Narcotráfico: ¿qué tan buenas son las propuestas de los presidenciales?
Las propuestas realizadas por los tres principales candidatos a la Presidencia de la Nación sobre el flagelo del narcotráfico presentan numerosas falencias, no sólo desde el punto de vista de la aplicación sino también desde el enfoque desde el que es analizado el tráfico de estupefacientes.
1)Sergio Massa:
En sus spots y discursos de campaña el candidato por el Frente Renovador realizó, hasta ahora, las propuestas más contundentes y, a la vez, menos deseables para luchar contra el narcotráfico.
Sus propuestas pueden resumirse en: a) “…llevar a las Fuerzas Armadas a los barrios”; b) “…utilizar a las Fuerzas Armadas para atacar y bloquear la frontera”; c) “expulsar de la Argentina a los extranjeros vinculados a la droga”; d) “…instalar juzgados federales y fiscalías especializadas”; entre otras cosas.
Lo más relevante de sus propuestas es la utilización de las Fuerzas Armadas para la lucha contra el narcotráfico, lo que conllevaría un proceso de securitización del problema del tráfico de estupefacientes.
El combate del tráfico de estupefacientes es una tarea exclusiva de las fuerzas policiales federales, no de los militares, y la comprensión de que este punto es fundamental permite entender por qué sus propuestas pueden llegar a ser problemáticas en numerosos aspectos.
Según la Escuela de Copenhague, en el campo de las relaciones internacionales, todo fenómeno puede ser “securitizado”, es decir, reconstruido y redefinido como un tema de seguridad nacional. Se dice que una problemática es finalmente securitizada, cuando el Estado adopta medidas extraordinarias para combatirlo. El problema surge cuando estas medidas van en contra de los procedimientos y las funciones habituales de cada organismo estatal, lo que crea una gran confusión a la hora de definir qué función le corresponde a cada aparato (en este caso, a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de Seguridad).
La decisión de utilizar al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea en el combate contra el narcotráfico, sólo llevaría a una desprofesionalización de las mismas, a una desatención de las funciones a las que fueron asignadas primordialmente, y a un uso de medidas extraordinarias que, en ocasiones, podrían llevar a la ilegalidad de algunas prácticas, por estar por fuera de los procedimientos habituales.
Sin lugar a dudas, antes de militarizar el combate contra el narcotráfico, sería conveniente asignar mayores recursos (no sólo económicos sino también humanos y materiales) a las fuerzas policiales, cuya función es atender la seguridad interior a nivel federal.
2)Mauricio Macri:
Creo que el mayor problema de sus propuestas (que fueron, en su mayor parte, bastante generales e inespecíficas) es la óptica que aplicó para analizar la problemática del narcotráfico: presentó una visión miope, de corto alcance, que piensa al narcotráfico sólo en los últimos eslabones de la cadena del tráfico de sustancias ilegales, es decir, en la venta minorista y el consumo de las mismas.
La mayor parte de sus propuestas, que pueden vislumbrarse apenas a través de las distintas entrevistas que le hicieron y pequeños fragmentos de sus discursos, no apuntan a lo que, según considero, es la etapa más peligrosa de la cadena del narcotráfico; a saber, la producción de estupefacientes, el tráfico y la venta mayorista de las drogas.
No se puede negar que aplicar medidas para disminuir el consumo de drogas, con todos los efectos negativos que acarrea sobre la salud de la población en general, constituye la parte de un buen plan. Pero, en mi opinión, no va al corazón del asunto. Un conocimiento profundo del flagelo del narcotráfico radica en no tomarlo como un delito aislado. Su característica principal es que constituye un conjunto de delitos de la criminalidad organizada, que incluye, además del tráfico de estupefacientes, el lavado de dinero, la trata de personas y los crímenes ambientales.
Atacar sólo al consumo y a los dealers de las ligas “menores”, que tienen contacto con el consumidor final, reforzando las medidas policiales opresivas en esas áreas, no llevaría a terminar con el narcotráfico sino a nuevas formas de adaptación en la última parte de la cadena del tráfico de sustancias ilegales.
3)Daniel Scioli:
Si hay un candidato que casi no abordó, hasta ahora, la problemática del narcotráfico en sus discursos, fue Daniel Scioli. El actual gobernador de la provincia de Buenos Aires tampoco la aborda en su plataforma política. Apenas es nombrada en alguno de sus spots (con frases como “Victoria es saber que la lucha contra el narcotráfico no está ganada, pero tampoco perdida” y “Victoria es que los chicos salgan de la droga y tengan a donde entrar”, que están enfocando, como Macri, la problemática del tráfico de estupefacientes, desde la demanda y el consumo).
Si una cosa distingue su postura respecto a las políticas de lucha contra el narcotráfico, no sólo durante su campaña sino también durante su gobierno, es su visión descentralizadora. Sin ir más lejos, durante su gestión, se crearon numerosas policías locales y se pusieron en funcionamiento diversos comandos de prevención de tipos delictuales específicos (por ejemplo, la creación de las distintas comisarías de la mujer, en relación a la violencia de género). Sin embargo, en mi opinión, el narcotráfico no debe ser abordado de manera local ni provincial, debe ser tomado como delito federal; igualmente, los otros tipos de delitos organizados. En la actualidad, ninguno de los organismos pertenecientes a los niveles provinciales y municipales están en condiciones de tratar con este tipo de crímenes, ni tienen las “herramientas” necesarias para hacerlo. Tampoco deberían, ya que el combate contra el narcotráfico no forma parte de sus competencias.
La realidad es que ninguna de las propuestas presentadas hasta ahora lograría ser eficaz en la lucha contra el narcotráfico. En mi opinión, se hace necesario ahondar los conocimientos que se tienen sobre el tema, convocando especialistas y planteando, de manera integral, una solución a la problemática, con los órganos que fueron creados para tal fin. Las “herramientas” están. Falta voluntad de utilizarlas, realizar un control sobre ellas, darles dirección.