La vedettización de la política argentina

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Vuelan plumas y concheros, vuelan insultos, amenazas y agresiones, y no es la Avenida Corrientes, es nuestra política local. Con las elecciones presidenciales cada vez más cerca, la campaña política se ha puesto cada vez más dura y más sucia.

Somos, los electores, víctimas de un duelo de vedettes de escaso talento discursivo, que buscan un mejor lugar en la marquesina calumniando a su rival con el único objetivo de diferenciarse.

Día tras día nos enteramos de una nueva denuncia de corrupción contra un funcionario público, pero nunca nos enteramos de una sentencia o que alguno de los acusados vaya preso; vemos a la señora del Calafate criticar por televisión ,sin nombrar (no vaya a ser que mencionar el nombre le dé más rating al destinatario/a), a la señora de los almuerzos, mientras la reina de la belleza chaqueña desafía en las redes sociales al “bigotudo” a que la mate, convirtiéndonos a todos nosotros en atónitos espectadores de un culebrón enlatado. Peleas por Twitter, cartas por Facebook, insultos, apodos peyorativos, miserias expuestas  a la vista de todos y arengas ensayadas pasan a ser moneda corriente en este teatro de poca monta.

La política tiene lugar ahora en un terreno fangoso, en el que los actores ya no buscan construir credibilidad vía el discurso; sólo desean derrumbar la ajena. Falla la generación de propuestas y proyectos, pero se remarca el defecto ajeno y  la autocrítica brilla por su ausencia.

Somos rehenes de un fuego cruzado en el que los combatientes parecen vivir en un país utópico donde, aparentemente, en la política, ya no queda algo por construir y, en consecuencia, sobra el tiempo para pelear. ¿Dónde quedó el discurso? ¿Dónde quedaron las propuestas?

Señores, somos un país rico pero con hambre y sed; somos un país con recursos pero con desempleo; somos un país con capital humano pero sin posibilidades… por favor, no subestimen al electorado.  Queremos propuestas concretas. Para ver los defectos de sus gestiones, ya hemos tenido tiempo de sobra.

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