Macri, la opción real del cambio
Si bien Mauricio Macri carece de una campaña agresiva contra los bombazos que recibe a troche y moche del resto de los candidatos, incluso de Margarita Stolbizer, es la única oposición real y en pie frente al oficialismo, que revela querer llevar un cambio a lo largo y ancho del país de una manera pacífica, sin confrontar, dialogando, y nunca mejor dicho, para todos y todas de una manera literal (y no como una frase hecha y estrujada que hoy nos deja la Jefa de Estado).
Llama la atención cómo Sergio Massa está más preocupado en pegarle a Cambiemos y al propio Macri que al oficialismo que dice combatir. Recordemos que el ex intendente de Tigre, que hoy quiere convencer a un país desmemoriado, fue oficialista cuando estuvo al frente de la ANSES (hoy desvalijada) desde 2002 a 2008 y fue Jefe de Gabinete de Cristina durante el 2008. Por no seguir con la lista. Es quien le pega a Cristina y sus “pakitos” insistiendo ser DISTINTO, pero se rumorea que arregla por debajo con Hand Sola.
Finalmente, nada nos puede sorprender de un pejotista; hoy se aman, mañana se odian y pasado se “acuestan” de nuevo.
Mientras Stolbizer busca ganar para sí unos pocos puntos más en votos, el tamaño de su ego no le ha permitido “jugarse” por la República. Yendo sola lo único que logra es dividir aún más a la oposición, que hoy tendría que estar más junta y unida que “La familia Ingalls”.
Por detrás siguen Rodríguez Saa, que intenta nuevamente una frustrada postulación (convirtiéndose en el nuevo Filmus de la época), y Del Caño, que solo arrastra a un pequeño sector de indecisos votantes opositores que no se la juegan ni por blanco ni por negro. Se libran, de esta manera, del peso del “yo no lo voté” (regalándole el voto al oficialismo). Por último, sobresale una izquierda pequeña, convencida de que Macri es un privatizador, olvidando el nunca mejor dicho “Menem lo hizo”.
Así está el panorama a pocos días de las elecciones. Muchos funcionarios honestos y deshonestos, en lugar de ir pensando en dejar sus cargos, se atornillan a sus sillas y arreglan con unos y con otros, vendiéndoles su alma al diablo con tal de no dejar de robar.
Macri no puede despegarse de su fama de privatizador y oligarca. Pero, como bien dijo él mismo, si no aprendió algo de lo que hizo mal, entonces no creció como persona y como político. Y así estamos…seguimos condenando, sin mirar la real transformación de la Ciudad de Buenos Aires, donde con un Gobierno en contra y sin tener mayoría, Macri ordenó la ciudad, invirtió en transporte, nos indujo a la mentalidad del reciclaje, entre otras tantas cuestiones. Sí, claro. Falta y mucho. Pero hizo cosas y eso molesta.
A ver. Yo no apoyo incondicionalmente a alguien. Tengo la capacidad de ser crítica. Si hoy el “modelo”, como deciden llamarlo, me ofreciera igualdad social, pluralidad, seguridad, trabajo en blanco y educación antes todas las cosas, lo votaría. Pero no es así; solo intentan, a través de una campaña violenta, del fraude y del miedo, asegurar su continuidad.
Actualmente son Mauricio Macri y el frente Cambiemos quienes ofrecen una plataforma política atractiva. Se dirigen al pueblo sin agredir, porque supieron debatir, dialogar, unir a las personas y trabajar en equipo, que es lo que ningún K hace. Porque insisto: intentar debatir con un K es estéril.
Hoy es Macri, y mañana puede ser otro, quien represente lo que quiero y deseo. Hoy, la continuidad de la República está en mano de CAMBIEMOS. Votar al resto de los 5 candidatos es regalarle el voto al oficialismo. Como dice Carrió, después “no se quejen”.