Peronismo, ¿la tercera es la vencida o no hay dos sin tres?

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Tras doce años de Gobierno, por tercera vez en su historia la ciudadanía le dio al peronismo la responsabilidad de ser oposición. Tendremos oportunidad de saber entonces cuál de los dos dichos populares tiene mayor arraigo en la política local, si finalmente la tercera será la vencida y en lugar de plantear una política obstruccionista, el peronismo plantea una oposición constructiva y propositiva o si, por el contrario, no hay dos sin tres y, como cada vez que fue oposición, priman los intereses de facción que atentan contra el interés general.

La historia nos trae pistas sobre esta última opción, puesto que tanto en el Gobierno de Raúl Alfonsín como en el de Fernando de la Rúa, el peronismo en sus más diversas expresiones primó el interés particular del sector y dirigió todo su accionar en pos de hacerse con el Gobierno, en detrimento de la elección de la mayoría de la ciudadanía.

Hay quienes creen, por el contrario, que quienes hoy son los máximos dirigentes del sector aprendieron de la historia y están dispuestos a construir a partir de la diferencia, y en este sentido se enumeran las recientes votaciones frente a los proyectos de pagos a los holdouts o las fluídas relaciones entre algunos gobernadores y el presidente de la República.

Han pasado cuatro meses de la asunción de Cambiemos en la Presidencia y aún no queda clara la política que llevará adelante el peronismo. Por un lado hay quienes defienden la buena y constructiva relación con el oficialismo cuyos principales referentes son el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey y el presidente del bloque de Senadores Nacionales, Miguel Pichetto. Y frente a este sector, el núcleo más duro del kirchnerismo que pese a los discursos iniciales llamando a la construcción de una política moderna, se abroquela en la postura opositora histórica del peronismo y así lo atestigua el reciente discurso de Cristina Fernández tras ser indagada en la Justicia.

Y en medio de ésto, nosotros, los ciudadanos de a pie, que vemos como la mayoría de las veces la discusión no gira en torno a nuestros problemas cotidianos sino en derredor de las preocupaciones particulares de ciertos dirigentes que creen dirigir gente y no hacen más que trabajar de representantes en lugar de representarnos.

Por eso es que estamos ante un momento histórico, donde, como decíamos, asistiremos a develar cuál de los dichos es real y cuál una mera declaración de intenciones. Pero no debemos asistir como meros espectadores, porque el futuro de este momento es nuestro propio futuro y tenemos que ser nosotros quienes lo construyamos, apelando a nuestras mejores experiencias y a nuestros sueños más nobles.

Somos nosotros, los que tras alinearnos detrás de alguna ideología política, sea cual fuere, quienes podemos empezar a hacer renacer el intercambio de ideas y no la pelea, la crítica y cuestionamiento acompañado de la escucha abierta y no el ataque ciego y sordo del fanatismo. Y esto desde nuestro lugar, hablando en la calle con el vecino, en un grupo de amigos, en el almacén del barrio, en el trabajo…

Tenemos el poder de avalar ese no hay dos sin tres o dar un paso histórico…

Tenemos que lograr entre todos que esta vez sea la vencida, porque sólo entonces podremos construir un futuro promisorio para nosotros y quienes nos sucedan, porque pese a que nos hayan dicho que estábamos ‘condenados al éxito’, el éxito sólo se obtiene trabajando día a día por él, sabiendo que el todo es más, mucho más, que cada uno de nosotros individualmente, y que sólo juntos lograremos construir el país que queremos.

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