Siria, Irán y Rusia, la nueva «Entente»
En el último tiempo, el conflicto en Siria no ha hecho más que agudizarse e internacionalizarse, con la intervención directa de Rusia e Irán en este país, ya sea por el envío de tropas terrestres o el bombardeo de objetivos estratégicos.
A comienzos del mes de octubre Rusia se involucró plenamente en la Guerra Civil Siria, del lado del régimen de Bashar Al Assad, atacando lugares controlados tanto por el ISIS como por otros rebeldes sirios, con lo cual cambió la configuración de fuerzas en el escenario sirio. Hasta el momento, el régimen de Al Assad recibió apoyo tanto de tropas iraníes como de la milicia terrorista Hezbollah, que es financiada por Irán y actúa como su “proxy” en la región. Los Estados Unidos, si bien también han llevado adelante una campaña de bombardeos en ese país, han criticado fuertemente el accionar ruso, ya que el Departamento de Estado considera que Rusia no bombardea al ISIS sino al resto de las agrupaciones armadas sirias, algunas de ellas apoyadas por los Estados Unidos.
La intervención de Rusia cambia el panorama en la región, ya que fortalece a Al Assad y mantiene el control del actual régimen sirio sobre el país. Sin embargo, actualmente Siria depende demasiado de su alianza con Irán y Rusia; por tanto, lo que ocurre en ese país y el resultado del sangriento conflicto ya no depende del dictador sirio sino de sus aliados.
La Guerra Civil Siria está estrechamente relacionada con la actual guerra de Irak, ya que ISIS también opera en este último país e, incluso, llegó a controlar militarmente casi un tercio del territorio iraquí y, en unos de sus videos publicados, ISIS mostraba cómo borraba la frontera sirio-iraquí con el objetivo de crear un futuro territorio unificado bajo un califato islámico. Respecto a esta amenaza, los Estados Unidos han empezado a actuar mediante operaciones militares como la que se pudo observar el pasado fin de semana con la liberación de setenta rehenes del ISIS por parte de comandos norteamericanos, lo que ocasionó la primera baja estadounidense en un enfrentamiento con la organización terrorista. En ese marco, el Pentágono ha prometido incrementar las acciones militares terrestres contra el ISIS.
La situación actual demuestra un recrudecimiento del conflicto y el fortalecimiento de Irán como actor regional. Esto puede observarse tanto en los acuerdos entre ese país y el G5 + 1 por la cuestión nuclear, o en el hecho que se ha invitado a Irán a las conversaciones de paz que se llevan adelante en Viena con el objetivo de intentar poner fin al conflicto que viene desangrando a Siria desde hace cuatro años y ya ha dejado más de 250.000 muertos. La incógnita que queda por revelar es cuál será el rol que Irán ocupará: ¿el rol de estabilizador, o seguirá apoyando al terrorismo o milicias afines para llevar adelante su agenda?
De cualquier forma, la violencia que observamos hoy día en la región está interrelacionada con el conflicto sectario entre Sunnitas y Shiitas, representados respectivamente por Arabia Saudita e Irán en el mundo musulmán. Cada uno de estos países compiten y luchan por mantener su esfera de influencia en la región y, en ese aspecto, Yemen, Siria e Irak son una simple muestra de cómo no puede pensarse a Medio Oriente sin tener en cuenta la relación entre religión y política. Lamentablemente, esta combinación genera la muerte y la destrucción que atestiguamos todas las semanas.