Los casilleros del D.N.I.
En los tiempos que corren, cunde la desesperación por sostener el equilibrio de poderes republicano, mientras se vulneran derechos básicos que la Constitución Nacional garantiza y se “deneuniza” la vida cotidiana, poniendo en peligro la mera concepción del tejido social que da sentido a la vida comunitaria.
En los tiempos que corren, a pesar de las medidas que limitan la circulación callejera, sucesivas marchas de ciudadanos de la oposición piden mayor protagonismo a los legisladores que votaron, que se presenten a las cámaras legislativas, que exijan sesionar presencialmente en un espacio adecuado y por supuesto con las medidas de seguridad pertinentes.
Así que un grupo de Diputados juntó agallas para proponer una ley, que esperábamos fuese la respuesta a los sucesivos avasallamientos de la Carta Magna, a las promesas de campaña de Juntos por el Cambio o al menos, que ayude a salir de la tremenda crisis económica que nos empobrece y destruye.
Hecha la ley, echa la trampa
En lugar de preocuparse por ser útiles a la mayoría de la padeciente sociedad, frenar el boom de D.N.U. dándoles apoyo o rechazo pero categoría de ley… apoyar a comerciantes, PyMEs, ocuparse de los proyectos que sus partidos promueven, fomentar el empleo, defender a los vulnerables, pierden tantas oportunidades de ayudar a las mayorías que los votaron y a los contribuyentes…
En lugar de eso, se fijaron en un casillero del D.N.I. para agregarle una tercera opción.
De este modo, en sus limitadísimos esfuerzos laborales se ocupan de la minoría no binaria y piden el detalle de modificar el D.N.I. aseverando, al igual que el oficialismo en el caso de los runners, que es una cuestión de apariencias. Según ellos mismos, desean “representar el ejercicio del derecho a la autopercepción de género”.
Convengamos que una persona está en pleno derecho de reclamar en libertad que en su D.N.I. no se vea obligada a marcar sexo femenino o masculino, en el caso de quienes no se autoperciben ni hombre ni mujer, sino por fuera de una concepción binaria. Sería ideal eliminar la marca de sexo en el D.N.I., cada quien es cada cual y nadie pretende cuestionarlo.
Pero están muy lejos, muy lejos de las leyes necesarias en tiempos de crisis, de pandemia, de debacle económica. Saben ellos que fueron votados por más del 40% de la población para ser una oposición que se dedique a frenar los atropellos del oficialismo.
No son todos iguales
Entre los Diputados que se hacen eco de algunos reclamos encontramos, por ejemplo, a quienes denunciaron al Poder Ejecutivo Nacional por el intento de apropiación de propiedad privada (caso Vicentin), son Waldo Wolff, Federico Angelini, Pablo Torello, Gisella Scaglia, Álvaro de Lamadrid, Luis Petri y Marcela Campagnoli.
Para sumarse a firmar una denuncia justa, en representación de la ciudadanía, no estuvieron predispuestos, como deberían haber estado; pero para este detalle simbólico del D.N.I. presentó un proyecto Josefina Mendoza y adhirieron Adriana Cáceres, Camila Crescimbeni, Claudia Najul, Karina Banfi y Maximiliano Ferraro.
En los fundamentos del proyecto, brindan el listado de países donde existe la categoría de sexo no binario en sus respectivos documentos de identidad, ellos son Alemania, Australia, Nepal, Dinamarca, Malta, Nueva Zelanda y Pakistán, y los estados de California, Oregón, Montana y Nueva York de los Estados Unidos.
Lugares donde seguramente el presidente no trata a los ciudadanos de “idiota” (surfer), “miserables”, “gordito lechoso”, descalifica como “gente confundida”, etc. Ni retuitea golpes de puño a un periodista. Ni permite que sus funcionarios descalifiquen a nadie bajo el mote de “millenials estúpidos”, “porteños insoportables”, etc.
Documento Nacional de ¿Identidad sexual?
De todos modos, el proyecto no consultó a activistas que son conocidos referentes de cuestiones de género: hubieran escuchado que el casillero de la otredad no es representativo. Persiste la marginación entre quienes no se sienten conformes con el casillero de “otros”, porque desean que el D.N.I. consigne con precisión su opción.
Por ejemplo, Lara Bertolini estimó que su documento debe decir “femineidad travesti”. La opción de un tercer casillero “desapodera a las identidades en una masa universal que no dice nada y nos vuelve a invisibilizar”, como precisó en recientes declaraciones a la prensa y agregó que “siguen ejecutando el binarismo: ‘lo masculino’, ‘lo femenino’ y ‘lo otro’. Lo otro como lo raro».
Aseveró: «No me parece inclusivo sino todo lo contrario, me parece «despectivo»». Y reflexionó: “‘Otra’ no es una identidad, es una cosificación. Lo que se busca es una validación identitaria de los grupos que han sido vulnerados, no podemos generar una nueva invisibilización social», concluyó.
Tampoco el proyecto contempla a SaSa Testa, persona trans no binarie que defiende lo que denomina género fluido. Declaró que “este proyecto de ley tiene cuestiones bastantes problemáticas. (…) Lo problemático es la categoría ‘otro’. En esa noción de la otredad se sigue sosteniendo la hegemonía binaria, donde lo binario es lo central y ‘lo otro’ es lo periférico».
Y cerró diciendo: «Ninguna identidad debería ser más o menos que otra, el derecho a la identidad es un derecho humano”.
Asimismo expresó su disconformidad el activista intersexual Mauro Cabral Grinspan, reconocido hombre trans que dirige GATE (Acción Global para la Igualdad Trans) y coordina el proyecto Justicia Intersex. Explicitó: “El proyecto de ley establece tres posibilidades (hombre, mujer y otra), jerarquizando las identidades M y F sobre las otras, lo cual la Ley de identidad de género no hace”.
Definió su lucha: “Nuestro movimiento pelea por el fin de las intervenciones de normalización corporal que no sean médicamente necesarias ni hayan sido consentidas por la propia persona, por nuestro derecho a la cobertura de salud integral, por nuestro derecho a la verdad (incluyendo a nuestras historias clínicas), a la rehabilitación y a la reparación. También peleamos por dejar de ser personas instrumentalizadas para justificar proyectos que no han sido ni compartidos ni consensuados con nuestra comunidad”.
Finalizó aseverando que “la única opción plenamente compatible con el marco internacional de derechos humanos es la eliminación del sexo/género como categoría jurídica”.
Partido Mejorar
Tal como sucede hoy en Holanda, la propuesta del Partido Mejorar es simple: eliminar la casilla del sexo del D.N.I. para dejar de rotular a las personas. En ningún caso se postula que sea una medida urgente dentro de la situación actual, pero es una opción propia del liberalismo que respeta la identidad de cada ciudadano.