No tan distintos: liberales y desarrollistas
Luca Prodan, uno de los íconos del rock nacional, escribió una canción basándose en las diferencias que existían en aquella Alemania post Segunda Guerra Mundial y de la cual imaginaba que algún día lograría integrarse nuevamente. Mismo origen, mismas creencias, diferentes formas de aplicación.
Vaya uno a saber porque hago mención a Luca Prodan para referirme a liberales y desarrollistas, pero es que el título de una de sus canciones más emblemáticas sirve como disparador y bien puede aplicarse a esta opinión. Y es que la frase “No tan distintos” explica la aplicación a estas dos corrientes. No quiero dejar de referirme a que el liberalismo y el desarrollismo son dos doctrinas fascinantes, pueden analizarse desde un punto de vista filosófico, cultural y económico y este país ha experimentado parte de las dos.
Como hablamos de política voy a dejar de lado a Prodan y voy a emplear la expresión “buscar diagonales” que se aplica mejor a la dinámica actual. Para comenzar, pongo especial atención en que ni el desarrollismo ni el liberalismo son movimientos populistas, por el contrario, no se caracterizan por ofrecer resultados inmediatos, no monopolizan el discurso y tampoco ofrecen un gobierno de masas. Por el contrario proponen un modelo a largo plazo, con resultados concretos y que perdure en el tiempo. Claro que para que esto suceda también se deben respetar las instituciones y el republicanismo. Ambas corrientes pregonan el respeto y el fortalecimiento de la República.
Estoy convencido de que ningún extremo es beneficioso, sobre todo en cuestiones políticas, por tanto descreo de aquel liberal que minimice al desarrollista por intervencionista y a aquel desarrollista que haga lo mismo con su par liberal por fantasioso.
Propongo la integración como medio fundamental para alcanzar el modelo de país que alguna vez fuimos y que ciertamente tiene parte de ambas doctrinas. Sobre todo en tiempos de hoy donde el populismo no ofrece cambios en el horizonte. De nosotros depende.