Villa Mascardi: La justicia revisará los daños que provocaron los mapuches

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Villa Mascardi en vilo

Parte de las instalaciones de Gas del Estado en Villa Mascardi

La Justicia Federal de Bariloche se prepara para constatar los daños que la supuesta agrupación mapuche Lafken Winkul Mapu efectuó sobre el predio que pertenece a Gas del Estado, en Villa Mascardi, a 35 kilómetros de Bariloche.

La diligencia ordenada por la fiscal federal Silvia Little estaba prevista para el lunes 2, aunque debió reprogramarse debido a la presencia de integrantes de la agrupación mapuche dentro del lugar. No obstante, fuentes confiaron que se llevará a cabo en los próximos días y la misma podría estar a cargo de efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).

El predio vacacional de Gas del Estado es lindero al del obispado de San Isidro, que también es ocupado por los mismos encapuchados, sobre el cual hay una medida judicial vigente de desalojo dispuesta por el juez de garantías Martín Arroyo.

El avance de los mapuches, desde su instalación en 2017 en tierras pertenecientes a Parques Nacionales, fue sostenido y alcanzó tanto a predios privados como públicos.

Los responsables del predio de Gas del Estado denunciaron en mayo de este año a los mapuches por incendiar una cabaña y agredir a los bomberos de la Policía Federal que acudieron a extinguir las llamas.

La presencia del grupo quedó manifiesta cuando colocaron carteles, banderas y trapos de la agrupación en la tranquera del lote, aunque en los últimos días también varios de sus integrantes fueron vistos en el interior.

Están adentro del predio, van de un lote a otro e incluso se refugian en uno de los edificios de Gas del Estado que permanece en pie. La chimenea humea todo el tiempo”, sostienen los vecinos.

Además del incendio que provocaron en una de las cabañas, los mapuches derribaron un árbol legendario que cayó sobre otra de las edificaciones que tenía el complejo vacacional.

La primera denuncia que realizó el organismo nacional fue el 22 de mayo, cuando una de las estructuras quedó reducida a cenizas producto del incendio que causaron y que se adjudicaron. Luego también se radicó otra presentación ante el Juzgado Federal por usurpación, cuando los mapuches avanzaron sobre el terreno y tomaron posesión.

A fines de agosto, la comunidad mapuche denunció que fue blanco de un ataque “a tiros” de parte de desconocidos que estaban apostados en el predio de Gas del Estado. A partir de ese ataque, que denunciaron a través de sus redes sociales, anunciaron la “necesidad y urgencia” de avanzar en la ocupación del territorio hacia otras tierras de jurisdicción nacional, haciendo referencia puntualmente al predio en cuestión.

Mantenemos firme nuestro lineamiento en la recuperación y control territorial, en base a la autodefensa y la autonomía”, dijeron los mapuches en sus declaraciones públicas y agregaron que “contra la envestida racista, policial y para policial combatiremos hasta el final”.

Su anuncio de avanzar sobre ese lote se cristalizó poco después cuando, definitivamente, tomaron posesión del terreno público, que motivó la denuncia correspondiente en el Juzgado Federal.

Con su instalación en el último lote, ya son tres los espacios que ocuparon los encapuchados, dos de ellos con causas que tramita el juez subrogante de Bariloche, Gustavo Zapata, y la restante en trámite en la justicia ordinaria por tratarse de una propiedad privada. Este último es el único que tuvo avances con la orden de desalojo, que luego el Obispado de San Isidro solicitó que no se actúe hasta que no estén “las garantías” en materia de seguridad para los ocupas y los efectivos que lo lleven adelante.

Mientras tanto, el Ministerio de Seguridad de la Nación y la Secretaría de Estado de Seguridad y Justicia de la provincia de Río Negro avanzan en un plan de seguridad para la zona, cuya implementación es inmediata, con la puesta en funcionamiento de las cámaras de seguridad, tanto fijas como en móviles de Parques Nacionales, y el incremento de efectivos de Gendarmería Nacional.

