Vaca Muerta: una agenda de competitividad renueva las esperanzas
Renovando las esperanzas en el desarrollo de Vaca Muerta, ayer el presidente Mauricio Macri realizó una serie de anuncios en una conferencia de prensa en la que estuvieron presentes los dirigentes petroleros Guillermo Pereyra y Manuel Arévalo; el gobernador neuquino Omar Gutiérrez; el intendente capitalino Horacio Pechi Quiroga y el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
Diferenciándose de anuncios pasados, las nuevas reglas para la explotación de Vaca Muerta pueden interpretarse como un “leading case”, un caso testigo donde el gobierno podrá experimentar a pequeña escala un plan destinado a incrementar la productividad en base a criterios competitivos. En esta oportunidad las reglas propuestas se presentan amigables a los mercados, distintas al discurso nacionalista con el cual se infló la burbuja de Vaca Muerta en tiempos no muy lejanos.
Si bien todavía se está estudiando la letra chica y faltan precisiones que no contribuyen a generar certidumbre, después de intensas negociaciones durante el 2016, hoy se puede hablar de un consenso que aúna a los distintos sectores implicados tras el desafío de reactivar el tercer reservorio de hidrocarburos no convencionales en el mundo, en el que prevalece la certeza de que se necesitan reglas claras orientadas al largo plazo para la llegada de inversiones. El gobierno de Macri ha de ser el garante de este acuerdo, sabiendo que de su éxito depende en gran medida su permanencia en el poder. Aquí el gran desafío pasa por confrontar directamente con la tesis populista de la inmediatez y trabajar con la mirada puesta en el largo plazo, lo que representa un gran interrogante en un año electoral.
Los objetivos pasan por promover la llegada de inversiones en breve, sostenidas y en ascenso con el correr del tiempo. Estableciendo normas claras para la actividad, coherentes con un esquema competitivo, lo cual requiere fundamentalmente consensos, estabilidad y reducción de los costos –fiscales, laborales, financieros, etc.- de producción de crudo y gas (tight gas, shale gas y shale oil). Según Macri, “hoy se abre una nueva etapa para la energía de nuestro país” basada en el desarrollo de los yacimientos no convencionales. El presidente anunció que las empresas del sector realizarán una inversión de 5.000 millones de dólares durante este año. Las petroleras que participarán de la extracción de gas en Vaca Muerta: YPF, Total, Pan American Energy, Chevron, Shell y Dow, se “comprometerán a planes de inversión que llegarán 15.000 millones de dólares por año desde 2018”.
Desde hace unos pocos días, el gobierno nacional eliminó las retenciones a la exportación de petróleo y derivados. La normativa que imponía un impuesto especial a las exportaciones petroleras estaba incluida en la ley 25.561 que quedó automáticamente sin efecto una vez vencidos los plazos legales el 06 de enero último, ya que no hubo un decreto presidencial que la renueve. De esta forma, se cumple con uno de los requerimientos de las provincias petroleras, beneficiando especialmente a Chubut puesto que el 35% de su producción se destina a mercados internacionales. Por su parte, fruto de distintas negociaciones con Nación, las importaciones han sido limitadas al ritmo de la oferta local para cubrir la demanda.
En lo que respecta a los intereses neuquinos, los anuncios son positivos y conformes a lo que ya se venía anticipando. Se auguran inversiones cuantiosas y se mantiene alta la expectativa de una creciente rentabilidad proveniente de las regalías gasíferas ya que, relativo a la continuidad del Plan Gas, se mantendrán los subsidios hasta el 2020.
Dado el objetivo del gobierno nacional de acercarse gradualmente a precios internacionales, el barril criollo desaparecerá paulatinamente, con descuentos mensuales, pero tendrá un piso de 55 dólares para el crudo de Neuquén y Río Negro.
Como ya se esperaba, en conjunto con Nación, se llevará a cabo un plan de desarrollo de la infraestructura de la región.
Tal como se había anticipado, en el relanzamiento del yacimiento la clave pasa por la reforma laboral, presentada esta mañana por Mauricio Macri como una “revolución del trabajo”. Para ello fue crucial el consenso con los gremialistas, Pereyra y Arévalo. Fundamentalmente, el acuerdo consiste en una adenda al convenio colectivo, regulando el trabajo asociado a la producción de hidrocarburos no convencionales que no estaba reglamentado en el convenio vigente. Según ha trascendido, el tiempo de traslado y de pernocte en los pozos no se remunerará como horas extras, además se admitirá que un empleado realice más de una tarea en el yacimiento. A cambio, los empresarios comprometerán inversiones y el Estado fijará el precio del plan de estímulo Gas Plus para este año.
No obstante, aún resta pautar la letra chica y la conflictividad está a la orden del día en materia laboral, en el marco de una economía que lucha por superar una etapa recesiva. En estas últimas semanas, los conflictos dentro de Halliburton y Schlumberger han desbordado al mismo Guillermo Pereyra, quien a su pesar ha debido involucrarse. Claramente, a los fines de preservar sus intereses el sindicalismo no tiene mucho margen para acompañar a un gobierno acusado de “flexibilización laboral”. Sin ir más lejos, apenas el presidente hizo los anuncios del día y queriendo bajar el tono de las discusiones gremiales por venir, el gobernador Gutiérrez expresó que “No existe una flexibilización laboral, lo que sucede es que no estaba en el convenio el no convencional”, y aseguró que “el marco regulatorio beneficia a los trabajadores”. A la vez que Guillermo Pereyra, con presteza desmintió que no esté previsto pagar horas extras o traslados en el nuevo acuerdo.
Salta a la vista que en Argentina los costos pasan por una cuestión de carácter político antes que económico, dada la red de intereses y prebendas que, con reglas anacrónicas, obstaculiza el crecimiento económico. Enfrentar las trabas a la producción significa reducir el “costo argentino”, dentro del cual encontramos las rigideces del mundo del trabajo encabezando la lista. Es uno de los temas que el Ministro de Hacienda, Dujovne, se propone enfrentar junto al Ministro de Trabajo, Triaca, ya que cristaliza privilegios al mismo tiempo que eleva irrisoriamente los costos de contratar empleados.
De esta manera, crear un régimen administrativo, impositivo y laboral singular para Vaca Muerta, replantea las condiciones del negocio y le da la oportunidad al gobierno de Macri de experimentar con un conjunto de reglas que, de ser exitosas, podrían extenderse a otros enclaves económicos, a los fines de incrementar la competitividad de forma gradual y por sector, eliminando rigideces para la mejora de la productividad. Se trataría de diseñar una agenda de competitividad a pequeña escala, en principio orientada a revolucionar el sector energético, para luego extenderse para apalancar el crecimiento de toda la economía.
Por lo pronto, los anuncios hechos hoy quedan enmarcados dentro de un acuerdo federal, eminentemente político, mediante el cual el gobierno nacional intentará lograr un consenso mínimo alrededor de cláusulas que promuevan la producción y la estabilidad, con el objetivo de obtener compromisos de inversión por parte de algunos empresarios, de paz social por parte de los sindicatos y de gobernabilidad, del lado de la dirigencia de las provincias petroleras.
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