Cuando comenzó a hacer gimnasia, una década atrás, Héctor Basta tenía 70 años y llevaba cuatro sin desarrollar ninguna actividad física. Con el paso del tiempo comenzó a sentir los efectos: “ahora noto que tengo mayor resistencia física y que mejoré mi capacidad de concentración, entre otros beneficios”.

Héctor es uno de los protagonistas de un fenómeno en crecimiento: el de los adultos de la tercera edad, de sexo masculino que se animan a hacer gimnasia de manera sistemática.

“En los últimos años, el dato saliente, si hablamos de actividad física en la madurez, es la mayor presencia de varones en los gimnasios. La cantidad creció un 10%”, dice Guillermina Negro, que es profesora en Educación Física (UNLP) en un gimnasio especializado en mayores de 50 años y miembro de la Asociación Gerontológica Argentina.

Con todo, las mujeres siguen siendo mayoría allí donde los adultos mayores se reúnen para hacer gimnasia.

“La proporción actual es de un 70% de mujeres y 30% de hombres y esto se explica por una multiplicidad de factores, aunque no hay certeza sobre las causas, sólo hipótesis”, dice Guillermina Negro.

Una de esas hipótesis dice que las mujeres mayores se preocupan más por su salud que los hombres y tienen una actitud preventiva ante las enfermedades más desarrollada que la de los hombres.

Por otra parte, según Negro, se cree que el trabajo doméstico puede incrementar la motivación para realizar actividad física regular.

“La mujer constata la involución e incapacidad a nivel óseo, muscular y articular propia del envejecimiento, tiene sentimientos de impotencia por no poder realizar como antes las tareas domésticas y muchas reconocen que ya tienen que limpiar despacio y algunas cosas ya no pueden hacerlas”, dice la especialista.

El trabajo doméstico suele ser agravante del deterioro de los huesos, músculos y articulaciones, dado que es un trabajo traumático debido a las malas posturas y movimientos extremos que exige,

“Muchas mujeres mayores creen ser activas porque realizan tareas domésticas, no percibiendo ni valorando las consecuencias negativas de las mismas”, dice Negro.

Otro factor que incide es que muchas mujeres que tuvieron, además de su rol de ama de casa, trabajos afuera con altos niveles de estrés, buscan, cuando disponen de tiempo al ser mayores, actividades recreativas fuera de su casa y la actividad física puede ofrecer beneficios que se adecuen a sus necesidades sociales, emocionales, lúdicas, orgánicas y motrices.

Otra de las hipótesis que se esgrimen es que las mujeres suelen asumir el rol de cuidadoras, dedicando su tiempo a esta tarea, abandonando el cuidado de su propio cuerpo. Al observar su deterioro físico y tomando conciencia de sus deficiencias motrices buscan apoyo para mejorar su condición física.

Por otra parte, cada vez más, los médicos recomiendan la realización de actividad física regular, y en estas edades son más las mujeres que los hombres quienes concurren a la consulta y siguen las recomendaciones médicas.

Otro de los elementos que ayudan a explicar esta prevalencia es que la expectativa de vida es mayor en mujeres que en hombres.

Por otra parte, también se constata que es mayor la cantidad de mujeres viudas que optan por la realización de actividades lúdico recreativas grupales para salir del estado de soledad o depresión. En esto casos, la actividad física se convierte en una herramienta muy útil y con excelentes resultados.

Al mismo tiempo, las mujeres tienen mayor preocupación e interés por la estética y el aspecto físico.

La nueva tendencia, hombres de la tercera edad haciendo actividad física

Con todo, en los últimos tres años comenzó a aparecer una nueva tendencia, por la cual crece el número de hombres que se preocupan por hacer actividad física pasados los 60 años.

Esto parece indicar, dice Negro, que existe una mayor toma de conciencia por parte de los hombres de la importancia que tiene la actividad física para retrasar el proceso del envejecimiento y favorecer una mejor calidad de vida.

Los geriatras han enunciado que “la actividad física tiene el mayor potencial para favorecer la salud durante el envejecimiento” (Shepard). El punto fundamental en el manejo del paciente de tercera edad, es su incapacidad física y su falta de independencia. Por tal razón, en diferentes estudios se ha animado a las personas mayores a la realización frecuente de actividad física y a ser más activos.

“El objetivo es lograr que la persona mayor logre mantener más independencia por más tiempo, con mejor capacidad funcional. Es decir, mantener la destreza en la movilidad, lo que involucra varios sistemas, como el corazón, pulmones, músculos, articulaciones”, según destaca el gerontólogo platense Vicente Tedeschi

Beneficios

La práctica de actividad física regular, sistemática y programada mejora la resistencia, movilidad, fuerza, equilibrio, coordinación, disociación, estabilidad, esquema y control corporal de las personas mayores, dicen los expertos.

Los beneficios pueden conseguirse en todas las esferas de la conducta y, sobre todo, en el desarrollo de hábitos de vida y actitudes ante la alimentación, medicación, autocuidado, relación social, utilización del tiempo de ocio y en la restauración de un concepto positivo de sí mismo.

Todo eso, según coinciden los especialistas, redunda determinantemente sobre la calidad de vida del adulto en la tercera edad.

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