Así quedó la futura Escuela de Guardaparques de Villa Mascardi

El espacio que la Administración de Parques Nacionales mejoró para la instalación de la Escuela Nacional de Guardaparques, en Villa Mascardi, está destruido. Los constantes ataques vandálicos que se adjudicó la agrupación mapuche Lafken Winkul Mapu demuestran el nivel de desprecio de sus integrantes por bienes ajenos, sean públicos o privados.

En 2016 autoridades nacionales, locales y regionales anunciaron una inversión de $28 millones para readecuar las instalaciones del ex Hotel Mascardi y albergar a los aspirantes a la carrera de Guardaparques, debido a que reunía todas las condiciones ideales para el dictado de la carrera.

El objetivo era destinar el edificio no sólo a las distintas capacitaciones teóricas y prácticas sino que además contaba con la infraestructura ideal para poder albergar a los aspirantes.

Sin embargo, un año más tarde la agrupación mapuche se instaló en un predio lindero de seis hectáreas y desde entonces inició un avance hacia los lotes cercanos, provocando ataques vandálicos, incendios y daños irreparables.

Tiempo atrás el predio fue cedido en comodato a la Federación de Obreros y Empleados Telefónicos de la República Argentina (FOETRA) aunque durante la gestión del expresidente Mauricio Macri Parques Nacionales recuperó la administración del predio.

La agrupación mapuche dañó los vehículos de Parques que estaban estacionados en el lugar, destrozó las maderas decorativas del edificio y se apoderó de las chapas del techo. Así lo denuncian los vecinos de Villa Mascardi, quienes son testigos recurrentes del avance mapuche sobre el edificio.

Incluso en el patio del exhotel había varios vehículos oficiales estacionados, los cuales fueron incendiados y destrozados. Las cubiertas que utiliza la agrupación mapuche para armar sus barricadas en la Ruta 40, cada vez que realizan alguna manifestación sobre el trazado son extraídas de los móviles que están estacionados allí y que quedaron inservibles.

Diego Frutos, uno de los vecinos damnificados por el avance de la agrupación y víctima del “constante hostigamiento”, recorrió el predio y filmó los daños que presenta el edificio en la actualidad.

Esto es lo que iba a ser la Escuela Nacional de Guardaparques, así han dejado los vehículos totalmente destrozados. Así estamos, así están las instalaciones”, dijo Frutos, y relató: “Vidrios rotos, puertas destrozadas, encapuchados haciendo los destrozos a los que ya nos tienen habituados”.

Frutos aseguró que “durante las noches siguen sacando maderas para hacer sus chozas y cabañas en la montaña” y mostró también las inscripciones que dejó la agrupación mapuche en las paredes del lugar: “Tierras robadas serán recuperadas”, sostiene uno de los grafitis.

Al edificio le quedan unas pocas chapas aunque ya no tiene persianas y los vidrios están deteriorados por completo.

Clima de tensión en Villa Mascardi

El vínculo entre la agrupación Lafken Winkul Mapu y los vecinos de Villa Mascardi está roto. Las familias que participan de la supuesta “reivindicación de tierras ancestrales” confrontan con los vecinos de manera permanente no sólo con ataques vandálicos sino también con amenazas verbales.

Frutos intentó dialogar el fin de semana con los encapuchados que estaban en el interior del predio perteneciente al Obispado de San Isidro sobre el cual rige una orden de desalojo que todavía no se ejecutó.

¿Podemos hablar?”. El vecino intentó establecer un diálogo con los mapuches, aunque sólo recibió insultos y amenazas. “Tomátela, dale. Vos hablás mierdas de nosotros”, gritaron desde el predio ocupado.

Los mapuches se quejaron de las acusaciones de los vecinos de arrojar piedras y provocar daños en las casas cercanas y dijeron que “son puras mentiras”. No obstante, en cada avance que protagonizan, dejan su sello con inscripciones mapuches y mensajes críticos hacia las autoridades.

Dejate de joder”, gritan los mapuches al vecino, quien retrucó: “Vengan a hablar”. El intento de establecer una charla cordial fracasó.

El hombre aseguró: “No es posible hablar con los encapuchados, sólo recibimos insultos y amenazas, y nadie hace nada” y se lamentó de que “las autoridades provinciales o nacionales no hagan nada para revertir esta situación”.

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