórmula pierden 6 o 7 puntos, son el cajón de Herminio Iglesias”.

Una lectura posible: ¿es el ex Jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, con imagen negativa alta entre aquellos que se acuerdan de él, alguien merecedor del voto despolitizado? En cuanto a los kirchneristas no tengo dudas: se comerán el sapo y harán lo que diga la jefa. Otra lectura marca algo más profundo: Si el candidato natural del espacio es quien cede poder en favor de otro, el primero está admitiendo su propia debilidad. ¿No era que Cristina arrasaba en las encuestas?

Una tercera lectura, de índole judicial, es un tanto más oscura. En el juicio oral que se inició ayer, donde Cristina se sentó en el banquillo de los acusados por primera vez, el propio Alberto Fernández está citado como testigo por la defensa de la expresidente y de otros acusados. La sentencia de este juicio está prevista para dentro de un año. ¿No será una forma está de coaccionar e influenciar a la justicia, presentar como testigo a un candidato a Presidente de la Nación?

En efecto, Alberto Fernández declaró que “vamos a tener que revisar muchas sentencias que se han dictado en los últimos años, que carecen de todo sustento jurídico y de toda racionalidad jurídica”. Por su parte, Víctor Manzanares, ex contador de la familia Kirchner, sugirió que la fórmula K tendría pensado indultar a los presos K por corrupción y dijo: “un Presidente no se puede indultar [a sí mismo]”.

Aquí tenemos una pista de por qué Alberto Fernández es el candidato a Presidente y Cristina Kirchner, a Vicepresidente. Un presidente tiene la potestad constitucional de “indultar o conmutar las penas por delitos sujetos a la jurisdicción federal, previo informe del tribunal correspondiente, excepto en los casos de acusación por la Cámara de Diputados” (artículo 99 inciso 5 de la Constitución Nacional). Es de sentido común que un presidente no se puede auto indultar. Pero sí podría indultar a un vicepresidente.

Que estos hechos se hayan dilucidado, no cambian los planes de reformas de la Constitución y la Justicia. Esta movida oscura es sino una forma más de cuestionarlas y coaccionarlas.

Todos sabemos que quien lidera el espacio K es Cristina Kirchner, por más que pongan a Alberto Fernández de mascarón de proa, y que quienes se definan como peronistas “más democráticos” deberán diferenciarse de este proyecto populista de gobierno, si quieren tener algún futuro.

Por más que pongan a un ex menemista al frente, el proyecto sigue siendo chavismo puro y duro.

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