Sobre la meritocracia
En los últimos años el concepto de meritocracia fue muy nombrado y defendido por políticos desde el expresidente Mauricio Macri, referentes liberales argentinos y hasta publicidades de automóviles.
Estos suelen argumentar que Argentina tiene que volver a la meritocracia que ha sido detractada y que gracias a ella progresaremos, volveremos al sendero de la prosperidad y derrotaremos al populismo.
Pero, ¿es la meritocracia un concepto propio de una sociedad liberal?
Para empezar, definamos primeramente el concepto de meritocracia ya que suele ser bastante engañoso.
Etimológicamente, es un sistema donde se es digno de algo, recompensado y merecedor. Históricamente podemos observar que fue y es utilizada como base por instituciones donde prevalecen las regulaciones, donde existe una jerarquía, como universidades, escuela, ejército y la administración estatal; y mediante el mérito (calificaciones, puntajes, medallas, títulos, etc.) los sujetos escalonan idealmente a nuevos y mejores puestos en estas instituciones.
En una economía de mercado donde tenemos un sistema de precios libre, el éxito poco tiene que ver con el ser digno merecedor, no es objetivo sino que este es altamente subjetivo, el éxito no está vinculado directamente con la cantidad de horas de estudio, la cantidad de títulos universitarios o el esfuerzo y trabajo arduo reflejado en algo sino que (así como los precios) está vinculado a la teoría del valor subjetivo, donde las personas aprecian y eligen en base a gustos, costumbres y preferencias.
Los defensores de la «filosofía» meritocrática suelen contestar a los argumentos acá presentados diciendo que a los «mejores», como son merecedores y dignos, les va bien en la vida, pero la única prueba que tienen de que estos eran realmente los mejores es el hecho mismo de que les fue bien.
El ser «merecedor» no aplica en una sociedad libre sino en sociedades profundamente reguladas y jerarquizadas. El éxito en una economía de mercado se puede dar por diversos factores, hasta mismo por la suerte pero jamás estará garantizado por una élite que en base al mérito elegirá quién es digno del éxito.
Por si no ha quedado claro, es más fácil encontrar la meritocracia en un Soviet que en una sociedad capitalista liberal.