Premio Carlomagno: Fuerte discurso del papa

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En otra muestra de firmeza, y con mucho contenido político, el papa Francisco se dirigió a toda la comunidad europea luego de recibir el premio Carlomagno por su contribución a la paz. Este premio, que fue dado a Juan Pablo II en 2004, se otorga por segunda vez a un papa, las instituciones lo consideran: “la voz de la conciencia” y por su “mensaje de esperanza en tiempos en que tantos ciudadanos europeos están necesitados de orientación”.

Sin embargo, no todo fue tan sencillo ni mucho menos. Luego de recibir este galardón, el sumo pontífice, declaró: “sueño con una Europa en la que ser migrante no sea un delito sino una invitación a comprometerse con la dignidad humana, sueño con una Europa de la que no se pueda decir que la defensa de los derechos humanos fue su última utopía”. Y continuó: “Los proyectos de los padres fundadores, mensajeros de la paz y profetas del futuro, no han sido superados: inspiran, hoy más que nunca, a construir puentes y derribar muros». Así, el papa Francisco, decidió tomar cartas en el asunto y condenar a toda la comunidad europea por negar el acceso a refugiados de guerra. En ese mismo relato, declaró que no es posible que pensemos en la educación de los jóvenes si no se le ofrecen condiciones de vida dignas.

En tiempos en los que ningún líder político del mundo parece realmente interesado en políticas de contención social; y donde nuestro propio país banaliza sus dichos y actitudes, el papa Francisco, continúa con su labor socio-religiosa. No vaciló en afirmar: «Lo que la iglesia critica es el espíritu que el capitalismo ha alentado al utilizar el capital para someter y oprimir al hombre” «el capitalismo se desarrolla con características de individualidad, en una vida donde los hombres buscan su propio bien y no el bien común”. «Nadie puede aceptar el neoliberalismo y ser un buen cristiano”.

Con claros mensajes y llamados a la acción y a “salir a las calles”, el papa Francisco, sigue una idea de principio a fin; según teólogos y estudiantes del movimiento del Vaticano, el papa argentino sigue siete puntos básicos para lograr liberación y compromiso social; donde la fe y la política se mezclan: Opción preferencial por los pobres; La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre; La espiritualidad de la liberación exige hombres nuevos y mujeres nuevas en el Hombre Nuevo Jesús; La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana y de la necesidad de eliminar la explotación, la falta de oportunidades e injusticias de este mundo; La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y es consecuencia de un pecado social; No solamente hay pecadores, sino que hay víctimas del pecado que necesitan justicia y restauración; y, El método del estudio teológico es la reflexión a partir de la práctica de la fe viva, comunicada, confesada y celebrada dentro de una práctica de liberación.

En su discurso del anterior miércoles, el papa Francisco, no olvidó tampoco la crítica mirada hacia Argentina, en ese discurso manifestó: Rezo por ustedes, llevan adelante una misión difícil, tengan coraje para trabajar en la reinserción de los presos». Ante unas 21.000 personas, Su Santidad, recordó la parábola del buen pastor y expresó: «Para Dios nadie está definitivamente perdido; todos somos ovejas reencontradas».

A esa ceremonia de premiación asistieron entre otros: la jefa del Gobierno alemán, Angela Merkel, y los presidentes de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y del Consejo de la UE, Donald Tusk, así como el rey de España, Felipe VI. De España. El texto completo de su discurso podes verlo acá:

¿Qué es el Premio Carlomagno?

El premio que recibió el papa Francisco antes de su duro discurso contra la comunidad europea, es un premio otorgado desde 1950 por la ciudad alemana de Aquisgrán a cada miembro de la comunidad europea que contribuya con la paz y el consenso socio político. Su origen se remonta al 19 de diciembre de 1949 cuando Kurt Pfeiffer (un comerciante de la ciudad de Aquisgrán) fundó un círculo cultural -la Corona Legentium Aquensis- con la intención de fomentar el diálogo entre los políticos, los científicos y los personajes culturales de toda Europa.

El fundador del Premio Carlomagno, describió el galardón con la siguiente frase: El premio actúa hacia el futuro y conlleva un deber de contenido sumamente ético. Se dirige, regenerado por una nueva fuerza, a la unificación de los pueblos europeos para defender los más altos valores humanos: la libertad, la humanidad y la paz, para ayudar a los pueblos oprimidos y marginados, y para asegurar el futuro de los hijos y de los nietos.

El jurado que otorga el Premio Carlomagno está formado por 17 personas, entre las que se encuentran el alcalde de Aquisgrán, el deán de la Catedral y el rector de la Escuela Técnica Superior de Renania-Westfalia, radicada igualmente en Aquisgrán, así como representantes de los partidos políticos.

 

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