Un Día de la Bandera distinto
El pasado sábado 20 de junio se cumplieron 200 años del fallecimiento de Manuel Belgrano, creador de la bandera argentina. No sólo fue quién diseñó nuestro pabellón sino que fue un destacado protagonista político en los primeros veinte años del S. XIX: participa de la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, vocal de la Primera Junta que reemplaza al Virrey Cisneros en la Revolución de Mayo, general durante la Guerra de Independencia, promotor de un modelo monárquico para alcanzar la emancipación de Hispanoamérica. En definitiva, una persona que luchó por la libertad incansablemente en diversas formas.
Pero este último 20 de junio fue especial: no sólo por los 200 años de su fallecimiento sino porque parte de la ciudadanía en diversos puntos del país salió a protestar reclamando al gobierno del Presidente Alberto Fernández. La convocatoria popular se organizó a partir del llamado en distintas redes sociales para marchar con las banderas argentinas y se viralizó tanto la movilización como los comentarios a partir de los hashtags #Banderazo, #BanderazoFederal, #20J y #NoAlaExpropiación, entre otros. Se llegaron a contar en la previa a la marcha 69 localidades adheridas en todo el país: desde las más concentradas en población como Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza hasta localidades agrícolas, ganaderas y turísticas como San Antonio de Areco, Mina Clavero, Santo Tomé, Orán, Armstrong, Quimilí, Tucumán, etc. Algunos de los focos donde se prestó especial atención era en Avellaneda y Reconquista, provincia de Santa Fe, donde tiene su administración Vicentín, el conglomerado industrial argentino en el cual el Gobierno Nacional puso sus intereses intentando apropiárselo en las últimas semanas.
Bajo la consigna de mantener la distancia social con tapabocas de por medio o asistir dentro de vehículos particulares mucha gente se ha lanzado en caravanas a los distintos puntos neurálgicos de las ciudades. Y fue exitosa. Los medios tradicionales no pudieron esta vez apartar sus cámaras y micrófonos de las protestas generalizadas y asistieron a las marchas.
En la caravana de Buenos Aires el público se concretó en el Obelisco, donde está la Plaza de la República con los escudos de todas las provincias. Es el lugar donde se considera que probablemente se haya fundado la ciudad de la mano de Don Pedro de Mendoza en 1536.
Había todo tipo de reclamos y diversas personalidades mediáticas de la política: conservadores, liberales, reformistas, socialdemócratas, justicialistas, entre otros. Hubo quiénes reclamaban por Vicentín, otros que reclamaban por el fin de la cuarentena impuesta por el gobierno, otros por la libre circulación, muchos por la reapertura de sus comercios y fuentes de trabajo o para que se reactive el funcionamiento del sistema judicial en toda su dimensión. Había gente, incluso, que planteaban «el fin del nuevo orden mundial». Pero todos, absolutamente todos, ejercieron su derecho ciudadano a protestar pacíficamente conforme la Constitución Nacional.
Uno de los elementos que se mostraba como amalgama es el tema de la expropación de Vicentín. No se trata de esta empresa en particular, la cual debe resolver sus problemas financieros bajo la ley de expropiación, sino de la defensa de la propiedad privada. Muchos nos movilizamos con motivo de no quedar bajo la discreción y arbitrariedad del gobierno de turno, sea del color que sea. Es llamativo lo que sucede: ante la evidente crisis económica que está presente (inflación, cierre de comercios y fábricas, desempleo, aumento de la pobreza) el gobierno busca de dónde obtener divisas e ingresos. No puede recaudar mucho más porque simplemente no hay actividad económica viable. Podría buscar la forma de aliviar el peso a los contribuyentes y, de paso, reducir áreas que no son esenciales al Estado pero no, opta por aumentar el gasto público en general sin siquiera bajar los sueldos de la clase política.
Entonces, Vicentín termina siendo un reclamo de muchos que vemos esta intervención sobre la propiedad privada como un avance sobre los derechos civiles, en particular, el derecho a la libertad y la vida sin estar dependiendo del poder clientelar del momento. Es el Gobierno Nacional quién está rompiendo el Contrato Social.
La libertad es un sueño permanente. Un sueño aspiracional al cual no debemos nunca dejar de lado porque es lo que nos lleva a tener una vida digna y donde podemos ser capaces de desarrollar nuestras habilidades y creatividad. Bajo el yugo de un gobierno tutelar que busca ejercer el paternalismo machirulo, típico del populismo, no será posible la vida y tendremos que rendir cuentas permanentes sobre nuestro pensar y accionar pidiendo perdón sólo por respirar.
Celebro enormemente este acto de valentía de la ciudadanía el 20 de junio. Celebro que hayamos coincidido gente de diversas ideologías y creencias. Celebro que hayamos podido honrar la memoria y legado de Manuel Belgrano quien, acaso, haya sido uno de los más importantes protagonistas de nuestra independencia. Dejo una frase suya que nos sirve de inspiración diaria en la política y en la cotidianidad:
«El miedo sólo sirve para perderlo todo».
Las fotos pertenecen a Martín Yapur, autor de la presente nota
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