Antonio «Jaime» Stiuso sigue siendo el hombre más polémico del país. El pasado lunes 29 de febrero, brindó una declaración frente a la jueza Fabiana Palmaghini –quien luego se declaró incompetente por la investigación de la causa Nisman-. En dicha declaración, Stiuso se extendió durante 17 horas; luego de ello, la propia jueza decidió secuestrarle su celular, ya que no cesaba de consultarlo.

El ex hombre de la SIDE (AFI), se retiró del juzgado sin su teléfono debido a que mucha de la información que Stiuso aportaba sobre registros telefónicos y mensajes, la miraba en su dispositivo celular. Ahora, si esta causa pasa a fuero federal (cosa que será apelada por Diego Lagomarsino), el nuevo juez tendrá el teléfono con más contactos y con más riesgo de la Nación. Cabe recordar que Stiuso fue el principal colaborador de Alberto Nisman en la causa por el atentado contra la AMIA.

En esta declaración, pesa sobre todo el testimonio de Stiuso. No solo el tiempo que demoró, sino aquello que expresó. Jaime Stiuso dijo que el supuesto crimen de Nisman pudo haber sido cometido por militantes de la agrupación de ultra-izquierda Quebracho y por el sector piquetero liderado por Luis D’Elía. Fernando Esteche, líder de Quebracho, negó todo tipo de relación con la muerte del fiscal y dijo que era «una teoría fantasiosa» con el objetivo de «llevarse puesta» a la ex presidenta Cristina Kirchner. Más tarde, Esteche agregó: «La verdad es que decir que fue el ‘Gordo’ D’Elía o que fui yo, le baja el precio a la maniobra. Esto termina con el ‘Gordo’ Luis y conmigo en cana porque somos los presos posibles, pero en realidad van por Cristina y el ‘Cuervo’ Larroque».

“Muchachos, dejen de investigar la pista iraní en la causa AMIA”, les habría dicho a fines del año 2010 el entonces número dos de la SIDE, Paco Larcher, a Antonio Stiuso y a su equipo, luego de reunirse con la presidenta Cristina Kirchner, y tras llegar a la hipótesis de que los iraníes podrían haber sido quienes causaron el atentado a AMIA en 1994 durante el gobierno de Carlos Menem.

La función de Stiuso en el caso Nisman

Cuando Stiuso y Nisman se negaron a dejar de lado la pista iraní, ya era demasiado tarde. Una guerra de inteligencia se había desatado entre los sectores de la SIDE y los sectores kirchneristas. Dicha guerra comenzó cuando Jaime Stiuso denunció al ex experto informático de la SIDE, Iván Velazquez, de formar parte de un grupo dedicado a hackear correos electrónicos de funcionarios. El hombre de la SIDE, le dijo el pasado lunes 29 a Palmaghini que él había echado de la SIDE a Velazquez al enterarse de esta situación, y que luego éste “trabajó para la Policía de Seguridad Aeronáutica, para Aníbal Fernández y para el jefe de inteligencia el Ejército, general César Milani”. Vinculación altamente kirchnerista.

Más cerca de la medianoche del 29 de febrero, las declaraciones de Stiuso aún no habían finalizado. Luego de la muerte de Néstor Kirchner, Stiuso afirmó: “comencé a recibir presiones K por aquella negativa a desvincular a los iraníes», y agregó: “Nisman comenzó a recibir mails amenazantes que le advertían sobre los movimientos de su “mujercita” (Sandra Aroyo-Salgado, ahora ex mujer del fallecido fiscal) y sobre sus hijas, y que expresaban que se había puesto un precio de 30 mil dólares por su cabeza».

Según las conversaciones telefónicas que se filtraron y que eran propiedad de Nisman para la declaración que brindaría contra Cristina Kirchner, el referente iraní en la Argentina, Yousuf Khalil, conversaba con el líder de Quebracho y con D’Elía. El ex canciller Héctor Timerman, estaría también implicado en la propia denuncia que no pudo concretarse por parte de Nisman, pero si por Stiuso. Esas escuchas quedaron a cargo de Daniel Rafecas, quien, gracias a las presiones del kirchnerismo, archivó, sin investigar, la denuncia de Nisman. En aquellas escuchas, Khalil y Esteche se adjudicaban haber sido los autores intelectuales del pacto con Irán, que fue luego declarado inconstitucional por la Justicia en la actual presidencia de Mauricio Macri.

Hoy, sin Cristina en la presidencia, pero sí con presunta implicación de ella y de varios de sus funcionarios y/o colégas, se vislumbra incluso menos luz que con anterioridad. Quién sabe si algún día, el peor atentado de la historia de la Argentina, será esclarecido al fin.

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