Sean Conley anunció que Trump decidió tomar hidroxicloroquina

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Donald Trump, enfrentado a su médico, Sean Conley

Presidente de Estados Unidos, Donald Trump

El médico de la Casa Blanca, Sean Conley, explicó la decisión sobre el uso del medicamento antiviral hidroxicloroquina por parte del presidente Donald Trump de forma preventiva, ya que el presidente no muestra síntomas de la enfermedad y ha dado negativo en todas las pruebas realizadas.

Según detalló el propio Sean Conley, el doctor y Donald Trump debatieron sobre las ventajas del tratamiento. “Luego de numerosas discusiones que él y yo tuvimos sobre la evidencia a favor y en contra del uso de la hidroxicloroquina, concluimos que el potencial beneficio del tratamiento superaba los riesgos relativos”, indicó en un comunicado difundido por la Casa Blanca.

Sean Conley también subrayó que continúa monitoreando los diversos estudios sobre potenciales terapias contra el COVID-19.

La FDA, la agencia federal que regula los medicamentos en Estados Unidos, advierte contra la administración de hidroxicloroquina para la prevención o el tratamiento del coronavirus, y señala los efectos secundarios como “problemas graves de ritmo cardíaco en pacientes con COVID-19”. La FDA solo autoriza su uso en casos de emergencia.

Según explicó Trump en conferencia de prensa, ha estado tomando el medicamento “durante aproximadamente una semana y media”, todos los días junto a un suplemento de zinc. Cuando se le preguntó por qué, respondió: “Porque creo que es bueno. He escuchado muchas buenas historias” añadió.

En cuanto a las discusiones con Sean Conley, refirió: “Le pregunté qué pensaba. Me dijo: ‘bueno, si quieres’. Le dije ‘sí, quiero tomarla’”.

A principios de mayo, un artículo médico neoyorquino sugirió que la combinación de hidroxicloroquina con el suplemento dietético de sulfato de zinc, que tiene propiedades antivirales, podría crear un tratamiento más efectivo contra el coronavirus para pacientes que ya sufren la enfermedad. Pero Matthew Heinz, un médico de Arizona que trabajó en el gobierno de Barack Obama, dijo que los medicamentos como la hidroxicloroquina no son “benignos” y abiertos para un uso no regulado. “No puedo enfatizar lo suficiente lo imprudente que es alentar a cualquiera a tomar hidroxicloroquina o cualquier otro remedio no probado”, dijo en un comunicado.

Trump señaló que no hay nada que perder al intentar posibles tratamientos. “Parece tener un impacto, y quizás sí, quizás no, pero si no, uno no se va a enfermar ni a morir”, dijo. “Tomo una pastilla todos los días. En algún momento pararé”.

La revelación sobre el tratamiento por parte de Sean Conley, fue duramente criticada por los líderes de la oposición demócrata. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que “no es una buena idea” que Trump tome la droga como un potencial tratamiento para el coronavirus, teniendo en cuenta que pertenece a los grupos de riesgo. “Preferiría que no tomara algo que no ha sido aprobado por los científicos, especialmente en su grupo de edad y en su, digamos, grupo de peso, que es mórbidamente obeso”, dijo Pelosi durante una aparición en la cadena CNN.

En tanto, el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, calificó de “imprudente” la decisión de Trump de tomar la droga. “Da a la gente falsas esperanzas, hace que la gente evite la atención médica real, y puede realmente causarles problemas. Es simplemente peligroso lo que hizo”, dijo en MSNBC.

Este lunes, Estados Unidos reportó 759 nuevas muertes por coronavirus y el total ya supera las 90.000, la cifra más alta del mundo.

Después del anuncio de Sean Conley, Miami reabre sus puertas

El condado de Miami-Dade empezó hoy la fase uno de reapertura de su economía en una jornada donde todo parece moverse a una velocidad mucho menor que la que usualmente tiene el sur de la Florida.

Por empezar, más de la mitad del condado no ha reabierto. Las cuatro ciudades principales (Miami, Hialeah, Miami Beach y Miami Gardens) recién comenzarán a reabrir el miércoles. Las zonas comerciales más famosas, como Lincoln Road, Midtown, Desing District o Coconut Grove siguen con sus puertas cerradas por dos días más. Los centros comerciales, como Dolphin Mall o Brickell City Center, iniciarán actividades hacia finales de semana. Además, la gran mayoría de las oficinas tienen a sus empleados trabajando desde sus casas y las escuelas no volverán hasta el próximo año lectivo a finales de agosto, por lo que el tránsito en las autopistas del centro es mínimo (una rareza en esta región).

