Escuela cerrada y sin alumnos

Escribo en la desolación, el agotamiento. Cansa soportar a delincuentes de la prensa, que agreden a través de un medio a gente que está en la función pública al mejor estilo nazi, acusando de nazismo, en un contexto de escrache público.

La semana pasada le tocó a la ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Soledad Acuña, por haber puesto sobra la mesa una realidad que “Nunca Nadie” se atrevió a decir durante el gobierno de Cambiemos. Una realidad que espanta, un antiguo estigma que traspasa las conciencias.

La Educación está cooptada por la ideología, ha dejado atrás la cultura y mucho más atrás la vocación de servicio al educando.

La falta de conocimiento del gobierno sobre educación queda marcada cuando los servicios educativos, en lugar de ocuparse del intelecto, se ocupan del vaciamiento del mismo. Cuando el Ministro de Educación de la Nación defiende tener escuelas cerradas, como pide el gremio, ignorando que los niños más necesitados se quedan sin el único brazo de intercambio y sustento social que les otorga el Estado, como es la Escuela. Más allá que los que menos tienen, no tienen internet. Por lo cual, la Escuela en casa se torna en un mero anuncio.

La Declaración Universal de los DDHH en la ONU plantea a la Educación como un Derecho, en su artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, haciendo obligatoria la educación primaria, gratuita y universal.

La Declaración data del 10 de Diciembre de 1948 y lo consagra de manera universal, Argentina adhiere en 1950 (o sea, hace 70 años) y lo toma como un deber del Estado, para la totalidad de sus ciudadanos. Con el paso de los años, se extiende este derecho a los estudios secundarios.

Por lo cual es factible deducir que si lo asume como un Derecho, es el mismo Estado quien debe prestar el servicio, a través de personal capacitado para ese fin como deberían ser los docentes, no sólo respecto de la asignatura a enseñar sino fundamentalmente de la ETICA PROFESIONAL que orienta su desempeño dentro del aula.

LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO que aplica el Estado, dentro de normas establecidas. Si ese Derecho es vulnerado por una de las partes, debe ser denunciado y por lo tanto suplantado. EL ESTADO ES RESPONSABLE POR ESTO.

En el sitio del gobierno educacion.gob.ar se detalla que “el sistema educativo argentino está regulado por la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006, que asigna al Estado la responsabilidad de garantizar la igualdad y la gratuidad de la enseñanza. La norma permite que todos podamos acceder a una educación de calidad que garantice la igualdad de oportunidades y la equivalencia de los resultados, más allá de las diferencias de origen”. Este mero enunciado, evidentemente, no está siendo llevado adelante ni en CABA ni en el resto del territorio de la Nación. Acuña fue la única (hasta ahora) con suficiente coraje como para decirlo.

Niños pensantes

Los argentinos sabemos que hace tiempo se ha mellado el camino de la Educación, antes entendido como un Derecho al pensamiento libre.

Desde la libertad para llegar a la deducción lógica, que lleva al debate y al aprendizaje en el intercambio de ideas; NUNCA en la imposición de ideas, porque, de ser así, es adoctrinamiento en alguna tendencia.

El adoctrinamiento, precisamente, que tan bien impuso el nazismo a través de Joseph Goebbels, tanto en la Educación como en los Medios de Comunicación, incipientes en esa época; mediante la formación de Juventudes Hitlerianas y de la propaganda nazi en las escuelas y centros de educación. ¿Estamos repitiendo eso?

La Ministra, esta semana, expuso la realidad existente en la Educación, que depende de su Ministerio, donde coexiste un gremio que busca sacar provecho de no trabajar, es decir de no dictar clases presenciales, con la excusa de la pandemia y con el adoctrinamiento ideológico que es una forma de impedir la Educación a los estudiantes, generando males futuros, como lo son la dependencia y la esclavitud en el sistema social, por la falta del pensamiento crítico.

El trivial debate escenificado por los gremios docentes se centró en la apertura o no de la escuela, derivando en agresiones personales, usando un medio mediocre, acorde, por cierto, como es Página 12, para narrar una historia de vida educativa de la ministra, marcando como “Vergonzoso” para que sea ministra de Educación, remarcando que alguien que se educó en una escuela privada fundada por un nazi, no es digna…

Reflexionemos, porque este nazi poseía identidad falsa, nadie sabía quién era, así como muchos otros criminales de guerra entraron al país, protegidos por Juan Domingo Perón. Fue cuando terminó la guerra, escaparon a la lejana Argentina cambiando su identidad, tal el caso de Priebke.

Por lo cual la actual ministra, como todos los alumnos que por esas aulas pasaron, los docentes que allí dictaron clases y los padres que enviaban a esa escuela a sus hijos, fueron engañados y no por eso, vamos a decir que son todos nazis sino víctimas de una mascarada.

La llegada de los nazis y su ocultamiento bajo identidad falsa, en complicidad con el primer gobierno peronista, costó a la Nación Argentina que EE.UU. y Europa la castigaran mediante la negativa a comprar nuestros alimentos, por otorgar refugio a los genocidas. Así dejaron de adquirir nuestros cereales y carnes. Por estas medidas, también se exiliaron artistas y científicos.

Es inútil negar esa parte de la historia

El medio afirma que Soledad Acuña es nazi, sólo por haber cursado estudios en una escuela, ignorando que era dirigida por un criminal de guerra, desconociendo que la formación profesional de un individuo no termina en la Escuela Secundaria. Parece que omiten que las actitudes que ellos imponen, son verdaderas conductas que responden al nazismo, “dime de que alardeas y te diré de que careces”.

La realidad sobre la mesa

Dicho todo esto, me pregunto ¿Qué nivel de educación pretenden los gremios docentes para sus afiliados, cuando no son capaces de articular ni fomentar la participación en de cursos de formación que son necesarios; y que categorizan y elevan el nivel académico del docente?

La ministra puso sobre la mesa una realidad que excede los límites de su Ministerio, es una realidad nacional y en su transversalidad, daña a todos los sectores sociales, pero daña aún más a los niños que menos tienen, porque carecen de medios para seguir una clase por internet y en esta situación de emergencia económica, con tantas familias sin recursos, terminan en el abandono y la marginación social.

¿Será eso lo que buscan los popes gremiales?

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