Salud pública y cómo atender a la gente…
Muchas veces pensamos que en la salud pública,por ser tal, no curará nuestros padecimientos, lo hará en forma parcial, o no nos atenderán como nos merecemos.
A lo largo de mi vida supe que no es así, y estos últimos meses pude terminar de comprobarlo.
Mi experiencia con la salud pública (y privada)
Nací en la Clínica Otamendi, por un problema congénito llamado Mielomeningocele fui derivado con urgencia al Garrahan, de ahí al Ricardo Gutierrez, después al Italiano, y ahora que mi obra social no quiere cubrirme el tratamiento, un poco por descarte y otro por conveniencia (es uno de los pocos lugares que saben tratar mi patología), terminé en el IREP, dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
TODO en este lugar es perfecto, la atención, las prácticas médicas, la comida, pero por sobre todo, detrás del personal médico (y no médico también), HAY SERES HUMANOS, que como tales, no sólo se ocupan de las cuestiones médicas, sino que además, escuchan al paciente.
Como escribí al principio, muchas veces pensamos que el lugar, por el solo hecho de que diga ‘salud pública’, no funcionará como nosotros queremos o pensamos, pero no, acá tienen de todo, y si no lo tienen corren para conseguirlo (personalmente me pasó con mi alergia al látex por la cual han tenido que postergarme cirugías porque el establecimiento no contaba con los elementos libres de esa sustancia, acá no, me dijeron «tal día te operamos» y ese día estaba todo listo (y hasta sobraban cosas).
Muchas veces es gracias a los organismos que deben ocuparse de que todo funcione otras, del lugar que está siempre atento a las necesidades del paciente, o como en este caso, una combinación de ambas, y ésto demuestra que cuando las cosas se quieren hacer, SE PUEDEN HACER.