Venezuela, ante su gran chance: un cambio de rumbo
Por primera vez en 17 años, el oficialismo podría sufrir una derrota y el pueblo venezolano lograr un cambio de rumbo. Venezuela ha comenzado a transitar el camino del cambio. A horas de que los venezolanos terminen de elegir a los 167 diputados de la Asamblea Nacional, se vive un clima tenso y no cesan las especulaciones sobre los cambios políticos que podrían traer las elecciones a un país abrumado por la crisis económica.
Encuestas señalan que los venezolanos quieren un cambio en el modelo político. Por primera vez, el oficialismo se encuentra en desventaja frente a la oposición, que figura como favorita para vencer. Además la popularidad de Maduro se ha visto negativamente afectada por una crisis económica y social caracterizada por una inflación galopante y severos problemas de desabastecimiento de alimentos y otros bienes básicos.
Hoy, domingo 6 de diciembre, los venezolanos tienen la oportunidad de elegir el cambio.
Se presenta una oportunidad histórica para el CNE (Consejo Nacional Electoral): la de defender la decisión de los venezolanos sea cual sea el resultado. Actuando siempre del lado de la verdad.
Un repaso por la actualidad del país
Actualmente, Venezuela se encuentra atravesando una etapa económica dura, con una inflación que ya superó el 200% en lo que va del año y que podría llegar, a fines de 2015, al 300%. Hay escasez de productos como el papel higiénico, la leche, el aceite y otros alimentos básicos. La falta de alimentos ha llevado a que los ciudadanos salgan en pequeñas turbas a robar camiones y mercados.
El control de precios, la política cambiaria y la reglamentación laboral, entre otras políticas, estarían restringiendo y espantando la entrada de capital extranjero al país.
Por otro lado, se pueden constatar persecuciones a empresarios y constantes violaciones al derecho de propiedad.
En el sector energético, los cortes de electricidad son frecuentes. Culpa de la disminución en la producción de crudo, hay menos dólares para importar alimentos, entre otros bienes.
La libertad de expresión en Venezuela se encuentra en apuros; la censura y autocensura han sido la sombra de los medios de comunicación venezolanos durante muchos años, y el atropello a cualquier idea u opinión distinta a la del Gobierno actual se ha intensificado. La persecución a estudiantes y dirigentes opositores conforman otro aspecto de la realidad venezolana. La barrera mediática está cada vez más fortalecida, dejando muy poco espacio para la diversidad de fuentes de información a la ciudadanía. Cada día se estrechan más los canales de información oficial y, a su vez, se castigan y eliminan las vías alternas. El gobierno de Nicolás Maduro fue avanzando sobre la prensa escrita y audiovisual, pero hasta hoy no habían avanzado demasiado sobre internet y, en particular, sobre las redes sociales donde se busca regular las mismas y el contenido que se publica en ellas.
La inseguridad en Venezuela es preocupante, debido a que nadie se siente seguro en las calles, ni siquiera durante el día. Por las noches, la gente permanece en sus hogares con sus puertas cerradas, por temor a salir y ser víctima de secuestros, asaltos, violaciones y una enorme cantidad de hechos que amordazan la vida de los venezolanos. Este problema no es reciente. Ha venido creciendo a lo largo de los años y continúa en crecimiento, ya que el gobierno no toma medidas frente a los hechos narrados. No es irrelevante que la inseguridad ocurre por diversas razones como el desempleo, la falta de estudio, la marginalidad en que se vive, entre otras. Los venezolanos están desesperados por la profunda crisis económica y social que atraviesan.
La disminución o completa paralización de actividades de producción que tradicionalmente se producían en el país, trae necesariamente consigo el desempleo y el subempleo.
La carencia de ingresos en el seno de las familias a causa del desempleo y del subempleo, acarrean la marginalidad y la delincuencia.
En síntesis, los mayores problemas que aquejan a Venezuela son los siguientes : el desempleo, el subempleo, la marginalidad, la ausencia de seguridad social (asistencia hospitalaria y sistema de pensión y jubilación) y personal (protección y el resguardo, tanto de los bienes personales como de los bienes materiales de los habitantes de un país), la delincuencia, la drogadicción, la prostitución y el embarazo precoz.
La situación presente en Venezuela es terrible, la corrupción que hay da miedo y la economía vive una situación de crisis. Sufrimos, por último, el atropello de un régimen que no quiere aceptar el fracaso de su modelo.
El pueblo venezolano tiene hoy la oportunidad de elegir el cambio de rumbo, dejar los miedos atrás para transitar un nuevo camino.