Sabina, al más puro estilo Alberto
Parece que las idas y vueltas del actual presidente brindan un marco de «todo vale» respecto de la palabra de un funcionario, entonces al giro del cachetazo van construyendo un relato endeble, donde la falopa no es falopa, la mentira verdad, Cambalache es el himno y Sabina es María La Paz (un paso adelante, tres pasos p’atrás).
En diálogo con Benjamin Gedan, director del Argentina Project del Wilson Center, Sabina reeditó el resonado «bad informeishon» (SIC), ya que dijo livianamente que “no hay muchos robos, pero los medios de comunicación los hacen visibles”. Para la antropóloga, rige el principio de Berkeley «ser es ser percibido» y entonces, al estilo que caracteriza al populismo respecto de la manipulación de la opinión pública, intenta esgrimir su espada contra los periodistas.
“Estamos viendo hechos de violencia, sobre todo en ocasión de robo, que los medios de comunicación hacen visibles. No son muchos casos, pero tenemos en Argentina por suerte una gran intolerancia a la violencia y eso es algo que genera las reacciones sociales y mediáticas aun cuando no sea el nivel de Brasil y México”, expresó con su óptica convenientemente chicata.
Sin entrar en detalles, claro está, como los más de cuatro mil presos que sacaron de las cárceles, el hambre que el actual gobierno dice cuándo se debe sentir, cuándo organizar en una mesa de famosos, cuándo tapar y cuándo ignorar…
Tampoco la Ministra tomó en cuenta el riesgo de ser desautorizada por la superioridad, tal cual como sucedió, porque no se puede tapar el sol con un dedo.
Por eso, después que dijo, se desdijo. De la panchería porteña nos fuimos directamente al puestito de los panqueques. No hay una palabra de ley, pongan la mesa que ya están listos, vuelta y vuelta. Antes no, ahora sí “hay un aumento del delito, sobre todo de la violencia”.
A su lado, en conferencia de prensa, el que suma juntando las miguitas del mantel, Sergio Massa, afirmó que “la inseguridad no es una sensación, es una realidad”. En árbitro, dijo que «No se trata de una polémica de uno u otro ministro o de una u otra jurisdicción, sino de cuidar la vida de la gente«, y asumiendo su eterno rol de dueño de la verdad cerró: “esto no está sujeto a polémica”.
Massa habló después de las expresiones del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, tercera generación de sacrificados servidores públicos, quien le marcó la cancha a la ministra y la mandó al vestuario, reconociendo el aumento de la inseguridad. «Estamos viendo -admitió- que hay un aumento del delito, pero sobre todo de la violencia. Las dos cosas nos preocupan, pero la violencia nos preocupa mucho más porque es el riesgo de vida«.
El exlibrero señaló: «Claramente hay un aumento de los casos desde la pandemia; si tomamos el termómetro del 19 de marzo, cuando se decretó el aislamiento, y donde estábamos todos en nuestras casas y obviamente a partir de que se fue reanudando y hay cada vez más gente, evidentemente ahí sí ha habido un aumento«, afirmó.
Sabina Frederic, asumida la realidad, asevera contar con los medios para realizar patrullajes «con nuevos operativos, con operativos de refuerzo, con operativos dinámicos y con la fuerza de respuesta inmediata«. Mientras la sociedad ve a los policías controlando y multando a los ciudadanos comunes, por la cuareterna de esta infectadura, ve a los siete policías apichonarse contra un barrabrava (que escapó y hasta le robó el reloj a un oficial que intentaba detenerlo).
No tiene opciones la Ministra, ya no se trata de medir el humor social ni de emitir opiniones infundadas buscando un culpable. Quien visibiliza los acontecimientos no está adoctrinando, el relato es un constructo exprofeso de quienes hacen de eso su medio de vida, los periodistas no son una masa manipulada.
Respecto de las palabras de Frederic, fue muy claro Cafiero: «Lo que sí sé es lo que plantea la ministra de Seguridad Frederic con respecto a una estadística con relación al año pasado; ahora, con relación a marzo sí evidentemente hay más casos«. En este caso, otra variable con que la antropóloga, al igual que el presidente, «dobla el papel» para mostrar una parte de los datos, para que cierre el modelo que quieren imponer.