Las falencias de Cristina y la agenda del próximo presidente
A pocos días de la elección de un nuevo presidente, que asumirá su rol en diciembre y cambiará nuevamente el gabinete, creemos que es preciso detallar algunas cosas que Cristina Kirchner dejará de herencia en Balcarce 50. Si bien quedan todavía dos meses para que la presidente se retire definitivamente del cargo, las siguientes son las cosas más urgentes a solucionar.
Comencemos por la herencia del presidente Carlos Menem y del período de 750 días de Fernando de la Rúa en el poder. El riesgo país, que al comenzar enero estaba en 726 puntos, hace un mes bajó a 584 puntos. ¿Por qué? Básicamente, se apuesta a que el nuevo presidente pueda abrir el cepo y bajar la inflación. Así, se recuperarían inversiones para que, de aquí a un año -en diciembre 2016-, haya 10% de reactivación económica. Sin embargo, para lograr esto, algunos economistas como Jorge Remes-Lenicov (ministro de economía durante 2002) sostienen que hay que quitar, de alguna manera, subsidios, para no dejar tanto billete circulando libre ni emitir más sin respaldo en dólares del BCRA. Lo malo es que no se sabe cómo será la respuesta del público, porque nadie quiere perder lo que tiene.
Miguel Bein, economista asesor del candidato a presidente Daniel Scioli, cree que habrá un rotundo golpe en las tarifas y por ello, además, no habrá recuperación durante el primer trimestre de 2016, por lo menos (Bein calcula que habrá que acercarse a la CGT y hablar con los trabajadores sobre esto, ya que 80% de las familias hoy pueden prescindir de subsidios). Asimismo, el nuevo ministro de economía tendrá la difícil tarea de viajar a los Estados Unidos a buscar dólares y a negociar facilidades de pago con los holdouts, herencias de Kicillof que se acercan a 25.000 millones de dólares.
Otra de las deudas de la presidente Kirchner es moral. En todos los niveles del gobierno, sus ministros, secretarios y ella misma, deben ser llamados por la justicia para dar explicaciones varias sobre los movimientos de dinero discrecionales. La presunción de inocencia es un derecho y «todos deben ser considerados inocentes hasta que una sentencia los declare culpables», pero para ser juzgados culpables o inocentes hay que escuchar un juicio en proceso –o finalizado-.
Planes educativos y sanitarios no elaborados correctamente ni aplicados como tales. Cuando se hacen bien, estos se suelen crear asignando mayor presupuesto, para terminar con la indigencia y la desnutrición. El gobierno de Cristina sólo aplicó el 6% del PBI a salud y educación. El próximo presidente debe revisar esto.
Efectos, causas y consecuencias de la criminalidad, el narcotráfico y todos los delitos, que –por lo visto- no se combaten sacando miles de uniformados de distintas fuerzas a las calles ni modificando códigos. Un policía debe aprender en no menos de 6 años: Psicología criminal, sumisión sin armamento, mantenimiento y uso del arma de fuego, patrullaje diurno y nocturno, negociación de rehenes sin disparo. Y eso (aunque a medios y políticos no les guste) no se hace en menos de 1 año.
Se debe abandonar por completo el lenguaje violento y vengativo. El nuevo presidente deberá dialogar con todos, desde sindicatos hasta periodistas. La más grande deuda de Cristina está en sus confrontaciones con todo aquel que piensa distinto.
También. habrá que rever los números de empleados públicos que son mostrados para cubrir las faltas de empleo privado. Casi 15 mil nuevos empleados públicos se planean incorporar antes de diciembre; no está mal que las personas trabajen, está mal que lo hagan por fidelidad al modelo –o, de lo contrario, pierden su empleo-. Así sucede en la Jujuy de Milagro Sala, el Tucumán de Alperovich y la Buenos Aires de Scioli.
Todo esto se verá en unos pocos meses. Más de 40 millones de argentinos estamos en el momento de la tensa calma. Habrá que esperar.