Pero pese a la lentitud con la que se está dando esta apertura, está claro que algo ha comenzado a cambiar. Las dos grandes zonas que se reactivaron hoy son Coral Gables y Doral. Ambas tienen un sector de comercios minoristas que por primera vez han abierto sus puertas después de dos meses. Con limitaciones, porque la nueva normalidad exige que empleados y clientes usen máscaras, que todos se mantengan a distancias de al menos seis pies y que, cuando se puede, todo se realice con turnos. Los locales pueden operar solamente al 50 por ciento de su capacidad, y quien no cumpla con esto corre el riesgo de que las autoridades vuelvan a cerrar su comercio.

Los pequeños comerciantes parecen haber entendido el mensaje con claridad. Nada en esta primera jornada se parece a lo que conocíamos hasta ahora. The Spot es una conocida barbería de Doral. Durante dos meses no recibió ni un solo cliente. Hoy reabrieron con agenda llena, pero el local mucho más vacío de lo que se acostumbraba ver. Usualmente, tenían ocho barberos trabajando a la vez. Hoy sólo había cuatro allí. La norma indica que tienen que dejar espacio entre estaciones de trabajo.

“Cada silla está a ocho pies de la otra. No estamos aceptando a nadie que llegue sin una cita. Los clientes no pueden venir acompañados y apenas entran les pedimos que se laven las manos, además de dejarse puesta las máscaras –salvo cuando tenemos que retocar sus barbas-“, contaba Loira Gonzalez, la recepcionista de este local. Esperan poder recuperar las pérdidas económicas de los últimos meses en lo que queda del año. Como símbolo de buen augurio cuentan que en esta primera jornada tienen todos los turnos dados hasta la medianoche.

Diferente es el caso de quienes venden ropa. Con la duda de que el virus viva en las superficies, mucha gente prefiere no ir a tiendas donde tengan que probarse indumentaria. La avenida más comercial de Coral Gables es conocida como la “milla de los milagros”, por la gran cantidad de locales de venta de vestidos de novia. Daisy Tarsi es un local que lleva allí 40 años. Maryellen Fonte, dueña de este negocio desde hace un cuarto de siglo, reabrió tomando precauciones incluso más estrictas que las que exigen las autoridades. A cada persona que entre al local se le exige el uso de máscaras y guantes. Las novias sólo pueden ir acompañadas por una persona más a las pruebas, nadie de la tienda las ayudará a ponerse el vestido y sólo se recibirá a quien tenga cita previa.

“He pasado hasta huracanes con este negocio abierto. Nunca vi una crisis tan grande como la que acabamos de vivir. He podido sobrevivir pagándole a mis empleados gracias a la ayuda del gobierno federal. Pero aún no he podido pagar la renta del local. Jamás se vio algo así”, afirmaba a esta publicación esta comerciante que hoy ha recibido sus primeros clientes en ocho semanas.

Los restaurantes hasta ahora sobrevivieron haciendo entregas a domicilio. Desde hoy pueden servir comida manteniendo seis pies de distancia entre las mesas y con cuatro personas por mesa a la vez. Para Pisco y Nasca, un amplio restaurante peruano, eso implicó sacar la mitad de sus mesas. Si esta nueva realidad se mantiene, les tocará reducir personal, aunque son optimistas de que pronto se podrá volver a trabajar con más normalidad. Mientras tanto, decidieron tomar medidas de precaución extra para darle confianza a sus clientes.

“A cada persona que entra le tomamos a temperatura con un termómetro infra-rojo y les pedimos que pasen por la estación de desinfección, donde ofrecemos alcohol en gel y toallas húmedas con alcohol”, asegura el gerente general, Enrique Arce.

“No veía la hora de poder salir un poco de mi casa. Vine a comer aquí porque sabía que podía sentarme al aire libre. Adentro aún no me animo”, confesaba a Angeles Ocejo quien acababa de sentarse en un restaurant por primera vez en más de dos meses.

En un condado con tanto comercio, famoso mundialmente por su shopping, es raro ver la lentitud con la que todo se está moviendo. Calles semi-vacias, locales con mucho espacio libre, y la gran mayoría de la gente con máscaras. Al menos en esta primera jornada, la adhesión a las reglas de la nueva normalidad en Miami ha sido muy alta.

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