Luego de otro fracaso, Argentores pide más plata al Estado
Luego del rotundo (y merecido) fracaso de “Fanny la Fan”, una novela Argentina recientemente cancelada por falta de audiencia, ARGENTORES dió a conocer un comunicado que se viralizó en las redes sociales como un meme ridículo. El comunicado se encarga de repartir culpas entre los canales de televisión, el contenido importado y el público que no apoya la industria nacional, además de una triste apelación a lo más bajo del nacionalismo que apunta contra los actores de doblaje y las costumbres extranjeras. Finalmente, como era de esperar, en lugar de hacer una autocrítica para mejorar el producto y recuperar la audiencia perdida, la Asociación Argentina de Autores reclama ayuda del estado mediante una ley que restrinja la libertad de las emisoras y reparta subsidios entre los intérpretes.
Alguna claves para entender este nuevo fracaso
El fracaso de “Fanny” no es algo nuevo, por no decir que era bastante predecible. En los últimos años la audiencia argentina le estuvo dando progresivamente la espalda a las novelas nacionales, y los canales de televisión comenzaron a incluir más contenido extranjero, de mero entretenimiento, o político, el cual goza de bastante éxito. A continuación algunas claves del fenómeno:
Nada nuevo bajo el monitor: Parte del descontento del público proviene de la falta de novedades. “Los actores no hacen nada nuevo” se quejan en los comentarios de Facebook, “hace años que sólo se trata de triángulos amorosos, ciegos que recuperan la vista, y gente que pierde y recupera la memoria” replica otro usuario. Las nuevas series no generan empatía con la audiencia, además de que el producto no tiene calidad competitiva.
Cuestión de gustos: También hay que tener en cuenta que el gusto de la audiencia puede llegar a cambiar, ya sea por el cambio generacional, o por simple cansancio. Es por eso que las novelas extranjeras, los programas de entretenimiento y los programas de política están ganando un peso que antes no tenían. Si las novelas argentinas quieren sobrevivir van a tener que hacer un mejor estudio del mercado.
Nuevas reglas de mercado: Es relevante tener en cuenta la existencia de una competencia que hace 30 años no existía: internet. Las plataformas de streaming como Netflix y Youtube ofrecen un contenido variado con la misma facilidad que la TV, siendo que la clase media y alta tiene acceso a contenido infinito que no distingue nacionalidad, sólo distingue gustos. A su vez, el público milenial es más propenso a consumir contenido de calidad, ya se trate de una sitcom estadounidense o una serie como Game of Thrones.
La actitud de actores y farándula: Finalmente, hay que tener en cuenta la actitud de los propios actores y la farándula, quienes pasean por lo medios declarando que no miran televisión argentina. Es verdaderamente torpe, por no decir soberbio, creer que el público va a consumir un producto que su propio autor no consumiría. También ayuda a generar antipatía la sobre exposición mediática que tuvieron las opiniones políticas de los artistas.
Es lógico que el público general deje de seguirlos si relaciona un rostro con un comentario desagradable, y no con un personaje adorable. No olvidemos que el arte es subjetivo y depende de la percepción del público.
La solución a la crisis
Como ya mencioné en otras notas de opinión, sigo sosteniendo que los contribuyentes argentinos no tenemos ninguna obligación material ni moral de subsidiar productos culturales que no sean de nuestro agrado. La repartición de subsidios no garantiza la promoción de una serie o película, pero necesariamente significa un empobrecimiento de quien paga los impuestos, y un enriquecimiento de quienes lo reciben, independientemente de su éxito artístico.
La solución es la misma para cualquier industria en crisis. Los actores y autores deben ser conscientes que su arte u oficio, en lo que respecta al dinero, es un producto más en el mercado. No hay que olvidar que la razón por la cual Van Gogh murió pobre y Picasso murió rico no fue cuestión de talento, sino cuestión de empatía con su clientela. Su público invierte tiempo y plata en visualizar series y películas, siendo que están en su derecho de dejar de consumirlas.
Ya es hora que los actores y autores argentinos dejen de pedir subsidios, que no solucionan problemas, y reglamentaciones que restringen la competencia. Es necesario para quienes forman parte de la industria audiovisual bajar los costos cuando sea necesario, redoblar los esfuerzos, y por sobre todas las cosas, que se ganen honestamente la atención de su cliente como cualquier otro emprendedor.