Mauricio Macri ingresando a la Asamblea General de la ONU

Mauricio Macri hizo ante la Asamblea de la ONU un balance de su gestión como presidente, y resaltó que durante su primer mandato logró la reinserción de la Argentina en el mundo. “Desde que asumí en 2015, decidimos dejar atrás una etapa de confrontación con el mundo y encarar una inserción inteligente”, sostuvo, criticando sin hacer nombres la administración del kirchnerismo en política exterior.

Macri ofreció un discurso con varios mensajes que parecieron más destinados al electorado argentino que al mundo diplomático. “En estas épocas de incertidumbre que vivimos los argentinos mi prioridad es llevarle tranquilidad a ellos”, sostuvo.

El presidente tocó varios temas que suelen ser parte de su discurso de campaña: la “dictadura de Maduro”, la impunidad de Irán, el tratado del Mercosur y la UE, entre otros.

Ante la Asamblea General, y tras reunirse con directivos del FMI por el último desembolso, el Presidente repasó logros de su Gobierno en materia de lucha contra el narcotráfico, el lavado de dinero y el terrorismo. Recordó que por decreto congeló activos de organizaciones sospechadas de estar vinculadas a Hezbolah, una medida que generó mucha controversia.

También fue muy duro con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, al igual que en discursos anteriores ante el mismo plenario. “La dictadura de Maduro sumió a Venezuela en una catástrofe humanitaria sin precedentes”, advirtió Macri y pidió a la región y a la comunidad internacional seguir insistiendo con herramientas “diplomáticas” para forzar la salida del presidente venezolano.

Macri reivindicó la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas, aunque resaltó que construyó con el Reino Unido una relación cordial. Y también pidió a Irán que colabore para que el país pueda interrogar a los acusados de ser autores intelectuales del atentado a la AMIA.

Por último, Macri destacó el papel argentino en el acuerdo entre la UE y el Mercosur, cuyo dictamen preliminar se firmó este año. “Es uno de los acuerdos comerciales más importantes del mundo”, sostuvo.

Macri y Lacunza se reunieron con el FMI

El presidente Mauricio Macri se reunió este martes al mediodía en New York con el director gerente interino del Fondo Monetario Internacional, David Lipton, para “escuchar cuál es la visión” del organismo, en un momento de gran incertidumbre tras las PASO.

“Fue una buena reunión”, dijo el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza a un grupo de periodistas argentinos, entre ellos Clarín, que lo esperaban a la salida del edificio. “Pasó al final el presidente, en los últimos 10 minutos, para manifestarles (a Lipton y Werner) la posición argentina”, agregó. Y dijo que Mauricio Macri les había señalado que “la Argentina cumplió con todos los compromisos en materia monetaria y fiscal, tanto cuantitativos y cualitativos, y eso quedó claro en la reunión”. La palabra de Macri señala claramente la intención de dejar sin argumentos al FMI si ese organismo pretende retacear el esperado desembolso de US$ 5.400 millones.

Además, el ministro dijo que las conversaciones continuarían más adelante, y puso fecha a la nueva etapa: “Vamos a seguir trabajando en la semana del lunes 14 de octubre en Washington”, dijo, anticipando un nuevo viaje de funcionarios argentinos.

Cuando se le preguntó sobre la quinta revisión que el Fondo debería haber comenzado ya hace más de un mes para el desembolso de septiembre, Lacunza fue elíptico. “Estamos trabajando en ese marco. Empezamos hace un mes en Buenos Aires y hoy vimos a la máxima autoridad del Fondo, que es David Lipton hasta que se nombre a la nueva directora gerente y quedamos en seguir trabajando el 14 en Washington”.

En realidad, tras el resultado de las PASO y las turbulencias financieras que se desataron, desde el Fondo siempre han evitado decir que la quinta revisión estaba en marcha. Si las conversaciones técnicas aún continuarán el 14 y quizás más allá, es probable que se logre que la quinta revisión se concrete tras las elecciones del 27 de octubre. Así, la política del «Wait and see» que en voz baja pregonaban desde el Gobierno y en Washington –o sea esperar y ver quién dirigirá el país los próximos 4 años– podría concretarse.

El encuentro duró unos 40 minutos y sucedió en la sede de la misión de la Argentina ante las Naciones Unidas, en un edificio en la Primera Avenida, frente al organismo internacional.

Antes de ingresar a la reunión, Macri había dicho a los periodistas argentinos que iba a “escuchar cuál es la visión del Fondo sobre lo que está sucediendo” en la Argentina.

Además de Macri y Lipton, del encuentro participaron el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris. Además, estuvo el director para el Hemisferio Occidental del organismo, Alejandro Werner.

En ese encuentro, que fue calificado por fuentes como más bien “político”, los argentinos buscaron destrabar el desembolso de 5.400 millones de dólares que el FMI debería haber evaluado en septiembre, pero que quedó en un limbo tras el resultado de las PASO y las turbulencias en los mercados que se desataron días después. Desde el Gobierno y desde el Fondo la postura ahora es más bien “wait and see”, (esperar y ver) qué pasa tras las elecciones de octubre.

Después de la reunión con Lipton, Sandleris se volverá para Buenos Aires, pero Lacunza viajará el miércoles a Washington para continuar el diálogo con el Fondo, ya de manera más formal y en el aspecto más técnico. En la capital estadounidense se volverá a reunir con Werner, pero se le sumará también el equipo técnico encabezado por Roberto Cardarelli, el jefe de la misión que ha viajado varias veces a la Argentina para examinar los números.

Si bien no hay demasiadas expectativas de que desde estas reuniones se traiga por ahora un resultado concreto, Lacunza mostrará los últimos números (el ministro ratificó que buscarán mantener el cumplimiento de las metas fiscales del programa) y el proyecto de reperfilamiento de la deuda pública que el Gobierno envió al Congreso la semana pasada y que también expuso ante los inversionistas en Nueva York.

Una posible renegociación del préstamo de 57.000 millones de dólares también es una de las cuestiones que está en debate, pero se estima que nada será alcanzado sin que se despeje la duda de quién será el próximo presidente.

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