Trigo: la producción a nivel nacional creció un 63 por ciento

Este año 2017 la siembra y producción de trigo han crecido notoriamente en relación a los valores de los últimos 6 años. En efecto, la siembra llegó a 6.360.000 hectáreas, es decir, un 45,5% más que la del año pasado. Esto se debe al efecto de la eliminación de derechos de exportación sobre los precios locales y, además, a la anulación de una serie de prohibiciones cuantitativas y cualitativas sobre las exportaciones de este producto.

El aumento del precio local del trigo, que llegó a 3490 $/ton al cierre de febrero de 2017, fue de 80% comparando con noviembre de 2015, lo que se tradujo en repercusiones sobre el precio de la harina en el mercado local.

En cuanto a la producción de trigo, podemos ver que la misma creció hasta llegar a 18.390.000 de ton, o sea un 62,7% sobre la cosecha anterior. Es fundamental tener presente que este desarrollo se basa en una recuperación gradual de este cultivo. También ha habido una muy buena recuperación de las toneladas producidas de maíz, las que llegarán a 36.500.000 de ton. Este es el producto que el gobierno decidió favorecer a este momento al bajar a cero los derechos de exportación respectivos y no hacerlo gradualmente como pasó con la soja.

Con las actuales producciones de granos y teniendo en cuenta que la producción de soja puede ascender este año a 54.000.000 ton o algo más, estaríamos llegando en este primer período de Mauricio Macri a un récord en la producción agrícola que sería de alrededor de 125.000.000 de toneladas, el que se estima seguirá aumentando en los próximos años.

Creo que esta es la forma de ver los resultados de la política, con números, no meramente con opiniones que suelen ser subjetivas. Necesitamos producir más trigo para lo cual es necesario seguir creciendo tanto en siembra como en rendimientos por hectárea, lo que mucho depende de las semillas y tratamiento del suelo que hagamos, aunque a veces las condiciones climáticas pueden favorecer o perjudicar los rendimientos.

Esta es la forma de hacer política, evaluado los resultados numéricos y no meramente las distintas opiniones, que pueden ser muy sensatas, pero que no son nunca una realidad tangible.

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